Mijaíl Bakunin: Antiteologismo y crítica a la religión

Cuando alguien se para a estudiar las bases teóricas de la ideología anarquista podrá ver, entre otras cosas, como el análisis, estudio y crítica de la religión, no sólo en sus prácticas a través de sus diversas iglesias y congregaciones, sino la religión como idea de Dios, es decir, como forma de explicar metafísicamente el Universo y la vida humana. Podríamos enumerar a muchos autores y autoras anarquistas que trataron el tema de Dios y la religión, pero sin duda alguna el teórico más representativo de la crítica a la teología en sus diversas formas fue Mijaíl Bakunin. Vamos a intentar en el presente artículo discernir cuales son los principales fundamentos anarquistas sobre la idea de Dios y la religión en general. El primer paso para poder destruir todas las ideas acerca de la divinidad y el mundo sobrenatural es analizar cuál es el origen de estas ideas y, lo más importante, cuál fue la necesidad histórica que tuvo la religión para nacer en las sociedades humanas de hace miles de años.  Solamente estudiando las raíces de aquello que se pretende destruir, tal destrucción será posible. De lo contrario, esa destrucción será superficial y no acabará nunca con el problema a resolver.

¿Cuál es la fuente de la religión? Desde los albores de la creación de nuestro mundo existe una Solidaridad Universal  o Causalidad Mutua (llamada más comúnmente como naturaleza) que es la que en nuestra tierra rige toda la jerarquía y funciones de toda cosa, viviente o no, de nuestro planeta, desde los minerales hasta los seres humanos. Es esta Naturaleza una suerte de poder omnipotente que se muestra de tal forma y con tanta superioridad que provoca, desde el animal más simple hasta el ser más inteligente un sentimiento de dependencia absoluta y de imposibilidad de domar aquello que se nos presenta de forma externa. He aquí la esencia original de la idea de Dios y de toda religión: El sentimiento de una dependencia absoluta frente a la Naturaleza externa que se nos presenta  como omnipotente y eterna. Hay que entender que la religión tiene su fuente primaria en la vida animal, ¿significa esto que los animales no humanos tienen una religión propia? No, y desde luego sería imposible decir que los animales, a excepción de los humanos, tienen algo similar a una religión, pues ésta, hasta la más simple, necesita de un grado de reflexión y raciocinio solo existente en la especie humana, pero lo que aquí queremos decir es, que observando el transcurso de la vida animal, podemos aseverar que en los animales existen los elementos más constitutivos de lo que llamamos religión. ¿Por qué? Porque como apuntábamos más arriba, y como apuntaría Mijaíl Bakunin en sus obras: ¿cuál es la verdadera sustancia de toda religión? Es precisamente este sentimiento de absoluta dependencia del individuo efímero en relación con la Naturaleza eterna y omnipotente.

Cuando hablamos de sentimiento de absoluta dependencia frente a lo externo presente en todas las especies animales, estamos hablando concretamente del miedo. Más específicamente: miedo a lo desconocido. En todo ser vivo, y en los más próximos al ser humano (evolutivamente hablando) es más palpable esto: se muestra tímido y miedoso, como si de manera instintiva se tuviera una sensación incesante de peligro, lo cual se traduce, desde los albores de la existencia, en una especie de consciencia sobre una influencia externa todopoderosa que nos machaca –o puede machacarnos- constantemente. Es este miedo –el miedo a Dios, según los religiosos- es el comienzo del raciocinio, esto es, de la religión. Ahora el lector podría decir: “¿Se está criticando a la religión pero a la vez es está equiparando el raciocinio, la sabiduría con la propia religión? ¿Pero no dicen los ateos que los religiosos son tontos?” No, nada más lejos de la realidad. Cuando decimos esto queremos decir que la religión es el primer despertar de la razón en tanto que solo un animal inteligente, con conciencia de sí mismo y con capacidad reflexiva puede convertir ese temor primitivo a lo desconocido en religión. Como ya hemos dicho anteriormente, los animales salvajes poseen los elementos necesarios y originales para el nacimiento de la religión, pero carecen de la virtud de la reflexión para constituirse en animales religiosos como el ser humano. Lo que aquí exponemos podríamos resumirlo en la siguiente cita de Mijaíl Bakunin:

Tienen razón las pretensiones de que el hombre constituye un ser religioso por naturaleza: es religioso como otros animales, pero sobre la tierra él es el único consciente de su religión.        

Esa facultad de abstracción del ser humano hizo que hace miles y miles de años surgiera la religión en la sociedad humana, pero como todo constructo social, tuvo su evolución.

La primera forma de religión en las tribus fue la del fetichismo, la cual solo se podía dar en un momento en el que la sociedad humana aun no estaba muy separada de la Naturaleza (aún puede seguir viéndose en ciertas tribus del interior de África, del Amazonas o en según qué islas del Pacífico). Y en efecto el fetichismo es la mayor religión del miedo pues es aquella en la que la adoración y el temor por los fenómenos externos naturales (terremotos, incendios, malas cosechas, etc.) se envuelven de un aura divina en la que el ser humano le concede una espiritualidad. Pero al ser unos elementos demasiado grandes y generales, así como a veces intangibles, el fetichismo se caracterizó –y se caracteriza- por un grado de abstracción de las ideas en el que esos elementos naturales quedan reducidos, o cosificados, en un objeto concreto, tales como piedras, madera, arboles, etc. En el siguiente escalafón de la evolución tenemos la brujería, es decir, una fase de la religión en la que existen ciertos individuos-dioses bendecidos con dotes divinos que sirven a lo sumo guías para la población, pero que de forma paulatina esta fase de la religión evoluciona internamente en una separación entre el brujo (o chamán) y la deidad en cuestión, y el primero acaba siendo únicamente su mensajero. De la brujería se pasó a la adoración misma de los fenómenos naturales, si la divinidad se separaba del brujo-chamán ¿dónde encontrarla? En los elementos naturales lejanos, pero aun palpables por el ser humano, tales como el Sol, la Luna o las estrellas en general. En este punto de la evolución del ser humano nos encontramos que ya no nos basta con dar propiedades divinas a aquello cercano y abarcable, sino que el ser humano necesita “conquistar” el universo (metafísicamente hablando), pues el Universo, en tanto que inabarcable, se presenta a los ojos de la humanidad como algo mucho más poderoso y desconocido. El penúltimo eslabón de la evolución religiosa es el panteísmo, fase en la que el ser humano comienza a tener interés por todas las cosas, sus causas y consecuencias, y se dota de un sinfín de deidades representantes de todo aquello que ocurra en el mundo.

Finalmente llegamos al último escalón de la evolución: El monoteísmo, la religión en su fase más avanzada y que hasta día de hoy domina las mentes de la mayoría de la población mundial. Después de todas las evoluciones del pensamiento religioso, el ser humano necesitó crear algo más poderoso, algo que realmente pudiera ser sinónimo de omnipotencia y totalidad. He ahí el surgimiento de Dios, un Dios universal, Ser de seres, creador de todo lo existente y de infinita omnipotencia. He aquí el principio de la verdadera religión.

Una vez llegados a este punto de la evolución (racional) humana nos encontramos frente a una de las mayores paradojas del ser humano: El objeto creado se convierte en sujeto creador. Después de miles de años de evolución del raciocinio humano, después del perfeccionamientodel pensamiento religioso, cuando se llegó al punto álgido de la metafísica religiosa (existenciade un Dios Único, universal, omnipotente e infinito), el ser humano no fue capaz de abstraerse completamente y ver su propia creación y empezó a adorar a ese Dios. Ese Dios que la humanidad creó después de años de evolución pasaba a ser el creador de la humanidad y de todo lo existente.  ¿Qué significaba la creación de Dios? Así lo expresaba Mijaíl Bakunin:

Una vez instalado Dios, el desarrollo progresivo ulterior de las diversas teologías puede explicarse naturalmente como el reflejo del desarrollo histórico de la humanidad. Pues tan pronto como la idea de un ser sobrenatural y supremo ha tomado posesión de la imaginación humana estableciéndose como una convicción religiosa —hasta el extremo de parecerle al hombre más cierta esta realidad que la de las cosas reales vistas o tocadas con las manos— empezó a parecerle natural que esta idea se convirtiese en la base principal de toda experiencia humana, y que necesariamente la modificara, la penetrara y la dominara por completo.

Inmediatamente el Ser Supremo se le apareció como el dueño absoluto, como pensamiento, voluntad, como fuente universal, como creador y regulador de todas las cosas. Nada podía rivalizar con él, y todo tenía que desvanecerse ante su presencia, pues la verdad de todo residía únicamente en el propio Dios, y cada ser particular, incluido el hombre —por muy poderoso que pudiese parecer— solo existía debido al decreto divino. No obstante, todo ello es enteramente lógico, porque en otro caso Dios no sería el Ser Supremo, Omnipotente y Absoluto; es decir, Dios no podría existir en modo alguno.

Una vez establecida la religión tal y como la conocemos hoy en día, todos aquellos atributos positivos o deseables pasan a ser considerados atributos propios del Cielo, del paraíso divino, de lo cual necesariamente se sustrae en un desprecio a la vida terrenal como algo secundario e inferior. El respeto a Dios se convertiría en desprecio a la humanidad y su Tierra corrompida, es como si de alguna manera se invirtieran las cartas y aquello que ha sido creado en la mente del ser humano pasa a ser lo único a venerar, mientras que todo lo tangible, todo lo vivido realmente por la humanidad queda bajo un halo de desprecio, de suciedad y corrupción.

La teología, la idea de Dios, implicó –e implica- la negación de la libertad del ser humano, y de esta manera lo expresaba en una de sus famosas citas el teórico ruso:

Dios existe; luego el hombre es un esclavo.

El hombre es inteligente, justo, libre; luego Dios no existe.

Desafiamos a cualquiera a que evite este círculo; y que cada cual haga ahora su elección.

De esta manera Bakunin discernía que si el ser humano se inclinaba naturalmente contra la esclavitud, lo cual significa que somos libres por naturaleza, solo podía significar que Dios no podría existir, y que si existiese habría que abolirlo. Y este punto lo demuestra la Historia de la humanidad, en la que las religiones y los representantes de ésta siempre estuvieron o dominando personalmente a las masas o dando apoyo a los regímenes totalitarios que esclavizaron a los pueblos del mundo. Pero a banda de todas las críticas que se le puedan dar a la religión no debemos obviar que ésta fue necesaria históricamente para la evolución del ser humano, pues como todo en nuestra historia, se necesita hacer una evolución por diversas etapas para progresar en todos los sentidos. La religión fue el primer despertar de la razón humana en forma de sinrazón inhumana, fue el primer destello del raciocinio humano bajo el velo de la fantasía imaginativa, fue, en efecto, la primera manifestación de la moralidad humana. La historia de la religión fue la historia del desarrollo paulatino y progresivo de la inteligencia y conciencia colectiva humana.

Llegados a este punto cabe resaltar que después de hacer un breve análisis de la religión debemos hacer hincapié en la necesidad de luchar contra ella para liberar al pueblo del yugo del misticismo religioso que no hace más que nublar las mentes en contra de la verdad científica. La religión destruye este poder productivo del pueblo inculcando el desdén hacia la vida terrenal en comparación con la beatitud celeste, adoctrinando al pueblo con la idea de que el trabajo constituye una maldición o un castigo merecido, mientras el ocio constituye un privilegio divino. Las religiones matan en el hombre la idea de la justicia, estricto guardián de la hermandad y suprema condición de la paz, inclinando en todo momento la balanza hacia el lado de los más fuertes, que son siempre los objetos privilegiados de la solicitud, la gracia y la bendición divinas. Por último, la religión destruye en los hombres su humanidad, reemplazándola en sus corazones por la crueldad divina.

Solamente la Revolución social, la evolución de la humanidad en su más alto desarrollo (la sociedad comunista), podrá liberar a las masas del yugo del pensamiento divino. Desde los albores de la religión, el pueblo acude a sus templos sagrados como quien acude a la barra de un bar, para olvidar y resarcirse de sus miserias individuales o familiares. Demos al pueblo una existencia verdaderamente humana y cesarán de acudir a la taberna o a la iglesia, y esto solo puede conseguirlo la Revolución social que emancipará al pueblo.

Borja Mera Barriobero

Fuente: http://www.elcosaco.org/antiteologismo-en-bakunin/

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