Del por qué nos ocultan que estamos siendo envenenados: Recordando Fukushima

Alerta NuclearAunque se escribe sobre el crecimiento del imperio chino, del aumento del tanto por ciento de riqueza que está acumulando, poniendo como ejemplo que ya posee el 50% de la producción mundial de elementos y productos relacionados con la energía solar, se silencia la problemática guerra invisible que es una realidad en Japón y que se extiende, día a día, sobre el Planeta desde que, el 11 de marzo del año pasado, se inició el desastre nuclear de Fukushima.

Como puede deducirse, el ocultamiento de datos, la distorsión de la información sobre los acontecimientos que generaron el desastre y, lo que agudiza de manera extrema su gravedad, las CONSECUENCIAS que desde entonces están incidiendo sobre todos nosotros, se produce por cuatro razones fundamentales.

La primera es la tendencia, innata en la actualidad, que los medios de comunicación muestran hacia enfocar la parte menos problemática de la realidad: no conviene colaborar al despertar de esa masa, considerada por ellos, amorfa e inconsciente, que es el público, los clientes, las mentes que “tragan sin digerir, ni metabolizar la información”, y no es conveniente porque hay intereses económicos y de rendimiento en el impacto de las noticias. Por un lado se oculta o maquilla la realidad, especialmente si tiene transcendencia, y, por otro, los falsimedia, sin ningún tipo de pudor, llegan a inventar noticias, totalmente falsas, con intenciones que huelen a ingresos en la caja registradora. No todos los medios ni los periodistas sufren esta falacitis, la inflamación de la mentira hasta extremos insospechados, no afirmar esto sería generalizar y caer en lo mismo que, desde aquí, crítico. Existen excepciones, profesionales, como David Jimenez que comparte las responsabilidades con los engullidores acríticos de las mentiras de información: “No pasa el día -el mes, tampoco exageremos- sin que alguien me diga que los periodistas solo damos malas noticias. Suelo responder que si ellos están fatigados de leerlas, más lo estoy yo de contarlas. Harto de cubrir terremotos y tsunamis, revoluciones fallidas, guerras estúpidas, políticos corruptos, niños que se ganan la vida en vertederos y niñas que entregan la suya en burdeles. Cansado, después de tantos años, de que mi éxito profesional dependa de la desgracia de otros y de ser entusiastamente felicitado por mi trabajo cuando ha consistido en relatar la miseria, la crueldad o la pérdida”.

 


La segunda causa está relacionada con una visión cruelmente práctica: reconocer, admitir e informar de la importancia vital del desastre y la radiación nuclear que planea sobre nosotros, no solo sobre las inmediaciones de Fukushima, sería TENER LA OBLIGACIÓN SOCIAL de informar y desamordazar las bocas silenciadas y las decenas de informes que han sido expresamente sellados con la expresión NOT TO BE TRANSLATED, no ha de ser traducido, para evitar que los resultados y las conclusiones, gravísimas, sobre los estudios CIENTÍFICOS y MÉDICOS de otro desastre tremendo, CHERNOBYL, sean traducidas del ruso al inglés y la sociedad, una vez expuesta la verdad, se alarme incontroladamente. (sobre Chernobyl se iniciará tras este artículo, una serie de noticias, basadas en la traducción que un grupo de expertos que, voluntaria y desinteresadamente, están traduciendo parte de los estudios científicos que pretenden ser ocultados)

La causa número tres tiene que ver, como es “dolorosamente” obvio, con intereses económicos, con la rivalidad entre China y Japón, que se acrecentaría y, por otro lado, pondría en cuestión la adquisición de energía y minerales, algunos de ellos de probada “no-inofesividad”, por parte de China en el continente africano (un tema alarmante que los medios de comunicación están dejando de lado y que adquirirá relevancia cuando la crisis energética se muestre en su momento más álgido, todavía por llegar)

La causa final es el hoy y el nosotros. Las consecuencias que tendría decir y admitir, la verdad, o al menos una parte, sobre Fukushima:

-El alcance del desastre, a pesar de que intente ocultarse, supera ya con creces las 985.000 muertes por afecciones relacionadas con distintos tipos de cánceres, cifra que parece increíble al expresarla en voz alta.

– Tanto las autoridades japonesas, como los Estados Unidos y la Unión Europa mantienen un acuerdo tácito para hacer creer a la opinión pública que la crisis nuclear sucedida en Fukushima es pasado y se halla, desde hace meses, controlada. Incierto, tan probadamente incierto que las autoridades japonesas se han visto claramente obligadas a  pedir que se inicie una investigación exhaustiva para establecer los efectos de la radiación procedente de la central nuclear de Fukushima en animales y plantas de las zonas más afectadas por el accidente atómico, como informaba hoy mismo la cadena NHK. La solicitud fue efectuada por la propia provincia de Fukushima , y ha obtenido como respuesta el compromiso del Ministerio de Medio Ambiente y el Instituto Nacional de Ciencias Radiológicas nipón de elaborar un informe exhaustivo (se supone) durante todo este año, para ser presentado en marzo de 2013. Será un año de recogida de información, análisis y mediciones de la radioactividad en productos, vegetación, organismos vivos y…Un año en que, sin embargo, se continuará silenciando la verdad: ESTAMOS SIENDO ENVENENADOS RADIOACTIVAMENTE, desde Chernobyl, desde Fukushima, desde…

-Japón se ha visto obligado a reconocer que el “accidente” de Fukushima tiene una total similitud, en cuanto a rango de peligrosidad, con el de Chernobyl. Sin embargo, se niega a admitir que, al contrario de Chernobyl, en el que “únicamente” se vio afectado un reactor, que fue enfriado y sepultado en un sarcófago de cemento, construido por 100.000 trabajadores, en Fukushima hay unas 4.400 toneladas de material radiactivo, según fuentes científicas oficiales.

-Se nos oculta que el vertido del material radiactivo al Océano Pacífico constituye una alarmante contribución al proceso de contaminación radiactiva global, del que muchos científicos vienen advirtiendo desde el suceso de Chernobyl: no se han detectado elementos radioactivos únicamente en la cadena alimentaria de Japón, sino en, por ejemplo, el agua de lluvia que ha sido analizada en California. La radioactividad afecta a los seres humanos, algas, crustáceos, peces, a los alimentos que ingieren animales consumidos por el hombre… Cuando entran en contacto con el cuerpo, los elementos radioactivos, llamados emisores internos (internal emitters) se dirigen, en un viaje mortal, hacia órganos específicos como la glándula tiroides, el cerebro o el hígado, irradiando en un proceso CONTINUO e IMPARABLE pequeñas, pero letales, células con altas dosis de radiación alpha, beta y/o gamma, lo que genera INEVITABLEMENTE diversos procesos cancerígenos.

-Japón está “no-oficialmente” asolada, destruida: no solo sus aguas están contaminadas, su suelo, su vegetación, la cadena alimentaria, sino que ya hay una gran parte de su territorio que extraoficialmente se ha etiquetado con el término INHABITABLE (como ejemplo, baste citar que en el área metropolitana de Tokio, un área con una población de casi 39 millones y medio de población, se ha detectado sistemáticamente, desde el accidente, un alto nivel de radiación, alejado del “supuestamente” aceptado como nivel “tolerado”) Se detectó un altísimo nivel de cesio radioactivo en distintas empresas y fábricas de productos relacionados con la alimentación humana, como la fábrica Shizuoka, una de las mayores zonas productoras de té, junto con otras cinco empresas más.

-El silencio oficial, sin embargo, contrasta con las voces de entidades científicas relevantes, algunas de ellas elaboradoras de informes alarmantes, que han visto la luz a principios de este año 2012 y que señalan que la radioactividad es peligrosamente patente, a niveles excepcionales, en los materiales de construcción, con los que continúan construyéndose edificios, carreteras y otras instalaciones.

– El Ministerio de Economía, Comercio e Industria (mayo 2011), presentó un informe titulado » Impacto Económico de la Gran Terremoto del Este de Japón y el estado actual de la recuperación «,  en el que, con la mayor hipocresía posible, afirma que  «la recuperación económica» de Japón tras el accidente es un hecho consumado. También deja de lado el tema de la radiación: no se menciona el impacto de la radiación nuclear en la fuerza de trabajo y la base industrial del país. El informe señala que la distancia entre Tokio y Fukushima Dai-chi es aproximadamente unos 230 km y que los niveles de radiación en Tokio son más bajos que en Hong-Kong y Nueva York  (Ministerio de Economía, Comercio e Industria, Impacto del Gran Terremoto del Este de Japón y estado actual de la recuperación, pág. 15) Todas estas afirmaciones-mentiras se expresan desoyendo informes y obviando pruebas, como el mapa de radiación de Tokio elaborado por entidades independientes.

-Finalmente, una de las preguntas más importantes es si la gran variedad de productos industriales y componentes «Made in Japan» – incluidos los componentes de alta tecnología, maquinaria, electrónica, automóviles, etc. – que son exportados en todo el mundo se hallan contaminados y contaminarán con su radioactividad. Si este fuera el caso, la base industrial del este y el sudeste asiático, que  dependen en gran medida de los componentes japoneses y la tecnología industrial, se verían afectados. El impacto potencial sobre el comercio internacional sería de un gran alcance. En este sentido, en enero, las autoridades rusas confiscaron automóviles japoneses irradiados y elementos para la fabricación de vehículos con radioactividad significativa en el puerto de Vladivostok. Huelga decir que los incidentes de esta naturaleza en un entorno competitivo global, podrían conducir a la desaparición de la industria automotriz japonesa que ya está en crisis.  Si bien la mayoría de la industria automotriz está en el centro de Japón, la fábrica de Nissan motor está situada en  Iwaki ciudad es de 42 km de la planta de Fukushima Dai-ichi. Cuestionarse si está la planta afectada, a pesar de que se encuentra dentro de la zona de evacuación (10-20 km) de la que fueron evacuadas unas 200.00, muchas de ellas con graves enfermedades y lesiones en estos momentos, parece absurdo

No haría falta, tras la lectura de estos argumentos, pensar que continuarán ocultándonos, a nivel oficial, que estamos siendo envenenados radioactivamente a nivel global ¿Hasta cuándo? ¿Cuántas muertes y enfermos de cáncer tendrán que ser contabilizados para que se admita el impacto del desastre nuclear?

Pura María García
Enlace del artículo: http://lamoscaroja.wordpress.com
¡Haz clic para puntuar esta entrada!
(Votos: 0 Promedio: 0)

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Scroll al inicio