Una pequeña cuerda y una ridícula estaca son más que suficientes para retener al elefante en su juventud, mientras este no tiene el poder para liberarse… cuando crezca, el poderoso elefante nunca volverá a intentarlo, pues es ahora es su propio carcelero. Cadenas mucho más poderosas que cualquier otra le atan ahora.
¿Sabremos reconocer y romper nuestras cadenas?