Detrás de los McDonalds – Entrevista a Eric Shlosser

Entrevista realizada al periodista alemán Eric Schlosser,  Periodista: Nuria Navarro.

– «La multinacional McDonald’s es más poderosa que el Gobierno»

Detrás de un ‘macburguer’ se esconde una industria que mueve 454 millones de euros a través de 28.000 locales en todo el globo. Schlosser, que ha investigado a fondo los entresijos del ‘fast food’, asegura que también pueden esconderse microbios que se propagan a través de la materia fecal, explotación de la mano de obra y manipulación publicitaria.

¿Cuántas hamburguesas se zampó antes de investigarlas?
¡Cientos! Mi comida favorita consistía en ‘cheese burguer’, patatas fritas y ese cremoso helado de máquina.

– ¿Y?
Descubrí el sistema de producción de esa comida, entré en los mataderos y dejé de comer carne picada. Me enfureció ver lo que había en ella. Yo no tengo miedo a enfermar, porque un adulto sano no corre peligro. Pero sí lo corren los niños, los ancianos y las personas con problemas en el sistema inmunológico.

– Dice usted que esa carne tiene, literalmente, caca de vaca.
Gran parte de las hamburguesas en EEUU contienen gérmenes que proceden de los excrementos de vaca. El problema es que McDonald’s ahora presiona a los cuatro mataderos que sacrifican el 84% del ganado vacuno del país para que le suministre la carne más limpia de Norteamérica. De modo que la sucia va a parar a ciertas escuelas y a los hípers de las zonas más deprimidas.

– ¡Lo que ha logrado su libro!
La Administración de Clinton realizó pruebas para detectar salmonela en la carne picada. En mi libro hablo de cómo el Gobierno intentó cerrar ‘Supreme Beef’, una planta de procesamiento de Texas que tenía niveles de salmonela y que vendía carne a colegios. ¿Sabe qué pasó?

– No.
‘Supreme Beef’ interpuso una querella y un tribunal conservador decretó en diciembre que el Gobierno no puede cerrar una planta por sus niveles de salmonela. Así que esta planta funciona hoy con el sello de garantía oficial. ¿Se da cuenta? ¡McDonald’s es más poderoso que el gobierno de EEUU!

– ¿Conoce la leyenda urbana del diente de rata en la hamburguesa?
¡El problema es la propia carne! Su crianza, su engorde y su sacrificio. A veces hay 100.000 reses en un área minúscula, sin poder moverse de sus propios excrementos y los gérmenes se propagan con facilidad. Por eso McDonald’s, pese a su actual control, recocina la carne.

– Otra leyenda: los trabajadores escupen en las ensaladas.
Cuando los trabajadores no reciben un buen trato y se encargan de preparar tu comida, puede pasar de todo… ¿Sabe por qué los policías no van a los ‘fast food’ en EEUU? Porque muchos adolescentes que trabajan en ellos les detestan y ponían salsas raras en sus hamburguesas. Durante mi investigación, los trabajadores me contaron cosas escalofriantes.

– Cuénteme alguna.
En mayo del 2000 tres empleados de Burger King fueron detenidos por escupir, orinar y poner limpiador de hornos y lejía en la comida durante ocho meses.

– ¿Tan mal les pagaban?
El problema es el sistema de trabajo. Los empleados tienen poca libertad de decisión. No hay orgullo y habilidad en lo que hacen. La comida está precocinada y congelada, las máquinas la recalientan y las luces avisan de cuándo está lista. Los empleados son parte de la máquina. Pero en los mataderos la cosa es peor…

– ¿Peor?
Hace 20 años, cuando cerraron sus sindicatos y redujeron a la mitad los salarios, empezaron a reclutar a ilegales mexicanos y a acelerar la producción. ¡Se les trata como a bestias! Con mi libro trato de comunicar a los americanos que, cada vez que come una hamburguesa, se conecta con esa gente.

– Pues aumenta el consumo.
Las cadenas de ‘fast food’ gastan tres millardos [tres mil millones] de dólares al año en publicidad, tienen lazos muy estrechos con el Gobierno, están entrando en las escuelas… Mi libro ha tenido éxito en EEUU y por primera vez se está estudiando la conexión entre ‘fast food’ y obesidad, pero es difícil cambiar los hábitos alimenticios. La comida sabe bien, es muy barata y los niños se chiflan por los juguetes.

– En Europa todo es distinto, ¿no?
No es tan trágico. Europa debe entender que la filosofía de estas compañías va adonde ellas van.

– ¿Sugiere el boicot?
Que cada uno decida, ¡pero que sepa qué come! La gente dedica horas a elegir su coche, pero no piensa un minuto en lo que se mete en la boca.

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