La policía se empeña a fondo para que el BBVA tire a una familia de ancianos de su casa.

Ayer 15 de febrero, hemos acudido varias decenas de personas a apoyar a una familia víctima de la crisis. Una familia compuesta por cuatro personas que subsisten con una pensión por incapacidad, ya que los dos hijos, que son los que podrían trabajar, se cuentan entre los cinco millones de parados. Queríamos evitar que echaran a la calle a una familia para que el BBVA tuviera en su lista de inmuebles un piso vacío más. Antes se había intentado negociar con el banco un alquiler social, de manera que se pudieran quedar en su casa, y a la vez el banco se beneficiaría de cobrar un alquiler, pero el BBVA se negó. También se había solicitado al juzgado que no efectuara el desahucio atendiendo a razones sociales, rechazando éste la solicitud.

A las 11, ubicados en la casa de la família, hemos comenzado a explicar la situación y corear consignas, y se ha ido aproximando gente. Unas cuantas personas se han unido al grupo y bastantes se han quedado como expectadoras. Hacia las 11:30, hora a la que estaba fijado el desahucio, hemos formado una triple fila delante de la puerta, con el fin de evitar que la comitiva encargada de ejecutar el desahucio accediera a la vivienda. Mientras, ha llegado un hombre que formaba parte de la comitiva que tenía que ejecutar el desahucio -con una pegatina facha en el casco-. Un rato después, no sabemos si en relación con las llamadas telefónicas que esta persona ha hecho, han comenzado a llegar policías nacionales, hasta dos furgonetas llenas y otros cuatro en moto, y se han situado a unos metros del grupo.

Cuando ha llegado la comitiva judicial, se ha dirigido a los policías. Poco después estos han empezado a actuar. Su misión era retirarnos de delante de la puerta, y en un primer momento se han puesto a ello empujando a las personas que estaban cerca de la puerta para apartarlas. Ante este ataque tan desigual e injusto, varias personas que estaban viendo lo que ocurría, se han unido al grupo. Los policías han conseguido hacer retroceder el grupo, pero todavía quedaba gente delante de la puerta. Entonces, mientras unos empujaban, otros han empezado a sacar a la gente tirando, y sobre todo tirándola. Tirándola al suelo y arrastrándola lejos de la puerta, o tirándola hacia afuera. En ese momento, un policía ha dado un fuerte golpe en las costillas a una compañera que estaba de espaldas a él, intentando mantenerse cerca de la puerta. Al final han conseguido desplazarnos del todo y”tomar” la puerta. Un cerrajero ha reventado la cerradura con un taladro y así se han hecho con el piso.

La familia ha sacado de la casa unas cuantas cosas y las ha llevado en el coche. Después, la misma familia se ha metido al coche, su nuevo hogar. Mientras, el BBVA se ha hecho con un nuevo inmueble, que no podrá vender y que no quiere alquilar.

Cuando se ha pedido el número a un policía que se había ensañado especialmente, nos ha remitido a su jefe, y éste ha respondido pidiéndo el DNI a quien quería saber el número, con clara intención de intimidar y de que ni siquiera los pocos derechos que tenemos para hacer frente a su violencia los podamos ejercer. Una compañera se ha identificado y hemos conseguido que nos lo mostrara.

La compañera lesionada por el policía ha acudido a urgencias, de donde ha salido con tratamiento y el parte de lesiones. Hay más compañeras y compañeros con lesiones, y algunos han manifestado su intención de dirigirse a un centro médico.

Las vías para protestar por la violencia policial se debatirán en la asamblea del próximo viernes, 17 de febrero.

La lucha por el derecho a la vivienda sigue. Por todas las vías. Una de ellas la Iniciativa Legislativa Popular por la dación en pago, la moratoria de desahucios y el alquiler social (como máximo el 30% de los ingresos de quienes las ocupan), en la que esperamos recoger más de 500.000 firmas.