1. La parte bonita de la lucha desde la estrategia de las acciones pacíficas para negociar con el poder empresarial y del estado.
En las distintas luchas sociales continuamente se piensa en varios sectores de la sociedad, que las protestas pacíficas pueden surtir efecto de algún cambio para dar marcha atrás las políticas de los gobiernos neoliberales (privatización del agua, petróleo, el despojo de los recursos naturales de comunidades originarias, recorte de beneficios sociales y de salud, no aumento de salarios cuando la canasta básica aumenta a cada rato, entre otros) que perjudican a la población trabajadora de producción, servicios y agrícolas en beneficio de los grandes capitales internacionales, burgueses nacionales y caciques locales.
La vía pacífica que promueve muchas veces la clase media es insuficiente porque en su intento de no perder sus privilegios de clase o de negociar con el gobierno utilizan este método de lucha para no cruzar la desagradable línea delgada que la separa de la pobreza donde están los pobres que suman más de la mitad de la población total en el territorio mexicano y que muchas veces oportunistas de la desgracia humana capitalizan el descontento a elecciones políticas para ocupar un cargo de gobierno.
En muchos sucesos, esta estrategia consiste en tomarte una foto con algún mensaje de protesta, salir en masa a las calles alzando la voz y pancartas, plantones, juntar firmas, concentraciones en parque para recordar a los miles de muertos por la violencia del estado con veladoras, mantas o buenos discursos, obstaculizar accesos de oficinas, empresas en donde surgen tensiones con la policía que sirve de valla humana para que no crucen los ciudadanos descontentos y quebranten la armonía en la sociedad. Por supuesto que son estrategias válidas de lucha porque lo importante es no quedarse callado en un mundo en el que cada vez más se suma la indiferencia y la apatía hacia lo que les ocurre a otros seres humanos.
Cuando concluyen con o sin éxito, quienes participan en esta experiencia les da la impresión de que la lucha acabó, quedando con el tiempo en gratos recuerdos y el confort de haber cuestionado el statu quo. Las grandes concentraciones o marchas de protesta por la ciudad proveen lazos de empatía y redes de solidaridad de las distintas clases sociales en un medio que se configura con los valores del individualismo y egoísmo.
Esto lamentablemente no detiene en absoluto la ideología que se produce en las escuelas o medios de comunicación, la superproducción y automatización de la industria, militarización de la seguridad pública del país, la privatización de la vida por parte del gobierno, parar la violencia que ejerce el estado y el narcotráfico etc. Porque la economía del capitalismo salvaje da en tributo la sangre de las víctimas que aceitan las ruedas mecánicas del progreso que no puede detenerse por completo con la protesta pacífica.
2. La parte fea de la lucha contra el estado-capital.
El odio de las personas excluidas del sistema que quieren destruir los muros de contención lanzando fuego (que pueden ser de concreto, acero o cámaras de vigilancia instaladas en sus guetos, colonias, parques, comunidades, o ciudades) y generar experiencias de liberación y relaciones que no se fomente el poder que se enseñan en las instituciones del estado, empresas privadas, públicas o en nuestras familias que es parecido a un pequeño estado para confrontar el orden de los espacios donde no puedan tener influencia las telarañas del mercado y el estado.
La interrupción de la dinámica de los negocios en las ciudades por las protestas incendiarias, para acabar con símbolos de opresión o para detener los avances del progreso, es la necesidad que observan aquellas personas al ver cómo se convierte la violencia del estado como normal, deciden combatir desde la individualidad, comunitario y hasta las masas para generar el caos dándole a quienes no tienen voz una oportunidad de poder colectivo para tener pequeñas victorias contra el orden capitalista.
El país en fases avanzadas de militarización con ayuda de los impuestos para solventar los gastos de mantenimiento de la industria militar mexicana que el gobierno le destina grandes sumas de dinero para su desarrollo y producción de suministros militares de armas y balas como pretexto para combatir el narcotráfico y que en realidad es para reprimir el descontento social que desde hace años ha crecido exponencialmente en México, en especial en los estados más pobres (Chiapas, Oaxaca, Guerrero, Michoacán) desplazándose la indignación social hasta los estados con mejor niveles de ¨vida¨ cómo Baja California Norte (San quintín) donde la protestas han pasado de ser pacíficas a violentas e incendiarias contra el estado.
Las masas explotadas desgraciadas en la pobreza de las clases bajas no verán viable la opción de la protesta civil y pacífica cuando se les asfixia y les roban en sus caras sus sustentos básicos de vivir. Tampoco podrían pensar en negociar con el gobierno porque por instinto se revelan y le prenderán fuego a los símbolos e instituciones que se supone significan libertad y seguridad. El problema será no permitir que la derecha ni la izquierda tenga más poder e influyan en la búsqueda de la libertad de los ciudadanos excluidos del sistema en donde por instinto en la práctica vean la necesidad de la anarquía.
Muchas preguntas se pueden hacer, pero aquí hay algunas que tal vez puedan ayudar para empezar la reflexión de cada persona que está leyendo esto. ¿Sirven las protestas pacíficas? ¿Sirve la violencia del pueblo contra el orden capitalista en donde son más importantes las cosas que las personas? ¿Destruir las relaciones de poder en este medio social burgués, donde las comunidades están siendo mercantilizadas en todos los aspectos de sus vidas? ¿Esta destrucción de los intereses de la derecha y complicidad de las distintas izquierdas lo puede tomar como pretexto para aprobar la ley de seguridad interior que significa que los militares tengan más poder de vigilancia y represión hacia la población?
En el curso de las luchas veremos qué método será el más efectivo que usarán contra la explotación y el robo del futuro por parte de los poderosos que no entienden el descontento de miles de personas que ven cada día más que la protesta pacífica no está sirviendo.
Ricardo Acevedo