¡Cuidado con las sectas!:
están por todos lados
y es doloroso tropezar con ellas.
Un día me atraparon con sus largos tentáculos
de pulpos seductores,
mezquinos y voraces;
fui cautivo en las redes de sus diez mandamientos,
y olvidé la lección de los mares profundos.
Un día me atraparon
y tardé en escaparme;
controlaban mis pasos
con un mando a distancia;
controlaban mis ojos, mis oídos, mi olfato;
no era yo, no eras tú, ni era nadie;
solo el cielo y el mar me seducían,
me incentivaban con eternidades.
Un día me atraparon,
-nunca supe por qué -,
tal vez pequé de ingenuo
tragándome su anzuelo. Lo cierto fue
que anduve flotando a la deriva,
y que un sol despiadado
me tatuó la piel
viniendo a rescatarme
mi propio desengaño.