La frustración de un mago sin poder

Escribo sobre mis culpas y deudas en un papel en blanco liso mientras lucho contra las resistencias de mi lógica cultural.

La lista parece vergonzosamente  interminable. Sufro.

Es un acto desesperado pero llamativamente conocido.

Una dicotomía propia de los mundos duales.

Intento ritualizar al pie  de la letra la receta de aquella sacerdotisa moderna, pero solo encuentro frustración antes de comenzar, como si las metas fueran psíquicamente inalcanzables, o más aterradoramente e  incontrolable aún, como si una vieja memoria celular me dijera que tenga cuidado porque  antes que existieran mis propios recuerdos, en un pasado olvidado, ya había hecho mucho daño.

(Imposible de describir la angustia cuando escuché la siguiente revelación).

“La expropiación de tus poderes serán una herramienta de enseñanza para esta vida, tendrás que descubrir su significado en medio miles de condicionamientos sociales, culturales y económicos  que te alienaran la mente y desesperaras. Pero tendrás que volverte a empoderar si quieres evolucionar tu propia consciencia. La magia no solo es hacer una ingeniería simbólica intencionada que materializa caprichos, implica también ser responsable. La responsabilidad es el equilibrio. La magia es solo  la puerta de la conciencia, más allá de ella, encontrarás el camino y las verdaderas enseñanzas, y para aquello, necesitaras de otros también”

En el silencio  escucho aquella revelación.

Es una voz asertiva pero con la calidez que tienen las buenas intensiones, muy distinta a la severa que siempre me da por muerto antes de empezar algo.

Sigo en silencio intentando reflexionar sobre aquello, pero solo un pensamiento cabe en mi mente…

“Ayer un mago consciente, hoy ni siquiera un aprendiz”

“Ayer un mago consciente, hoy un mago sin poder”

Facundo M Coquibus

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