La visita de Benedicto XVI ha superado, con creces, el guión previsto…

JMJHa llegado el día D. La semana de la “JMJ-católica” ha terminado, Benedicto XVI vuelve a Roma, a su  “Estado ficción” (sin ciudadanos, sin Parlamento, pero con miles de “diócesis y estructuras-poder” repartidas por todo el mundo) que gobierna de forma autocrática por mandato divino y desde el Pacto de Letrán con Mussolini.

En Madrid se abrirán de nuevo espacios públicos para el disfrute general: Es el momento de hacer cuentas, balances y, también de pedir responsabilidades políticas.

Volvemos a la rutina: el paro, la bolsa, los mercados, los enfrentamientos políticos, el fin de las vacaciones veraniegas y, en muchas familias, preparar “nuevas mochilas” esta vez para el inicio del curso escolar (sin vales con fuertes descuentos, todo lo contrario). Mientras, la secularización progresiva de la sociedad seguirá su curso y el desprestigio de esta iglesia de popes, boato, soberbia, riqueza, autocracia y exclusión, seguirá aumentando, a pesar de la “obra social” a la que aluden, cuando se sienten acorralados por la razón.

En un blanco y negro, algo raído, el “infalible” Papa ha proclamado, una vez más, el NO: al placer, a la planificación familiar, al sexo fuera del matrimonio, al divorcio, a la homosexualidad y al matrimonio de personas del mismo sexo, a la igualdad de género, a la buena muerte… y el SI (tozudo) al celibato de los curas y a una renovada sumisión de las monjas (por ser mujeres), al mismo tiempo que ha “atizado” un peligroso fundamentalismo católico, sin que los poderes políticos y judiciales intervengan. 

Quizá porque representantes de los tres poderes y la casa real católica se han humillado, ante el jefe de una institución privada con más poder económico, que espiritual. El Estado, una vez más, al servicio de corporaciones privadas.

Y en esta corta e intensa semana han ocurrido cosas, entre otras: han caído espectacularmente las audiencias de las televisiones mientras se retransmitían las ceremonias religiosas, con el dinero de todos. Políticos de diversos colores han atacado las legítimas protestas laicas en un miserable desprecio de la Constitución. Los antidisturbios “se han puesto las botas”, hechos que habrá que aclarar, administrativa y/o judicialmente…. Se han perdonado pecados en masa y se ha escuchado el himno: “El novio de la muerte”.

Tras esta semana de exaltación política y mediática de los “valores católicos”, la presión social para construir el Estado laico, que no excluya, ni privilegie, será más fuerte y alargada que nunca, por el bien de la democracia y del Estado de derecho.  

Francisco Delgado. Presidente de Europa Laica
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