¿Cómo no ser anarquista?

I

La sociedad actual es un conjunto de desigualdades. La autoridad del hombre sobre el hombre y la explotación de la persona por otro individuo, son las dos iniquidades supremas, los dos mayores crímenes contra la humanidad, las más duras desigualdades, madres de todas las iniquidades. La autoridad y el derecho de posesión, son la base y el fundamento de la organización social existente. Y la religión, vil proxeneta del estado y el capital, es el opio maldito que adormece y oprime al pueblo, volviéndolo manso y resignado con sus consejos maléficos, tendentes a aplastar las realidades de la vida, poniendo sus esperanzas en un paraíso utópico de este mundo.

Para cualquier lugar que dirijamos la vista, sólo veremos desigualdad y el crimen, el dolor y miseria, lágrimas y muerte. Y – contraste terrible! – Junto a las numerosas masas de gente hambrienta, seres envilecidos por la miseria , hombres, mujeres y niños anémicos, harapientos, hambrientos, otras personas, otros seres, otros hombres embrutecidos por orgías infames, reventando en la hartura, vestidos de pieles y sedas, y cargados de joyas, – que es un insulto hecho a la miseria del proletariado, al monopolizar el patrimonio universal.

Así, en esta sociedad presente: para aquellos que trabajan y todo producen; para los que descienden a la mina para arrancar de las entrañas de la tierra, metales, piedras preciosas, carbón …; para los que fabrican telas de calidad, construyen cómodos autos, levantan suntuosos palacios …; para aquellos que trabajan la tierra, dejan en el surco la semilla, recogen los frutos y cosechan, bajo un sol de fuego, las doradas y punzantes espigas que posteriormente complacen el paladar de los que no quieren o no saben producirlo. ..; para estos trabajadores y productores, y – oh! Sarcasmo! – esclavos; para estos, repito, una vivienda ruin, sin luz ni ventilación, anti-higiénica; la escasez de alimentos y la malos alimentos, insuficientes para renovar sus energías gastadas en el trabajo rudo y diario; vestidos groseros, mal remendados, sucios …; el estómago siempre insatisfecho y los miembros siempre cansados; la anemia, la tuberculosis apoderándose del organismo; y, a veces, la muerte por hambre y frío …

Y en cambio, para aquellos que no producen nada, para los vagos, para los parásitos, una morada y suntuosas casas, los deliciosos manjares, los caprichosos vinos, las pieles, las sedas, limusinas, la literatura, el arte … todo: la luz, el aire, las flores; facilidades materiales; placeres del cuerpo y el espíritu … Pero por encima de todos, los placeres corporales, porque la burguesía, en su mayor parte, impulsado por un materialismo sórdido, es incapaz de sentir profundamente los placeres intelectuales. Valiente Filosofía burguesa! Primorosa justicia la que preside la sociedad actual!

Y si la filosofía burguesa es admirable por su cinismo, aún más admirable por su estupidez, es el trabajador sumiso.

Los trabajadores cansados ​​de trabajar, apenas pueden satisfacer sus necesidades más perentorias. Sin embargo, resignándose a lo que él llama su suerte, en lugar de rebelarse contra todo y contra todos. – No se realizaron para nosotros las riquezas, ni las comodidades, ni los placeres del mundo! – Piensa estúpidamente. Y continúa vegetando, sin que el espectáculo de tan demasiado lujo y tantos crímenes que ocurren a su alrededor, infiltre indignación en su espíritu abatido.

¿Y por qué?
¿Por qué es que los trabajadores son mansos y pacientes como ovejas?
¿Por qué esta resignación suicida?
¿Cómo no entienden que tienen derecho a la vida, a el patrimonio universal que les pertenece por ley y que debe pertenecer por echo?

Oh!, Es porque el trabajado no sabe nada, no ve nada, no oye nada, no entiende nada. La ignorancia atávica, las mentiras que de niño le enseñaron, y los prejuicios arraigados en el cerebro de la mayoría de los hombres: el medio ambiente morboso en el que vive; el empeño en que tiene la clase burguesa en que no se instruyan; las leyes coercitivas de la libertad individual, que impiden que los hombres de nobles sentimientos propaguen profusamente ideales de redención; el trabajo extenuante que está presente; la falta de comida y descanso, y la cobardía moral que todo esto genera, provoca que el trabajador no pueda pensar y analizar por sí mismo, y considera que los males que le aquejan no tienen remedio, que la organización social debe ser siempre la misma, que la autoridad es necesaria y que la explotación es lógica, porque siempre habrá ricos y pobres, como dicen que dijo el dios cristo de los católicos.

Así piensa y cree la mayoría de los trabajadores, eso que se llama el pueblo, la masa, también conocido como vulgo … Pero junto a estos trabajadores más sumisos, hay una minoría de trabajadores rebeldes, de individuos liberados de creencias absurdas, de hombres que ya no están aborregados, porque están liberados de todos los dogmas, y han pasado a ser individualidades conscientes. Y esta minoría de trabajadores es numerosa y fuerte, y más potente, por tanto que la mayoría, a los que arrastrará tras de sí, inevitablemente, en el día de la revolución, si no puede convencerla de que no es prudente asumir. Estos trabajadores rebeldes, estos hombres conscientes, dignos descendientes del mitológico Satanás y Espartaco, conocen el sufrimiento, y quieren su abolición total, estudiando las causas del dolor universal y sabiendo cómo encontrar el remedio.

Se ha demostrado, con el argumento incuestionable, que todas las religiones son falsas; la tierra y todo lo que se produce en ella, es el patrimonio común de todos los hombres; que la propiedad es un robo, y el derecho a la herencia, porque el engrandecimiento de la propiedad individual,es un verdadero crimen; que la autoridad es inútil para el bien y es fomentadora del mal, y que su única misión es la de mantener los privilegios de los usurpadores de toda la riqueza social; que esos límites que marcan las fronteras, que dividen la tierra en parcelas llamadas naciones, son debido al odio entre los habitantes de un territorio y otro, deben desaparecer, así como los ejércitos creados y mantenidos no sólo para la guerra, sino también para hacer silenciar las voces de los esclavos cuando, cansados ​​de sufrir, piden un poco de libertad, igualdad o justicia. Al hacer la crítica de la sociedad, puesta en evidencia los horrores que la organización actual engendra.

Se vio que la autoridad, el capital y la religión son la causa de todos los males.

Se ha demostrado que dentro de la organización social existente, no se puede resolver el llamado problema de «cuestión social», ni los gobiernos monárquicos, republicanos o socialistas, porque todas las cataplasmas defendidas por sociólogos pijos para resolverlo, son inútiles. Que mientras la autoridad, las leyes, el poder de representación, los poderes ejecutivo, judicial y represivo, restringen la libertad individual, la libertad de acción, el progreso; que mientras, por el maldito derecho de posesión, se considera propio por el dueño de todo lo en ‘su área” se produce; y el capital, el trabajo usurpado y no acumulado legítimamente, como dicen sus defensores, no esté abolido; y las religiones no desaparezcan de la tierra, dejando las conciencias libres para que las personas puedan pensar y analizar por sí mismas y trabajar conscientemente … la cuestión social se mantendrá en pie.

Por lo tanto, el capital, el estado y la religión tienen que ser eliminados para que la cuestión social está totalmente resuelta.

¿Piensan que tal vez es sólo una cuestión de estómago?

No la cuestión social no es sólo una cuestión económica; es también una cuestión de moralidad y de libertad. Por lo tanto, todas las fórmulas ideadas para tratar este tema dentro de la actual organización social, son nulas.

Por lo tanto, es necesario hacer la revolución social, y sobre las ruinas de esta sociedad decrépita, organizar, racional y científicamente, la nueva sociedad, la sociedad libre e igualitaria, la sociedad del comunismo libertario.

II

En una sociedad libre y bien organizado, todo será paz, amor, alegría … las preocupaciones hombres desenfundadas; limpio el cerebro de prejuicios atávicos y ridiculeces; faltara el odio y el bajo egoísmo; con la instrucción y la educación elevada, el espíritu humano llegará a un nivel moral e intelectual no alcanzado en nuestros días; cada uno tendrá plena conciencia de sus derechos y deberes, y siendo todos iguales económicamente y absolutamente libres …, no hay delito, no hay injusticia, no hay batallas y sangrias para conseguir el pan, porque el pan está garantizado a todos.

La Justicia preside la sociedad anarquista. Los hombres y mujeres, se sienten felices, se aman. El odio desaparece de la Tierra. No hay fuerza capaz de romper la armonía entre humanos. La libertad y la igualdad son patrimonio de la humanidad. La realidad y la vida no se deforman en moldes construidos de teorías y abstracciones absurdas y limitantes. Ya no hay que poner diques al progreso. Se rompen los lazos que unían el yugo de la ignorancia y la mentira, la humanidad caminará los pasos de gigante a la perfección. Y la Solidaridad, la Solidaridad humana y sublime se manifiesta en todo su esplendor.

En una sociedad libre, no hay privilegiados o desfavorecidos, ni explotadores ni explotados, ni tiranos ni esclavos. No se ven ni mendigos miserables o prostitutas miserables, ni abyectos ni policias. Nada malo y miserable hay en ella. Suprimidos el Estado, con sus leyes absurdas, sus legisladores, sus jueces, sus oficinas atestadas de burócratas, sus cuarteles y comisarias y sus miles de instrumentos de odio; El capital, causa de tanta miseria, creador de males y tantos crímenes; y la religión, con sus iglesias llenas de parásitos, sus ídolos y sus estúpidas ceremonias ridículas.

Con la abolición del Estado, el Capital y la Religión, también desaparecerán las antros llenos de odio, antihigiénicas e inhumanas fosas de explotación y la miseria; hospitales, geriátricos, prisiones y cárceles.

El avance de la industria y la ingeniería mecánica, ha llegado a tal grado de perfección que con lo que sólo se produce en la sociedad capitalista, la capacidad sería muy bien completamente satisfaciendo las necesidades de todos. Bueno, si en la sociedad capitalista, donde la producción es limitada, por lo tanto, a los intereses personales de unos pocos, hay suficientes productos para todos – y esto está estadísticamente demostrado – con la diferencia de que, estúpido y criminal si se deja producidos llevado a efecto, calcula que habrá abundancia en la sociedad comunista libre, cuando el trabajo libre de obstáculos políticos, religiosos y sociales, emancipado del capital, se practica libremente por todos los hombres.

Ya estoy oyendo decir: «Pero si el trabajo es voluntario, nadie va a querer trabajar!» ¿Qué pobres de espíritu son los que piensan así … – ¡Cómo! – Exclamo – Que nadie querrá trabajar? … Qué locura … De suerte está demostrado que el trabajo es una necesidad fisiológica?!? De suerte que en la conciencia de todos que si el hombre no fuera el productor no podía soportar? ¿No es el trabajo que ennoblece y dignifica al hombre? ¿No es el trabajo de una ley de la naturaleza, un concepto moral alta, la verdadera virtud? … No es razonable suponer que el hombre puede caer en la ociosidad, una vez liberado el trabajo del yugo capitalista.

Precisamente lo que hoy en día hace que el trabajo sea odioso, es el maldito yugo y no el trabajo en sí mismo, ya que el trabajo está siendo intimidado y explotado, es tener que soportar la presencia de burgueses estúpidos, y también porque sabemos que después de un día de nueve, diez o doce horas de trabajo aniquilador, no vamos a hacer lo suficiente para satisfacer nuestras necesidades perentorias. Yo, que soy un trabajador, estoy explotado, sé por experiencia que uno no funciona si está aburrido. Y a mi compañero de explotación, hasta los más refractarios a trabajar, siempre he oído la misma queja cuando han estado en paro, «sin trabajo el hombre está muerto.» «Yo me aborrezco, no sé lo que voy a hacer, ni a dónde ir.» «Esto es insoportable; parece imposible que no puedan vivir sin trabajar «. Y al hablar así no tienen en cuenta lo que su trabajo podía ofrecerles, pero sólo la molestia les hace sufrir.

Hay, por tanto, no temer que el hombre sea perezoso cuando sea libre. Recelemos no tan pequeños que se convierten en productos más escasos. Sé trabajo libre y la producción será mucho más alto que en, para que esto sea excesiva y muy poco lo que es eso. Y tiene sentido suponer que la sociedad libertaria tiene que gritar: «por favor, no vienen producir mucho, camaradas, que no hay lugar para almacenar los productos» y que no hay que animarles a trabajar.

Por lo tanto, nosotros, los anarquistas, diremos: «Ese hombre es libre, en una sociedad libre y cada individuo producirá de acuerdo con su voluntad y a su voluntad consumirá.»

Porque cuando los hombres se asocian libremente; cuando la producción se organiza sobre una base racional y científica; cuando las máquinas y todos los instrumentos de trabajo pertenecen a las acciones comunes de la comunidad; cuando toda la tierra se convierta en productiva, lo que hoy en día no es así porque así conviene a los usurpadores del patrimonio universal; cuando desaparecen los mil y un trabajos necesarios hoy en día para facilitar las transacciones comerciales y para satisfacer la vanidad burguesa, pero innecesaria en una sociedad justa, libre e igualitaria; cuando, siendo la riqueza social propiedad conjunta de todos y no el patrimonio de unos pocos, las máquinas se multiplican por el número que sea necesario; y cuando, por fin, los hombres comprendan que el interés de uno es el interés de todos, y del bienestar colectivo depende el bienestar del individuo, el trabajo no es imposición dolorosa, señal de la esclavitud, brutal y aniquilador, pero que además de ser reducido a su más simple expresión, es entretenimiento agradable, sano deporte.

Lo que se expone lo suficiente para que todo el mundo entiende que no hay razón para temer una falta de productos en una sociedad donde la producción y el consumo son voluntarios.

Y si se aseguró la producción, ¿qué más hay que temer?

Nada en absoluto, porque teniendo todo lo necesario, no habrá envidia, el egoísmo o crímenes porque el dinero, solamente dios de la burguesía, lo único que en la sociedad actual puede redimir el material esclavitud, se ha abolido en la sociedad libre, y se sabe que directamente o indirectamente, el dinero es la causa de todos los delitos, toda la envidia de todo egoísmo.

Pero hay más: la cuestión del amor, resuelta por el amor libre. Y el amor libre es – digo en un breve manera porque no hay espacio o lugar aquí es dar una definición global – el verdadero matrimonio, es decir, que cuando un hombre y una mujer se aman, se unen será libre y voluntariamente, nadie ha derecho a pedir otros, y sin la necesidad de comunicar a un sacerdote o un juez, ya que estos no tienen nada que ver con un acto similar o para los amantes de la que se necesita el permiso del juez o del sacerdote para dar expansión de sus sentimientos amorosos. (Y tenga en cuenta que este sacerdote y juez, me dicen que para comprender mejor y practicar esta teoría bella y moral en esta sociedad, porque la sociedad anarquista no habrán, por supuesto, personajes similares).

Y para terminar este capítulo, por ahora el espacio todavía falta y es indispensable para el otro, voy a decir que la anarquía es el ideal más bello y humanitario que el pensamiento del hombre ha diseñado; que sus teorías son científicas, naturales y racionales, que no es un ideal abstracto, ni una generosa quimera, sino un perfecto concreto, despliegue de realización fácil y sencilla, ya que no es necesario para esto que los hombres sean ángeles – como dicen los que nos gravan de utópicos y utópicos, después de todo son ellos! – Porque así como los hombres, son como son, porque de todos modos así los queremos, con todos sus defectos y pasiones.

III

¿Qué tan grande y hermosa es la Anarquía!
¡Qué inmenso mundo de la belleza que contiene en su interior! …
¿Cómo no amarla? …
Oh, la ignorancia!
Oh, la estupidez de los hombres! …
¿Cómo puede haber que conocen la anarquía y no la amen? …

Y sin embargo los hay! …

Algunos malos seres miserables, egoístas sin dignidad … esas personas son los que pueden conocer la anarquía sin amarla! …

Cuando, en las alas de la fantasía, volamos a la sociedad del futuro, y con un esfuerzo de voluntad y de la inteligencia, nos ponemos en el lugar que luego ocupan el hombre; cuando, por los mismos procesos, pisamos en la tierra y ver tantos crímenes, injusticias, horrores, como lo hay en esta sociedad; cuando se comparan los hombres de hoy, ignorantes, estúpidos, egoístas, miserables, con los hombres del mañana, ilustrados, robustos, generosos, ¡oh! como el odio que siente esta sociedad y, como en el desprecio inspirar a la gente hoy en día, para comparar lo que es con lo que debería ser, lo que puede ser, lo que será, a pesar de todos los escribas y fariseos que en el mundo hay.

No sea un anarquista, sin saber lo que es la anarquía, es ser ignorante; por ser incapaz de entenderlo, es ser estúpido; y lo sabe y entiende, y, sin embargo, la defensa de la sociedad actual por lo que van a vivir, es ser canalla.

Y no decimos que somos sectarios. Incluso los más ardientes defensores de la sociedad capitalista, reconocen que esta es mala, y buena la anárquica. Entonces surge la pregunta: – Si usted reconoce que esta sociedad es mala y que la sociedad anarquista es buena, porque no sois anarquistas? La respuesta a esta pregunta con una capciosidad: – Porque la anarquía perfecta es imposible. Pero esto no es un argumento en contra, es, por el contrario, en pro. De hecho, al reconocer que la sociedad actual es mala y buena la del mañana, reconocen que somos superiores a los demás hombres y confiesan su maldad? ¡Ah! Usted conoce el bien y el mal, y sin embargo niega el bien? Porque es esta su condena.

Usted puede exponer a usted.
Usted puede abandonar la hipocresía.
No diga que la anarquía perfecta es imposible.
No diréis el bienestar de la humanidad es irrealizable.
Sed de francos.
Así que me pregunto: ¿Cómo no anarquista?
¿Cómo no ser anarquista, si esta sociedad actual, que es mala y es toda iniquidad y el crimen, el dolor y la miseria, las lágrimas y la muerte?
¿Cómo no ser anarquista, si la sociedad anarquista es buena y todo es paz, amor, alegría …?
Que cada uno haga su examen de conciencia y respuesta.
Yo he hecho la mía.

Y la oración interrogativa:
CÓMO NO ser anarquista?
respondo con una frase exclamativa:
CÓMO NO ser anarquista!

José Chueca (1891)
Fuente: http://www.alasbarricadas.org/noticias/node/33600
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