La Organización Anarquista

Ponencia presentada en el marco de las 3ras jornadas comunistas libertarias en Colombia. Sobre la vigencia de la plataforma y las críticas necesarias para que su intención funcione. Hacia la organización anarquista en grupos federados.

85 años después de la escritura de La Plataforma Organizacional de los Comunistas Libertarios1,que ha sido uno de los textos más discutidos dentro de los ambientes libertarios, hoy en Colombia se vuelve a reflexionar sobre la organización anarquista gracias a la invitación de las compañeras del grupo libertario Via Libre que a los 200 años del natalicio de Miguel Bakunin celebran las terceras jornadas comunistas libertarias. Es de mucha pertinencia este tema debido al crecimiento de la escena anarquista en Colombia, lo que amerita reflexionar sobre la necesidad de la organización entre los libertarios, punto central de este documento tomando como excusa un análisis crítico de la plataforma. Desde el siglo pasado se viene cuestionando el porqué si el anarquismo se propone como una alternativa política seguida por varias personas, estas no se organicen para difundir y promover la realización de este pensamiento/acción. Precisamente por ello exiliados rusos se reunieron en 1929 para plantearle a los anarquistas en París el generar una organización específica con estos fines. Agradeciendo la invitación de las compañeras de Vía Libre, me dispongo a continuación a describir varias de las reflexiones que me suscita la lectura de la plataforma, poniendo un grano de arena en difundir la necesidad de la organización anarquista que provoque alternativas libertarias a la realidad que vivimos en Colombia. En este sentido describiré algunas ideas generales que me suscita el texto especialmente en cuanto a su intención de promover la organización, para posteriormente ir punto por punto de la sección general de la plataforma dando cuenta de mis puntos de vista acerca de lo que se plantea. La plataforma está dividida en tres partes, esta primera que es la general, una segunda que es la constructiva y una tercera que es la organizacional. Dejo para una próxima oportunidad la descripción de mis reflexiones a propósito de las dos últimas secciones, ya que el corto tiempo para presentar la ponencia no me permite expandir más mis impresiones.

http://grupolibertariovialibre.files.wordpress.com/2014/05/terceras-jornadas-comunistas-libertarias.gif?w=671&h=394El punto central del texto de la plataforma es la inquietud de la organización anarquista. No solo se comparte esa inquietud sino que es evidentemente necesaria en Colombia por lo que quisiera describir mi propia visión sobre esta. La organización la entiendo bien sea en un grupo o bien en la coordinación constante de acciones de propaganda, agitación y activismo de varios grupos e individualidades. Una organización no tiene por que ser necesariamente una estructura, aunque puede serlo, realmente de lo que se trata al organizarse es de construir colectivamente las lecturas de la realidad, establecer planes conjuntos de acción, tener la disciplina necesaria para llevarlos acabo y la constante reflexión para saber como avanzan, en que forma va cambiando la realidad y en que momento deben tomarse nuevos planes. En el dado caso que se logre concretar como una organización hablando ya en términos de grupo, cosa que solo se dará con años de trabajo y confianzas compartidas, la organización tiene que ser lo suficientemente flexible como para que no se vuelva un aparato burocrático, y esto en parte se gana con la participación activa de forma colectiva para que no se devenga en liderazgos monolíticos o profesionalización de la militancia política. Eso si, considero que la organización no puede ser el punto de partida, son las acciones y las discusiones las que deben dar el pie para que las personas se sientan con la confianza necesaria para construir compromisos colectivos, y con el tiempo llegar a consolidar su afinidad en una organización. No se parte de la organización, se debe llegar a ella.

Está claro que las anarquistas en general tienen muchas diferencias, y que por lo tanto no podemos articularnos todos en todo. Es evidente que las anarquistas que nos planteamos esta apuesta como una propuesta social y promovemos la organización tenemos serias diferencias con aquellos que creen que cualquier tipo de organización formal es un problema, y que llaman al insurreccionalismo inmediato sin pensar las consecuencias que tengan los actos de violencia generados. Aun así, los anarquistas que nos pensamos construir socialmente estamos en el deber no solo de trabajar para organizarnos sino de estar dispuestos a construir con las demás anarquistas, con el resto de la izquierda y en general con la gente a nuestro alrededor. No tenemos por que estar de acuerdo en todo para trabajar juntos, podemos construir desde pequeñas afinidades, y con aquellas con que tengamos más afinidades planear más proyectos conjuntos.

En ese sentido, no creo que sea prudente hablar de un único programa en el movimiento anarquista, precisamente por que los programas salen de las afinidades y es clarísimo que no hay un único programa que nos reúna a todos los anarquistas todo el tiempo y en todos los lugares. En cambio, cuando nos organizamos como colectivo si deberían construirse un propio programa anarquista, que debe ser su mapa estratégico que le permita proponer las tácitas para llevarlo a cabo. Pero, el hecho de que un grupo construya un programa no restringe la organización anarquista solamente al programa de ese grupo, por que puede desarrollarse planes conjuntos de organización entre grupos anarquistas que tengan distintos programas siempre y cuando estos tengan algo en común. Los programas seguramente tenderá a asemejarse en momentos en que coyunturas lleven a la acción conjunta y con ello se construyan afinidades, pero el hecho de que no haya un programa unificado no es excusa para dejar de trabajar entre distintos colectivos. En este sentido, tiendo a confiar más en la figura de federación de grupos que se reúnen desde unos intereses más generales pero que no necesariamente tienen que tener afinidad en todo todo el tiempo. Unas afinidades generales de lucha anticapitalista, anti-estatal, antiautoritario pero que en su campo de acción y devenir cada grupo asuma programas particulares desde sus propias afinidades. Las anarquistas organizadas en grupos que se federan podemos converger con el resto de anarquistas no organizadas en el movimiento anarquista general, siempre teniendo en cuenta lo que nos una así sea poco. Finalmente, ese movimiento anarquista debe converger con el resto de movimiento revolucionario y con la sociedad en general para trazar los caminos necesarios para lograr la transformación de esta sociedad. En conclusión, la organización se plantea en 5 niveles: 1) el colectivo de afinidad inmediato, 2) la federación de colectivos afines, 3) El movimiento libertario de procesos organizados y otras individualidades, 4) La convergencia del movimiento anarquista con el resto de los movimientos revolucionarios, 5) El trabajo del movimiento revolucionario dentro de la sociedad.

Al haber expuesto algunas inquietudes generales sobre lo que creo debe ser la organización, paso a plantear puntualmente reflexiones sobre cada uno de los puntos expuestos en la sección general de la plataforma, y para facilitar a aquellos que quieran ubicar las secciones en el texto original voy a colocar los subtítulos. correspondientes a esta.

1. LUCHA DE CLASES, SU PAPEL Y SIGNIFICADO

Está claro que como anarquistas queremos acabar con el capitalismo, y que reivindicamos la tradición obrera que ha sido la que ha ganado con su lucha muchos de los derechos que hoy disfrutamos. No por ello debemos olvidar que la lucha de clases debe redimensionarse para la realidad del siglo XXI, y más para Colombia en donde la figura del proletariado tal y como se describía a finales del siglo XIX y principios del XX no existe, es decir, en Colombia la clase asalariada está en su mayoría afiliada al sector de servicios y no al industrial, no solo por que la industrialización no se desarrolló completamente sino porque además en las últimas décadas de neoliberalismo una de las principales afectadas fue precisamente la precaria industria que existía. Por lo tanto pensar en la lucha de clases debe hacerse desde mirar cual es la realidad de las asalariadas colombianas y no solo quedarse en repetir que el movimiento obrero debe tomarse las fábricas. Esta misma formula ignora la realidad de muchos trabajadores informales que en su afán por sobrevivir recorren las calles consiguiendo su sustento diario. También desconoce a los pequeños campesinos propietarios de tierra quienes a pesar de no ser directamente asalariados no son incluidos en los beneficios del sistema (buena parte de las reivindicaciones de los campesinos en los últimos paros del país ha sido acceder a mejores tierras y garantizar que su producción pueda ser comercializada).

Es decir, es vigente la idea de acabar con el monopolio de la propiedad por parte de los acaparadores y promover que en vez de la solución individual apostemos por la salida colectiva. Pero, aunque vigente, las reivindicaciones anticapitalistas no pueden centrarse únicamente en la reivindicación de los trabajadores asalariados sino que debe incluir la garantía de la calidad de vida para no asalariados (no dependientes de alguien que les de un salario) e inclusive pequeños propietarios como los campesinos. Insisto, si bien es cierto que nuestro ideal propone la colectivización de la propiedad privada, en nada entra en contradicción con pequeños propietarios que en su ejercicio no exploten a otras personas. En últimas la principal lucha es contra la explotación y no debemos descansar mientras sigan habiendo personas que nos roben nuestro trabajo.

Ahora, una de las cosas que olvida la reflexión de la lucha de clases únicamente desde la producción es que también hay acaparadores en la distribución que generan un incremento de los precios a los consumidores y esto es igual de injusto que la explotación. Es necesario reflexionar que también como consumidores podemos organizarnos para enfrentar a los especuladores, promoviendo formas directas de relación entre productores y consumidores. Es por esto que no se deben desechar formas propias de organización de los consumidores como lo son cooperativas y redes de solidaridad que deben plantearse no solo como espacios para mejorar la calidad del consumo sino también para transformar radicalmente las relaciones sociales de consumo.

Finalmente, si algo nos han enseñado el devenir de las distintas luchas, es que si bien la de clases es una de las centrales, no por ello podemos desestimar y dejar de poner fuerza a otras tan importantes como esta: aquellas para acabar la discriminación por genero, por elección sexual, por supuesta raza, etc.. No hay lucha mas importante que la otra aunque en coyunturas y momentos específicos concentrarse en alguna de ellas sea necesario. Por ello es que hay que recordar constantemente que no solo existe la lucha de clases sino que hay otras clases de luchas tan importantes y determinantes para nuestro devenir político. Ninguna de ellas es central, y tal y como las vivimos están tan interconectadas que tenemos que estar siempre reflexionando de las otras cuando estemos hablando de una.

Lucha de clases, claro que si, pero ni única ni con los mismos clichés del pasado. Todas estas luchas deben darse leyendo la realidad colombiana, y dando propuestas creativas para enfrentar la desigualdad y no solamente repetir lo que se ha hecho en otras partes.

2. LA NECESIDAD DE UNA REVOLUCIÓN SOCIAL VIOLENTA

Si hay un tema que suscite polarización dentro de libertarios es el uso de la violencia para los fines revolucionarios. Y esto en parte lo ha logrado últimamente la radicalización de ciertos compañeros en varias regiones quienes desarrollan campañas de violencia sistemática sin que esta surja desde iniciativas de procesos organizativos sino desde la individualidad o la afinidad solo para ese objetivo. Dichas muestras de acción, que se han desarrollado especialmente en Europa y América, han desatado en muchos anarquistas el deseo de imitar estos pasos en Colombia y esto los ha hecho hacer constante apología a la violencia en distintos escenarios. Frente a estas palabras otros anarquistas consideramos que hay que hacer valoraciones tácticas y estratégicas del uso de la violencia cuando esta no proviene de la acción de los movimientos sociales en sus luchas.

Si bien es cierto que el Estado y el capitalismo se mantienen a partir de un ejercicio sistemático de la violencia, lo que han demostrado muchas de las acciones violentas contra el capital es que terminan profesionalizando a quien la ejerce y le alejan del resto de la gente, ya que su ejercicio le implica una clandestinidad muchas veces incompatible con la militancia social. Mucho más importante es que el estar promoviendo la violencia todo el tiempo lo que hace es hacernos extraños del resto de la población a la que no solo no le interesa estar en un ambiente de violencia constante sino que además no alcanzan a entender el significado de lo que está detrás de la violencia ya que es mucho más efectivo el Estado y los medios de comunicación para convencerle de lo negativo de ella que nosotras de convencerle de la necesidad para acabar con la opresión. Ejercer violencia sin saber comunicar que significa y cuales son los objetivos es un error en que se ha incurrido que más que generar adeptos lo que genera es un rechazo casi indiscutible. Se que a muchos anarquistas que promueven la violencia esta lectura la responderían diciendo que no les importa que los demás legitimen sus acciones por que en si mismas son legítimas y que si la gente no les comprende es por que están alienados. Ambas lecturas me parecen desafortunadas ya que desconocen que las transformaciones sociales deben involucrar a más personas que a héroes enmascarados que con molotovs salvan al resto de la humanidad.

Por otro lado, es necesario tener en cuenta que los movimientos donde más personas se han sentido recogidas en los últimos tiempos son aquellos que nacen desde las prácticas no violentas y creativas de protesta donde la gente no siente temor de participar y de hecho se articula con ideas novedosas frente a la realidad. En estas formas de protesta y de construir colectivamente se logra acercar a más personas y construir procesos más fuertes, ya que antes que sentirse amenazadas se sienten invitadas al hacer. Y muchas de esos procesos que inician con estrategias no violentas al encontrar represión en el Estado van descubriendo que en momentos viene necesario aprender a defenderse.

Además, algo tiene que enseñarnos estos 50 años de conflicto en Colombia. Si para algo ha servido la violencia de los distintos actores es para promover una militarización de la sociedad en donde en momentos no ser violento es sinónimo de no querer ejercer la política, cosa que no solo no es cierta sino que además ha censurado la promoción de diversas formas de hacer política. Así no se quiera confesar públicamente, todos estos años de consolidación de ejércitos guerrilleros han concentrado fuerzas de personas que pudieron estar invertidas en el fortalecimiento de los movimientos sociales. Claro está que muchas de las personas que terminaron en las guerrillas no lo hicieron por simple gusto, habría que recordar como la persecución que tuvieron muchos dirigentes sociales y políticos les exigió para salvar sus vidas refugiarse entre las filas de las guerrillas. Si bien eso es cierto, también es cierto que muchos de los militantes de los movimientos sociales por concentrarse más en las acciones del ejército terminan reduciendo la atención a las necesidades propias del movimiento social,

No se trata de decir que la violencia no es necesaria en un momento específico en que el Estado ataque a las comunidades y estas para defenderse deban utilizarla. Lo que se quiere afirmar es que el tema de la violencia debe tratarse con suma responsabilidad sin caer en una apología irresponsable de ella aunque tampoco denunciando completamente su utilización. Lo momentos específicos y las comunidades organizadas serán las que determinarán cuando, como y porqué utilizarla.

3. ANARQUISMO Y COMUNISMO LIBERTARIO

La apuesta del comunismo libertario es el ideal que proponemos las anarquistas, aunque a su vez no queremos una sociedad donde se imponga nada. Por ello es necesario reconocer que el principal anhelo de las anarquistas antes que realizar el comunismo libertario es promover dinámicas sociales donde las personas vivan en el mundo que quieren vivir y no en el que les es impuesto por la dictadura del más fuerte. En ese sentido, la lucha de los anarquistas no puede ser en principio la de conseguir un mundo de anarquistas sino uno en el que entre la diversidad de opiniones se construyan decisiones que nos impliquen a todas. Es fundamental que al integrarnos a las luchas sociales en ellas impregnemos constantemente el asamblearismo, la horizontalidad, la toma y ejecución de las decisiones por todas las personas. Construir escenarios de debate y de construcción de decisiones parte del hecho de reconocer que los colectivos no son homogéneos, y que por lo tanto no todas estamos todo el tiempo de acuerdo en todo, y que esa diferencia más que ser un problema es la potencia que permite escuchar distintas posturas y formas de ver el mundo. Partir de la diferencia no implica que no creamos en la posibilidad de llegar a algunos acuerdos que pueden constituirse como consenso, sino ser conscientes que el llegar a consensos no implica que en el resto tengamos que estar de acuerdo.

En ese momento, en el que las distintas personas tengamos escenarios efectivos de deliberación, las anarquistas defenderemos el comunismo libertario como esa sociedad en que “De cada cual según sus capacidades, a cada cual conforme a sus necesidades”. No solo defendemos que es la mejor alternativa sino que los momentos en los que hemos vivido bajo estos principios se ha demostrado que hacemos más y con ello tenemos más tiempo para dedicarle a otras cosas distintas a reproducir nuestra vida material. En esa deliberación libre es que aquellos que estén de acuerdo con nosotras en la construcción del comunismo libertario nos pondremos de acuerdo para hacerlo, y materializándolo podremos demostrarles a los que aun no lo creían de que es posible. Muy seguramente siempre quedarán personas que no quieran integrarse a participar en la construcción de una sociedad de este tipo, y creo que antes de pensar que todas tenemos que estar de acuerdo en el comunismo libertario, lo que hay que defender es que todas debemos estar de acuerdo de vivir en una sociedad en que no solo nadie se imponga sino que nadie explote o segregue a las otras. Sin dominación hay múltiples formas de vivir, y ese debe ser el objetivo al final, el de construir una verdadera democracia en donde no exista opresión y todos podamos participar.

4. LA NEGACIÓN DE LA DEMOCRACIA

Si bien es cierto que el régimen actual de dictadura civil es denominado democracia, también es cierto que la mayoría de personas en la sociedad entienden la democracia como un sistema político en el que se participa para decidir sobre como vivir. Claro está, lo asumen solamente como un régimen político en donde se participa votando y no más. El anarquismo plantea que la participación debe ser directa y que no debe tener intermediación de ningún representante, y por lo tanto con que no es suficiente con votar. Creemos que decidir y ejecutar lo que es mejor para nuestras comunidades debe ser realizado mediante la participación y acción de todas las personas, reconociendo que tenemos distintas posturas frente a los problemas pero también apostándole a llegar a consensos cuando se pueda (y cuando no respetar las diferencias). A eso le llamamos acción directa y asamblearismo, pero es probable que para muchos esto sea lo mismo que una democracia directa y no representativa. En este punto no creo que debamos estancarnos en decir que eso no es democracia, creo que es mucho más útil recoger lo que compañeros en Estados Unidos han denominado la verdadera democracia, es decir redefinir la misma palabra que utiliza el poder para resignificarla y promoverla como sinónimo de acción directa y no como el sistema que en vez de favorecernos lo que hace es mantener castas políticas que solo se favorecen a si y a los poderosos.

Democracia no puede ser una dictadura civil como en colombiana en donde el modelo bipartidista que se mantuvo durante buena parte del siglo XX sigue en el siglo XXI a pesar de la mutación de estos partidos, modelo que solo promueve que una casta política sea la que decida el destino del resto de la población. No puede ser democracia el que sean buenas personas las que gobiernan, democracia es que esas buenas personas no le nieguen la posibilidad a las otras personas de tomar y ejecutar las decisiones que tienen que ver con su vida. Por eso es que cuando aparecen las elecciones no estamos de acuerdo con ellas, por que proponemos que no sean los representantes sino las mismas personas las que tomen y ejecuten las decisiones fundamentales para su comunidad, y al hacerlo logren remplazar al Estado en la administración de lo público.

5. LA NEGACIÓN DEL ESTADO Y DE LA AUTORIDAD

Precisamente por que no estamos de acuerdo con ese sistema político que solo favorece a la minoría es que consideramos la necesidad de buscar otras formas de gestionar lo público. Como bien lo reconoce la plataforma no es nuestro interés la toma del aparato del Estado para cambiarlo desde adentro, pero lo que se olvida en la plataforma es reconocer que muchas de las luchas históricas que han ganado tanto las trabajadoras como la sociedad en general se han materializado en derechos que cumple el Estado. Hablo de cuestiones como la salud, la educación y demás que son necesidades que se tienen que suplir colectivamente y de las cuales el Estado se ha encargado en parte. No creemos que esto justifique la existencia de este aparato político, pero si que mientras exista no debe dejar de prestar estos derechos ya que hacen parte de la calidad de vida de la gente, y de hecho que deben ampliarse cada vez más la solución a necesidades colectivas de forma pública y cada vez menos privada. Claro está, no nos queremos quedar allí, ya que promoviendo la desaparición del Estado en consecuencia creemos que esta administración pública debe pasar de las manos del Estado a las manos de la comunidad, es decir hay que comunitarizar lo público en vez de privatizarlo. Creemos que deben ser las mismas comunidades las que gestionen directamente las necesidades que surgen en su seno.

Esa es precisamente la gran diferencia que tenemos los anarquistas de los anarcocapitalistas, y es que estos últimos desde postulados que son profundamente neoliberales postulan que es el mercado el que debe solucionar las necesidades de la gente mientras que nosotros consideramos que es el deber de las comunidades hacerlo. Esos anarcocapitalistas que ensucian el nombre de la libertad defendiendo al capitalismo olvidan que el mercado al final protege a los actores económicos más fuertes y garantiza la iniquidad social. Por eso es que defendemos que no solo es suficiente con acabar con el Estado, sino que es igual de importante promover formas de gestión de las necesidades desde las mismas comunidades.

6. EL ROL DE LAS MASAS Y EL ROL DE LOS ANARQUISTAS EN LA LUCHA SOCIAL Y EN LA REVOLUCIÓN SOCIAL

Eso de seguirle llamando masas a la gente si que es una mala costumbre. Nadie es masa para que se le amase, se le lleve como un rebaño o se le diga que hacer; Como bien lo dijo un compañero: esto no se trata de una panadería! Lo primero es reconocer que no existe ni un sujeto por excelencia de la revolución (a los trabajadores urbanos se les llama clase y a los campesinos masa en la plataforma) y que de hecho todos los oprimidos están llamados a liberarse de esa opresión e inclusive los opresores a renunciar a ella. Precisamente es la organización de todas las personas excluidas lo que promueve no solo los mecanismos de lucha sino también ya va creando los medios de gestión de las necesidades sociales, es decir, al mismo tiempo la organización social es la forma de defenderse así como el escenario ideal para remplazar la gestión privada y estatal por la comunitaria. En ese camino es que se destruye el Estado, no en actos de violencia contra edificios o personas. El Estado es una forma de organización de gestión pública y en la medida que se le vaya remplazando progresivamente con otras formas de gestión, en este caso la comunitaria, es que se le va destruyendo. Destruir el Estado no solo puede ser acabar con el aparato militar que lo defiende o suspender las funciones del aparato burocrático que lo hace funcionar. Tiene que ser el lograr construir colectivamente una forma de hacer lo que él hace, de tal manera que podamos prescindir de él en un momento.

Por ello es que hablar del “día de la victoria” no es más sino caer una vez más en lecturas, que como la cristiana o la bolchevique, postulan que hay un día en que llega el paraíso y nosotros tenemos claro que tal paraíso no existe! No nos prometamos cosas irreales. Si algo ha hecho la izquierda históricamente es ensalzar términos como revolución o insurrección como si fueran realmente un único momento, cuando son todo lo contrario, son un devenir de acciones que realizamos constantemente con el objetivo de construir el mundo que queremos. Claramente van a haber unos momentos fundamentales de no retorno, como lo pueden ser el lograr desmovilizar las fuerzas militares que sostienen el Estado o acabar con símbolos de opresión como la cárcel, los congresos, los batallones.

Lo que si es cierto, es que para que esto sea posible tenemos que provocarlo, y esto no se dará a menos que quienes queremos llevarlo hasta allí no lo propaguemos entre nuestras comunidades. A diferencia de lo que plantea la plataforma, el papel de las anarquistas no es preparar a trabajadores y campesinos sino prepararnos con las comunidades en donde vivimos. Dejar de ver a los otros como dirigibles y reconocernos a nosotros en el seno de los procesos gremiales a los que pertenezcamos es un paso gigante para no promovernos ni permitir alguna vanguardia. En ese sentido no hay que enseñarle acá a nadie nada, lo que hay que hacer es compartir inquietudes y construir colectivamente soluciones.

En este punto se encuentra uno de las propuestas más controversiales de la plataforma, y es el hecho de considerar que el rol a asumir por las anarquistas en la lucha y la revolución social es mediante una colectividad específica que ayude “a las masas a tomar la auténtica vía hacia la Revolución Social y a la construcción del socialismo”. Es decir, se propone que durante el momento revolucionario habrá “por un lado, (que) trabajar hacia la selección y agrupamiento de los trabajadores revolucionarios y de las fuerzas campesinas en una base comunista libertaria (una organización comunista libertaria específica); por otro lado, hacia el reagrupamiento de los trabajadores y campesinos revolucionarios sobre una base económica de producción y consumo”. Encuentro controversial esto por que puede degenerar en una organización que toma decisiones sobre lo que deben hacer el resto de la sociedad y luego la intenta imponer dentro de las organizaciones sociales para que estas sigan la “autentica vía de la revolución social”. Como planteé previamente, creo que los anarquistas debemos tener como principal objetivo el lograr promover escenarios en donde se pueda debatir y construir decisiones colectivamente y no simplemente escenarios donde se lleve la linea correcta. Además por que es necesario bajarse de la arrogancia del hacer las cosas científicamente, confianza en la ciencia que caracterizaba a los anarquistas de antaño quienes creían que esto les eximía de equivocarse. Igual, así no nos equivocáramos, es necesario promover que sean las prácticas y reflexiones de las comunidades las que construyan la solución a las necesidades que apremian. En ese sentido, no puedo más sino rechazar el que “ En todas estas cuestiones, y en muchas otras, las masas demandan una clara y precisa respuesta por parte de los anarquistas. Y desde el momento en que los anarquistas declaran una concepción de la revolución y de la estructura de la sociedad, están obligados a dar a éstas cuestiones una clara respuesta, para relacionar la solución de estos problemas con la concepción general del comunismo libertario, y para avocar todas sus fuerzas para la realización de éste”. Ni los anarquistas estamos obligados a tener respuesta para todo, ni es positivo que sean solo un grupo dentro de los colectivos el que siempre genere la respuesta. Eso solo provoca una nueva relación de poder de la que fácilmente se pueden aprovechar personas.

¿Esto niega la necesidad de la organización específica anarquista? No, rotundamente no. La organización anarquista se justifica por la necesidad de mantener y promover la propaganda que difunda otras formas de entender la realidad, en nuestra apuesta el comunismo libertario, y que se comprometa con su disciplina en promover espacios de construcción y toma de decisiones realmente democráticos, donde todas se encarguen no solo de la decisión sino de la ejecución de las acciones. Más allá de eso, promover una organización que pretenda darle todas las respuestas a la gente y con ello se genere en un nuevo poder invisible, aunque sea este ejercido desde la solidaridad, es absolutamente innecesario y políticamente reprochable.

Acá no se está malinterpretando nada, más cuando dicha sección termina afirmando que “Sólo en este sentido la Unión General de Anarquistas y el movimiento anarquista completo aseguran su función como fuerza conductora teórica de la Revolución Social”. ¿Realmente conducir es lo que queremos?. No lo creo.

7. EL PERÍODO DE TRANSICIÓN

Claramente lo que queremos los anarquistas es acabar con la actual forma de relación política basada en el Estado y económica basada en el Capital, y lo último que queremos es que los momentos de ruptura sirvan para permitir reacomodar estas formas de dominación. Sin embargo, tal y como se ha dicho previamente, no es posible que de un día a otro cambien las cosas, estas sólo se transformarán con el tiempo y la única posibilidad de que los cambios no sean pasajeros sino permanentes es que dichos estén anclados en unas tradiciones y cultura que anteceda a la ruptura, que promueva formas que vienen dándose desde algún tiempo dentro del movimiento popular en el que participan las anarquistas. La autogestión no se da de un día para otro, se debe ir construyendo una cultura de la autogestión y de la solidaridad desde ya en los movimientos sociales que contrarreste la atomización y el individualismo al que nos ha llevado el capitalismo. En este sentido, no habrán periodos de transición sino de expansión de la cultura revolucionaria en donde no teniendo el freno del Estado a estas prácticas pueda demostrarse su bondad con aquellas personas que aun no les conocen.

Y ya que se toca en este punto, es importante reflexionar sobre una idea que ha acaparado buena parte del imaginario de la izquierda revolucionaria y es la idea de la igualdad. Dicen los compañeros que escribieron la plataforma que “El principio fundamental desde el cual la nueva sociedad se erigirá y sobre el que descansará, y el cual no debe ser restringido de ninguna manera, es la igualdad de relaciones, de la libertad e independencia de los trabajadores”. Si bien claramente defiendo la idea de la libertad e independencia de las trabajadoras, me resulta fundamental reconocer que el mito de la igualdad es uno construido desde el pensamiento liberal que ve a las personas como iguales y por lo tanto con derechos y deberes similares. Esto no solo no es cierto físicamente, teniendo en cuenta que según el momento de vida o de (dis)capacidad las personas no tienen las mismas capacidades, sino por que en términos de personalidad no todo el mundo tiene la misma disposición para hacer cosas, además que mantenemos gustos y afinidades que nos hacen más que iguales profundamente diversos. En ese sentido, la apuesta más que a reivindicar la igualdad es a reivindicar la diversidad, sin querer decir con esto que no queremos que a todas las personas se nos trate con dignidad y se nos permita el acceso a los recursos necesarios para vivir. Todo lo contrario, le apostamos a esa posibilidad de acceder públicamente a los recursos sin que eso este atravesado por ningún tipo de segregación sea del tipo que sea, que en últimas es un ataque a la diversidad que busca es fortalecer la homogeneidad. La igualdad como homogeneidad no nos interesa, más si la igualdad de acceso a los recursos públicos.

8. ANARQUISMO Y SINDICALISMO

Cuando me refiero a la comunidad me refiero a esos espacios de vida cotidiana donde compartimos con más personas sean los de trabajo, de estudio, de vida, etc… Y precisamente al abocar por la organización comunitaria me refiero a la organización en estos espacios. De esto es algo que se ha venido hablando desde antes en el movimiento anarquista, y como antes el escenario laboral era en el que predominaban las discusiones por eso una corriente muy importante de la organización anarquista se desarrolló precisamente allí y se autodefinió como anarcosindicalista. Al reflexionar sobre el anarquismo y el sindicalismo los autores de la plataforma subvaloraron las posibilidades revolucionarias que el anarcosindicalismo tiene en la lucha social, tal y como lo demostró la revolución española del 36 donde no sólo se logró hacer de los sindicatos espacios revolucionarios que se convirtieron a su vez en la forma de gestión colectiva de los lugares de trabajo, sino que además irradiaron a toda la sociedad una cultura anarquista que en el momento del levantamiento contra el golpe militar demostró su cohesión como colectivo. Esto no solo demostró la utilidad de la organización anarcosindicalista sino que puso en evidencia que el anarcosindicalismo no es para nada una lucha reformista, sino que siendo consciente de que se deben mejorar las condiciones de las trabajadoras acá y ahora le apuesta a ganar derechos, pero al mismo tiempo difunde y construye escenarios de autogestión y de ruptura de la sociedad en la que vive.

Lo que si se comparte con los compañeros es que describen como los anarquistas no deben esperar a que existan espacios gremiales específicamente libertarios para trabajar en ellos sino que debemos organizarnos en los que estén dentro de nuestro gremio de tal forma que desde nuestra propaganda y acción podamos difundir otras formas de hacer las cosas. Al final, sean o no anarquistas los espacios donde nos organicemos lo importante es luchar por formas horizontales, asamblearias y democráticas que no solo se contenten con mejorar las condiciones de los integrantes sino que estén dispuestas a transformar las relaciones sociales hacia una sociedad menos autoritaria. Es decir, no nos contentamos con el anarcocomunitarismo sino que además creemos que así las comunidades no se reconozcan como anarquistas es nuestro papel participar dentro de ellas y promover las prácticas de libertad y de autonomía que defendemos.

Algunas palabras finales…

No creo que exista una única forma de solucionar las inquietudes sociales, por lo que tampoco creo que no es solo una única respuesta la que debe darse a cómo organizarse dentro del anarquismo. En este texto se han discutido visiones tanto de la plataforma como personales de como deberíamos generar procesos organizativos. Es momento que las anarquistas colombianas nos preguntemos cómo queremos organizarnos, y demos un paso decisivo a hacerlo, y con ello profundizar la difusión de las ideas y las prácticas anarquistas. En Bogotá propuestas las hay como lo pueden ser grupos como Via Libre, la ULE, Bifurcación, e inclusive algunos que sin llamarse anarquistas llevan en sus prácticas profundas formas libertarias como lo es ALDEA o el centro social libertatia. Si no se ven recogidas en estos colectivos pues a construir nuevos, que ojalá a largo plazo puedan converger en una federación anarquista colombiana. Es tiempo de organización, de lucha, de construcción de un mundo a partir de la autonomía y la solidaridad. De nosotros depende que esta utopía se convierta realidad.

a

1 “Plataforma organizacional de los comunistas libertarios, escrita por el grupo Dielo Trouda; 1926, edición virtual: https://n-1.cc/file/download/1592666

 


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