¿Han de constituir las mujeres sus propias agrupaciones?

Me escribe una joven compañera. Pregunta: “dado que hombres y mujeres son personas, y aspiran dentro del anarquismo a la emancipación, ¿han de constituir las mujeres sus propias agrupaciones?”.

Mi respuesta es que sí. ¿Por qué? Evidentemente, porque los hombres no pueden liberar a las mujeres. Jamás lo harán. Pero como no soy experto en feminismo, he planteado esta duda al Comité.

El Comité es una reunión de entre quince y treinta mujeres del barrio, pobres, mayores de sesenta años. Todas las tardes de verano, a partir de las nueve de la noche, cuando refresca y han acabado las tareas habituales, toman la plaza con sus sillas y charlan. La respuesta que me han dado, es la que sigue.

“La organización de las mujeres para su liberación específica es necesaria, y ha de hacerse al margen de los hombres. En los espacios supuestamente liberados, no se respeta a la mujer. Decimos que:

Una va a luchar por la Emancipación, está preparando una pancarta, pensando en el anarquismo, y llega a interrumpir un niñato de pelo tieso intentando ligar. Si una no entra al sexo, inmediatamente dicen “reprimida”. Luego, a la primera oportunidad te emborrachan pa sobarte.

Se considera la lucha de los hombres como la lucha del pueblo, mientras que las mujeres ayudamos, apoyamos, colaboramos… ¿No dices que la lucha es común?

La división la hacen los hombres: minusvalorando los trabajos de las mujeres y reproduciendo el odioso rol que impone el patriarcado en la organización libertaria. El patriarcado se ve en cómo se nos escucha en las asambleas: con condescendencia, con punto de burla, con aburrimiento por parte de los hombres, a veces en plan protector, dando la palabra a las “pobres mujeres”.

¿Y qué ocurre con la tolerancia al machismo entre anarquistas? Mucho hablar de que todos somos iguales, pero al militante varón que se aprovecha de su mujer que en la casa barre, friega, guisa, cuida…, no se le cuestiona, ya que eso entra en el ámbito de “lo `privado”. Si el tío en su casa es un marajá, nadie se mete en ello ya que es el señor de su casa.

El poder del hombre sobre la mujer es tan de milenios, que ni se ve, ni se cuestiona.

Por lo tanto la mujer revolucionaria se ve obligada a luchar en una lucha dentro de la lucha: contra el capital explotador y contra los hombres (padres, maridos, hermanos, hijos, compañeros).

La opresión masculina es universal. Por eso hay organizaciones libertarias mixtas e igualitarias…, sin mujeres. Esos locales alternativos vacíos de mujeres, muestran no igualdad, sino barreras culturales.

Por eso y mucho más, las mujeres, han de estar organizadas como mujeres, para plantar batalla con posibilidades de éxito al poder patriarcal que las oprime”.

Vete a hacer puñetas macho mamarracho. Ha hablado el Comité. Lo que es de uno es de todos, lo que es de todos es de nadie, lo que es de nadie es de uno.

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