Se busca milagro en Caltagirone

papaRodeado. Así debe de sentirse el papa Francisco, y cada vez que sale de viaje debe de experimentar la misma incómoda situación de los habitantes de algunos barrios populares de Catania (Italia), que cada vez que salen de casa saben que pueden encontrársela ocupada por extraños al volver. Bergoglio es consciente de que sus enemigos anidan especialmente en las estancias vaticanas, que trabajan incansablemente día y noche, maquinando y preparando una sucesión que consiga hacer volver a la Iglesia Católica Apostólica Romana a los tiempos de las certezas.

Hoy reinan la confusión, la rabia y el espíritu de venganza por un lado, y la esperanza recuperada por el otro. Las consideradas como reformas de Bergoglio se realizan a saltitos, él las lanza aquí, deja que las cosas avancen, que los nudos se desaten y que las contradicciones se evaporen por sí solas. En este contexto, cada uno avanza como mejor le parece. Hay quien tira de la cuerda por un lado y quien tira por el otro; hay quien acelera y quien frena, con el resultado de que la cuerda podrá romperse o el coche estrellarse. De ello están convencidos tanto los restauradores como los reformadores, pero ninguno tiene el valor de dar un tirón y llevar a la Iglesia definitivamente a su lado, porque cualquier tirón puede provocar a su vez la destrucción del vehículo o la rotura de la cuerda.

Y ese es el miedo en que se debate hoy la Iglesia. Todo esto, obviamente, no se muestra. Las imágenes y las noticias se refieren exclusivamente a los viajes y a las declaraciones “modernas” del Papa, y solo accidentalmente emergen las sombras que acompañan a su pontificado.

Ya han pasado algunos años desde la exaltación al trono de San Pedro del Papa llegado de lejos, y sin embargo ninguno de los objetivos que se había marcado se ha concretado, desde la reforma financiera hasta la cuestión del sexo en sacristía, pasando por la democratización de las estructuras jerárquicas (las conferencias episcopales), el papel de la mujer, la cuestión del divorcio, etc. Dinero y sexo son, por otra parte, los pilares de la doctrina católica. El primero –el “estiércol del demonio”– está en la Iglesia como la sangre está en los seres vivos (humanos incluidos); sin sangre no hay vida, sin dinero no vive la Iglesia: sus bancos, sus congregaciones, legiones, sectas, hay que considerarlos como grandes sociedades de capital, de dinero pecan incluso curas y obispos de provincias, pescados de vez en cuando con las manos en la masa.

Los “Papeles del Paraíso” por ejemplo, publicados recientemente en el diario italiano L’Espresso, han sacado a la luz las cuentas retenidas en paraísos fiscales de los Legionarios de Cristo, antes y después de la gestión del padre Marcial Maciel, fundador de esa congregación, que acabó en un exilio dorado por delitos de violencia sexual denunciados por decenas de sus víctimas. El jefe de los Legionarios de Cristo controlaba los fondos de su estructura, y secretamente los custodiaba desde el 28 de julio de 1992 en las Islas Bermudas, concretamente los procedentes de los círculos educativos –la red de 160.000 estudiantes repartidos por todo el mundo– sin pagar impuestos a nadie, con un flujo de ingresos calculados por el periodista Raúl Olmos en El Confidencial, de trescientos millones de dólares al año. Maciel y sus más estrechos colaboradores levantaron una sociedad entre las Bermudas y las Islas Vírgenes británicas que transfería y ocultaba fondos. El corazón de este imperio económico secreto estaba en Roma, en via Aurelia 677, cuartel general de los Legionarios de Cristo. Tocado por los escándalos sexuales, acusado por sus antiguos adeptos y por dos mujeres con las que tenía hijos, Maciel es privado del sacerdocio por el papa Ratzinger. En el negocio estaban también implicados bancos italianos y el gobernador del Banco de Italia, Antonio Fazio, que financiaba las actividades de los Legionarios con una serie de ilegalidades contables.

Desde 2006, las sumas escondidas se van retirando poco a poco. Tras la muerte de Maciel en 2008, el Vaticano activa una investigación interna: en 2013 interviene la congregación y liquida los activos de las Bermudas, extinguiendo también el fondo de las Islas Vírgenes. En el Citibank de Nueva York había también cuentas secretas. No parece que se hayan pagado nunca los impuestos en ninguno de los países de los que procedían los fondos, con Italia a la cabeza, y los personajes que compartían la responsabilidad de los fondos secretos siguen en las directivas, incluyendo los de la potente asociación laica Regnum Christi, cuyo responsable (Mario Olivieri Sangiacomo) continúa siendo el jefe de un holding ubicado en el paraíso fiscal de Delaware (Estados Unidos), que controla trece sociedades en todo el mundo. La investigación sobre los “Papeles del Paraíso” ha identificado fondos secretos de los Legionarios incluso en Panamá, en Jersey y en Luxemburgo.

En el tema de la pedofilia, otro tema caliente, salen casos de todos los colores. El más gordo es uno que ha visto afectados a monaguillos del Papa, chavales objeto de abusos sexuales durante años por parte de personajes de las altas esferas. De hecho, parece que donde haya niños y curas existe un imán que se transforma rápidamente en calamidad para los primeros. El escándalo consumado durante años a pocos metros de las habitaciones papales de Casa Santa Marta ha sido denunciado en el último libro de Gianluigi Nuzzi, Peccato originale, y en algunos testimonios de víctimas entrevistadas en el programa Le iene.

Pero a pocos kilómetros de estos tristes sucesos, en Caltagirone, está teniendo lugar otro importante acontecimiento: está en fase avanzada el proceso de beatificación de Luigi Sturzo, el fundador del Partido Popular, precursor de la Democracia Cristiana. Se han presentado ya todos los papeles, se han recogido firmas, se ha consignado el proceso y se ha depositado el dinero necesario. Solo falta un requisito: ¡el milagro! La comisión especial para la beatificación está esperando un hecho milagroso por obra de Luigi Sturzo para poder completar el expediente. Estamos seguros de que solo es cuestión de tiempo, ya que antes o después aparecerá el milagro.

Nosotros también queremos echar una mano lanzando un llamamiento a nuestros lectores: SE BUSCA MILAGRO. Poneos manos a la obra, señalad hechos milagrosos de los que hayáis sido o seáis testigos, pero invocando al padre Sturzo, y será tarea de nuestra redacción notificarlos a la comisión para su beatificación.

En espera de vuestras noticias, os desea un buen equinoccio de primavera vuestro.

Frà Dubbioso

Publicado en el Periódico Anarquista Tierra y Libertad, marzo de 2018

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