El común contra la democracia – Agustín García Calvo

Íbamos diciendo ,que la mayoría no es igual a todos; y que entender esa diferencia era para nosotros de importancia política capital. Es más, esa diferencia monta a tanto como a contradicción: «todos» es lo contrario de la mayoría.

Esto se oye bastante claro en los restos de un libro de un tal Heráclito que nos ha llegado, donde en un lugar (Nº 2) suena «común a todos es el pensar» y otro (nº 4) dice «pero,siendo la razón común, viven los más, como teniendo cada uno un pensamiento privado suyo».

Es decir, que la mayoría está compuesta de cada cuales, como tú por ejemplo, que sabes a donde vas, qué es lo que quieres: de eso es de lo que están formadas las masas que estado y capital necesitan para su imperio y desarrollo: de individuos como tú (y como yo hombre, no se me amohine): porque crear desde arriba necesidades y gustos es procedimiento bien sabido de la máquina y luego ya basta con la idiocia personal de cada uno que se crea que es él el que quiere lo que quiere y el que sabe lo que sabe. ¿no es verdad que cada alma es dios?.

Y, así no tiene por que extrañarnos que cualquier producto que se gane a la mayoría para su fe y su compra, haya de ser falso, inútil para la gente, tedioso para la vida al fin, funesto: echemos una mirada al mercado de los transportes, de la música, de las ideas: ¿qué? Pues ya ve, no era por casualidad.

Ni tiene tampoco que extrañarnos que, cada vez que la mayoría se expresa en una votación o referéndum, el resultado hay de ser por fuerza reaccionario, como decían los militantes de antaño, conformista y, en fin, personal y triste, como bien lo saben los líderes de masas personales que, en cuanto algo de rebelión informal bulle entre el público o pueblo, se apresuran a poner la cosa a votación. Lo había usted notado, ¿no?: pues no era por casualidad tampoco.

Cuanto más es cada uno el que vota (cuanto más a solas y en secreto deposita su voto cada individuo), más votan en conjunto lo que el señor manda, pero eso si, expresando cada uno su voluntad para que así el voto de la mayoría sea la suma de las idiocias personales. Eso es la masa, que los ejecutivos de dios (estado y capital) manejan:un conjunto de individuos; y ahí se funda la forma más perfecta de la dominación,llamada democracia, quiero decir, la verdadera,caray, la propiamente dicha,o sea la nuestra, la de este primer mundo, a la que las otras formas de dominación aspiran irremisiblemente por el camino de la historia hacia la meta del futuro.

¿Te parece que me repito? perdonarme por haber temido que no entendieras bien a la primera: te tiene los políticos tan hecho a no entender más que lo que ya tenías sabido.

Y, sin embargo, aquí me empeño en repetirte, cada vez que me dejan, que eso no es todo: que hay por debajo, otra cosa: que queda siempre algo de eso a lo que llamamos gente o pueblo y que, lógicamente, no solo no es lo mismo que la masa de individuos votantes y computables, sino que es su contrario y su negación.

Porque es por siempre verdad que pensar es común de todos, que el lenguaje(aparte de los dudosos bienes materiales como el aire y el agua) es lo único de veras popular y gratuito que se les da a las personas. Y eso de pensar, aunque no queráis creerlo es lo mismo que lo de sentir.

Por más que os hayan hecho creer lo contrario, pensar (no el tener ideas y expresar opiniones, sino el dejarse pensar sin mira a conclusión ninguna y caiga quien caiga) y sentir (no tragarse los sustitutos de la sensación,del placer y los sentimientos,sino el sentir que no sabe qué es lo que siente) viene a ser la misma cosa: son lo mismo, razón y corazón, el corazón común y la razón común; y no quiero entreteneros con historias de como la palabra «sensus» ha venido a dar a la palabra «seso»: el lenguaje popular, a diferencia de la jerga culta de los políticos,sabios y negociantes, no se rige por opiniones y saberes de individuos, de manera que a veces en sus mutaciones descubre algún vislumbre de verdad; y aunque «sentido común» se diga a menudo equivocándolo con las ideas y normas dominantes (la mitad del refranero es, ay, no popular, sino servil y reaccionario), sin embargo, sigue latiendo un significado de «sentido común» en que se confunden el seso y el sentimiento, y eso es lo popular, lo inteligente. Y, aunque uno personalmente tienda, cuando habla, a no dar más que su opinión, esto es, a repetir las ideas masivas y dominantes, de vez en cuando entre algunos de por acá abajo sigue acertando a hablar el pueblo, el que siente y no se cree las mentiras que el poder le mete.

Hay pueblo, aunque no se sepa donde (como no se diga «en el lenguaje popular», que no es más que poner lo mismo al revés), hay pueblo y común, en contra de las personas, la masa y la democracia.

Ahora me diréis que cómo se distingue lo uno de lo otro. Bueno, pues ya os he dado algunas señas negativas: que no vota, que no tiene opiniones personales, que no se cuenta en número de almas…. Ah y lo que don Martín Miguel Rubio Esteban escribió, hace cosa de dos meses, en una carta al director publicada en este mismo rotativo: «el pueblo no mata a nadie». Es una diferencia que acaso os impresione un poco:las personas asesinas, la masa lincha, la democracia mata, ya sea por justicia y silla eléctrica, ya sea por negocio y automóvil: Pues es función esencial del estado la de administrar la muerte. Pero el pueblo no mata a nadie-ya ve usted ¿como va, si no es nadie, ni tiene ideas ni voluntad sino solo sentimiento y razón común?.

Así que vosotros veréis si hay o no hay , o si preferís seguir a lo democrático pegando el paso al límite y creyendo que la mayoría son todos y que no hay más pueblo que las masas y las personas.

Pero no sufráis tampoco demasiado por la decisión;no penéis hombre:a lo mejor también vosotros sois algo de pueblo, en la medida en que no seáis propiamente vosotros.

Pero con esto nos metemos ya casi a haceros un psicoanálisis y como es tan interesante lo que tiene que hacer el psicoanálisis con la política, lo dejaremos para otra, ¿no?.

Extraído del libro «noticias de abajo» de Agustín Garcia Calvo Editorial Lucina.

Fuente: https://colectivoeducadores.files.wordpress.com/2010/02/el-comun-contra-la-democracia-agustin-garcia-calvo.pdf

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