CONSIDERACIONES GENERALES
Para empezar, habría que decir que el anarquismo tiene una significación plural desde el punto de vista filosófico, además de su concepción como un sistema nuevo de organización social. Yo no pretendería hacer una definición etimológica, sino enfocarlo desde la visión filosófica. Si se pretendiera trazar un esquema, se podría decir que el anarquismo es una filosofía de la persona, y por ello mismo, una filosofía tendente al desarrollo integral de la misma, y ahondando en ello, una ética de la responsabilidad personal. Luego sería una teoría revolucionaria y transformadora de la sociedad. Sabemos, desde Nettlau y otros ilustres compañeros, que la historia es un escenario dinámico donde se manifiestan las tendencias anárquicas de la humanidad. Fue el propio Parménides quien afirmó por primera vez que “todo lo que es, tiende a ser” es decir, a afirmarse. Pero esta afirmación anárquica sería una afirmación dentro de la libertad universal, para empezar, la nuestra, y luego, la libertad de los demás, la libertad de todos en la solidaridad.
Notemos que esta premisa es muy fecunda en consecuencias, puesto que de ella hacemos derivar el derecho del ciudadano y del trabajador, del hombre y de la mujer, a reorganizar en profundidad, libremente y en usufructo pleno de la soberanía personal y colectiva, la sociedad actual, sin necesidad del Estado ni de la Autoridad. Creo que la reivindicación de la responsabilidad personal e intransferible se la debemos al evolucionista Simpson Gaylord, un discípulo de Huxley, que había comprendido a la perfección que el proceso del devenir humano no era y no podía ser otra cosa que el que lleva desde el gregarismo y la indiferencia primitiva de la individualización (relativa) de los tiempos modernos. Esta consideración hacía asimismo justicia a la naturaleza fundamentalmente social y solidaria de la persona, la cual, en palabras de Guyau, tiene demasiadas lágrimas, risas, y sentimientos como para poder satisfacerse a sí misma.
Entonces, al llegar aquí y al considerar la sombría realidad circundante donde prevalecen en general la opresión y la injusticia, las guerras, las iniquidades sin fin, resultado inevitable del pensamiento anarquista sería éste, por su contenido crítico, se convirtiera también en una concepción del mundo vista a través de una óptica antiautoritaria. Finalmente, de este hecho debía nacer una verdadera teoría revolucionaria de transformación social y un proyecto concreto con formas y proposiciones válidas para hacer posible esta transformación.
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Fuente: https://juventudeslibertariasmadrid.wordpress.com/