LIF, estamos teatralizando

Terrorismo.

1. m. Dominación por el terror.

2. m. Sucesión de actos de violencia ejecutados para infundir terror.

A pesar de la soledad, parece que el pensamiento crítico funciona en red. Es de admiración que en Francia incluso desde los círculos de las propias «victimas» se denuncia y critica la trealización y manipulación del atentado por parte de la gobernación y el Poder. Ojala que el espectáculo del terror vaya perdiendo eficacia como arma de dominación por parte del Estado. Es de admirar pues cuando normalmente hay un atentado todo el mundo cierra filas alrededor del Estado. No me extraña que desde España se intente criminalizar la libertad del intercambio información y la autoseguridad en la red equiparando el pensamiento en delito de grupo terrorista (último caso la operación pandora).

1.

Es difícil hablar sobre acciones terroristas cuando las consecuencias de pérdidas humanas aún están recientes. Después de que dichas brutalidades ocurren todo el mundo se afana a solidarizarse con las víctimas y repudiar la acción, muchas veces este apresuramiento es por simple miedo a ser acusado de apología del terror, de insultar a la víctima, de justificar al terrorista. Pero el terrorismo es parte de una guerra, de una estrategia global. Las victimas degolladas por el ISI, las familias exterminadas tras un bombardeo, los niños Palestinos asesinados fríamente, los pacifistas israelíes apaleados son tan importantes como los dibujantes de una revista europea. Cada vez que un atentado terrorista es publicitado como tal, lo evidente queda arroyado por lo emocional. Como en un espectáculo pornográfico, lo visible, lo expuesto, esconde la realidad.

En los casos de Francia de Enero del 20015 (mientras escribo se van sucediendo una continuidad de sucesos cada vez más confusos) todas las preguntas y repuestas están incompletas y nos llevan a errores que refuerzan el objetivo opresor del Terror. La cuestión no está solo en el integrismo de los presuntos agresores, la cuestión no está sola en un caduco colonialismo que provoca la respuesta desesperada, la cuestión no está sola en la presunta autoría directa ni en los aparentes motivos, la cuestión no es el carácter falso o verdadero de la Bandera… El pretendido terrorismo integrista actual desde sus orígenes en la invasión soviética de Afganistán es de bandera falsa: millonarios saudíes y occidentales productores de petróleo, servicios secretos de EEUU y Pakistán, mafias importadoras de heroína y demás honrosas familias con negocios de lo más normales son el origen y definición del actual terrorismo. Es fácil sacar consecuencias, a quien sirven, cual es la real autoría: la guerra interminable regionalizada en zonas geoestratégicas clave pero periféricas y el terror en los territorios cercanos a los centros del Poder son soporte trascendental para el programa actual del Estado-Capital global. Solo necesitan manipular un poco, miles de voluntarios donan su fe y su cuerpo para reforzar el capitalismo disfrazado por la caridad “islámica”. Estos movimientos no ponen en duda la dominación, ni la opresión, simplemente plantean obtener su parcela dentro del poder absoluto del Imperio y colocar la fe entre las fábricas de zapatillas deportivas, los rascacielos en forma de minarete y los hoteles de lujo donde se suministran todos los pecados sancionados por la fe. La cuestión principal es a quien beneficia y a que intereses sirve cualquier acto de terror, el resto es un guion para el espectáculo de los media.

No hay espacio para conspiraciones, los poderosos manipulan la población para imponer tanto sus políticas socioeconómicas como normalizar el estado policial imponiendo el miedo de la lotería de ser víctima del Terror. La teatralidad del terrorismo reparte los papeles, crea un decorado, desarrolla un drama con víctimas, verdugos y vengadores. Los espectadores quedan pasmados. Esto nos lleva más allá del fascismo, el estado represivo y el totalitarismo ya no necesita masas movilizadas sino espectadores asustados. Los actuales conflictos globalizados esconden las rivalidades entre las distintas facciones del Poder Global, compiten para conquistar parcelas de este Poder mientras en su juego de estrategias poblaciones enteras son masacradas, suicidas invocan su miedo a la vida, ciudadanos asustados su miedo a la muerte, la urbe es militarizada y las victimas mostradas sin rubor.

Lo que estamos viviendo en Francia va más allá de la imposición del racismo. Uno de las consecuencias principales es el control preventivo de las próximas revueltas de los barrios muchas veces protagonizadas por jóvenes de posible origen magrebí. La presunta progresía  se alinea con la represión y la xenofobia, las siguientes matanzas de jóvenes marginados queda justificada. Se impone la paz social a golpes de comandos suicidas.

Detrás de la guerra contra el terrorismo se despliegan guerras más reales, también expuestas por el negocio del periodismo aventurero. Fotos duras sin explicaciones de lo que ocurre, ni análisis críticos de lo que acontece.

En si el terrorismo siempre es de bandera falsa, pues al ser un espectáculo lo que se muestra nunca es lo que es. El terrorismo nunca ha tenido éxitos emancipadores, ya sea originado por los oprimidos o por los servicios secretos: en vez de liberar, recuperado, se convierte en una herramienta tanto ofensiva como defensiva del Estado sobre las libertades de la población. No se mata a los dibujantes por insultar al profeta Mohamed, se les mata para dar coherencia a la acción terrorista dejando claro a que minoría hay que perseguir.

La consternación se impone, el escaso análisis se recompone como fe al Estado.

2.

Viviendo en la sociedad de las imposturas, el terrorismo es una de las más sangrantes y arbitraria. Cada acto solo es terrorista si los medios ideológicos del Estado-Capital-Imperio lo definen como tal, no hay un parámetro objetivable. Dos chicos blancos de clase media matan decenas de personas en una escuela y se suicidad no es un acto terrorista suicida sino un acto de locura individual. Cuatro encapuchados posiblemente integristas  musulmanes matan a 11 personas y durante horas se suceden persecuciones con enfrentamientos para reducirlos: no es un acto individual de unos desequilibrados, sino un acto terrorista del cual no solo se responsabiliza a los presuntos autores sino a toda la comunidad árabe y musulmana que vive en un determinado país. Cada suceso publicitado como terrorismo parte de una maniobra simbólica y espectacular cuyo guion defiende un relato ya creado por el Estado. Mientras enemigos aparentes combaten: en las altas esferas las matanzas son parte asumible del precio para fortalecer el Poder Global. Las matanzas son exigencias del guion. Los acontecimientos crean el coro ensordecedor de opiniones pero una vez se impone el silencio de la reflexión vemos que nada de lo acontecido ocurre nítidamente. Al poco de recapacitar aparece la pregunta si hay alguna diferencia entre los bandos que concurren en la guerra antiterrorista haciendo aparecer serias dudas por la autoría y si este está realmente luchando contra una hipotética cruzada o luchando para fortalecer el actual Poder Global triunfante.

La paz será guerra y la guerra será paz, quizás, cuando los soviéticos invadieron Afganistán iniciaron la tercera guerra global donde la tecnología principal es la información. Zonas sin guerra estallan en crisis genocidas, la seguridad del fluir del dinero es indiferente a cualquier matanza. Las matanzas son un nuevo negocio, la seguridad quedara privatizada.

3.

Los conflictos geopolíticos regionales son oportunidades para la especulación urbanística (empresas israelíes compran a precio de saldo bienes inmuebles en Siria, tras matanzas del GIA militares argelinos se apropian de tierras colectivas de vecindades masacradas…) y los futuribles en materias primas. Las fracciones en el poder se benefician de la perpetua guerra antiterrorista. La localización de conflictos abiertos permite la experimentación de la brutalidad exportable mediante atentados. Unánimemente la estrategia de terror es política global impuesta a todos los países. El terror pretende paralizar a los movimientos sociales, disciplinar a las poblaciones haciéndolas obedientes a la seguridad de los atentados indiscriminados. Disciplinada, aterrorizada, rechazando la libertad, buscando la seguridad. El programa global triunfa como un súper éxito televisivo.

Libertad, Igualdad y Fraternidad es una de las hipocresías más universales. La libertad de expresión está cada vez más restringida por los mismos gobiernos que se pretenden defensores de esta ante el islamismo. Las desigualdades políticas son un hecho, solo los accionistas tienen capacidad de decidir en las corporaciones que marcan las políticas de los gobiernos. Las desigualdades sociales cada vez son más extremas desarticulándose las clases medias, la solidaridad es una lotería que no afecta a inmigrantes, represaliados, ni enfermos. No hay elecciones para los órganos del Poder ni europeo ni mundial. En el caso francés esta hipocresía va extender aún más la pena de muerte encubierta que en la actualidad se ha ido desplegando en las barriadas más empobrecidas donde muchachos son abatidos por la policía y las revueltas cíclicamente explotan en respuesta. Es escandalosa la jeta que gasta el gobierno español defendiendo libertades cuando está persiguiendo ideas y aplicando la ley mordaza o la del gobierno francés defendiendo conceptos republicanos como el de la ciudadanía, condenando a muchos a la miseria dependiendo de sus orígenes.  Francés, europeo, blanco, ciudadano con derechos frente al bárbaro, al inmigrante.

Libertad, Igualdad, Fraternidad, bonitas palabras que ya no disimulan el racismo de la república. Bonitas palabras que ya no pueden esconder la xenofobia europea. Los gitanos, los árabes, los africanos son los sectores populares más castigados por la sociedad francesa y europea. No es necesario un triunfo del Frente popular cuando muchos de sus postulados están interiorizados por el programa económico-social de la Unión Europea. El atentado contra la revista Charlie da otro cheque en blanco para machacar a estos sectores sociales marginados. La religiosidad pseudolaica de la ciudadanía crea la afrenta, la base moral para la persecución, la excusa para la guerra. Poco a poco una nueva Inquisición llamada “guerra contra el terrorismo” se impone con la normalidad de que la verdad divina del dinero les acoge.

4.

Los sucesivos atentados Integristas parecen ser una respuesta del Estado a las revueltas de los barrios marginales. El integrismo se introduce como fuerza en la vida de los barrios pobres para desbaratar los movimientos autoorganizados, en ellos hay una constante lucha contra los intentos de imponer la Fe democrática o la disciplinada mezquita. El racismo necesita de la asimilación del mismo por parte de los considerados inferiores. En si el apartheid y la gentrificación es impuesta, exista o no Frente Nacional. La aceptación de la población de la situación de marginalidad también le hace permeable a asumir la espiral de terror-respuesta-terror-represión como un automatismo fatal del proceso social y no una estrategia de control social. En si los motines rompen este fatalismo y la propia estrategia misionera del estado mediante el integrismo. En si los motines acaban desarmando al hipócrita racismo ciudadano. En si el yihadismo es un colaborador necesario para el control social y pacificación de las barriadas marginales haciendo participes a los pobres de una guerra que no es la suya.

La guerra contra el terror, la existencia del terrorismo, justifica propagandísticamente la marginalización y la criminalización de los sectores sociales más insumisos y rebeldes. Cuando las reivindicaciones quieren representar a dichos sectores o parte de ellos en si cualquier atentado acaba de ser también un atentado contra dichos sectores sociales y los movimientos emancipadores que más o menos espontáneamente se han dotado. Desconfiemos siempre de toda vanguardia que quiera liberarnos, desconfiemos de los que actúan en nombre nuestro. Toda acción revolucionaria no necesita ni reivindicación ni explicarse, se explica a si misma. Desconfiemos de los hechos que necesitan explicarse, que necesitan reivindicarse, que hablan en nombre nuestro. La imposición de la guerra contra el terror en la vida de los pobres, en nuestras vidas facilita que las comunidades afectadas el alineamiento servil, la delación, la victimización reivindicativa de la inocencia. También dicha imposición realimenta una espiral donde los creyentes deciden tomar partido por una fantasmagórica opción que no hace más que aceptar los ritmos que el Estado impone a la espiral de la violencia. En el caso del Yihadismo dicha espiral refuerza el falso choque de civilizaciones que paraliza la lucha de clases, la generalización del racismo y la justificación del Estado policial, de la generalización del estado de guerra permanente.

5.

La propaganda del Estado-Capital nos intenta imponer sutilmente la existencia de un enemigo bárbaro al que hay que contener, controlar, reprimir, oprimir y si es necesario exterminar. Al mismo tiempo intenta impedir la identidad de clase, desnaturalizar la lucha de clases imponiendo otros conflictos para resguardar al capitalismo de sus propias contradicciones insalvables. Los fundamentalistas no son anticapitalistas, al contrario se mueven perfectamente en los más oscuros pasillos de los negocios y la financiación, siendo fanáticos defensores de la sociedad de clases como voluntad divina. Aunque parecen defender un sistema feudal todas sus actividades y proyecto social es totalmente compatible con el crecimiento imperial del capitalismo global, en si su uso de los medios, la tecnología, la negación de la impía ciencia teórica y la recreación de una religión negando las diferentes tradiciones locales, los hace más cercanos a la posmodernidad que a la edad media. El Islam tradicionalmente respetaba y asimilaba las diferentes tradiciones locales, de ahí la pluralidad de las diferentes formas de ser musulmán según el territorio y la cultura, e históricamente su tolerancia con diferentes culturas, hecho que el integrismo quiere eliminar de su historia.

Una de las características históricas que más se esconden al público es el carácter urbano y comercial del histórico imperio árabe-musulmán, su funcionamiento podría ser considerado como de un capitalismo regulado por las leyes religiosas. El centro de la vida económica era el Bazar, el mercado, el cual se alimentaba por los productos que circulaban por la ruta de la seda, las rutas comerciales establecidas por los vikingos del Mar Negro al Báltico y por el camino de Santiago. Si bien la usura estaba limitaba por normas: los préstamos, las inversiones, los bonos nunca han sido ajenos a la civilización musulmana, más que prestamistas los financieros musulmanes eran inversores, corrían los mismos riesgos que los financiados. Actualmente la llamada banca islámica es una de las más importantes y activas, como toda banca financia lo que sea negocio financiar.

6.

La utilización de la población civil como objetivo militar en el terrorismo nos lleva a recordar los atentados de la extrema derecha durante los años 70 en Italia y el resto de la Europa bajo dominio de la OTAN. El gladio, la OAS y otros parecen inspiradores del actual terrorismo pues su objetivo era generalizar la sensación de tensión y terror para que la población se volcase a defender a un Estado fuerte que evolucionase a formas fascistas. Detrás de este terrorismo estaban los servicios secretos y otras organizaciones no regulares de la OTAN. Recordar que la mayoría de los mandos intermedios de las fuerzas del orden nazi y fascista fueron enrolados por los vencedores occidentales para montar los nuevos servicios secretos y cuerpos paramilitares anticomunistas.

En si la utilización de la estrategia del terror para fortalecer al Estado está en todos los manuales de lucha contrainsurgente. El Estado ante la agresión consigue el consenso como defensor de la vida siendo realmente el causante de tanto dolor.

La acusación de terrorismo se cernía sobre cualquier grupo que usase las armas, actualmente se cierne incluso la acusación de terrorismo contra cualquier pensamiento disidente al no poder en las democracias formales tener delitos de opinión. La infiltración, el aislamiento, la dialéctica de los bloques hacia que estos grupos  muchas veces fuesen peones intercambiables del juego de la guerra fría. La participación en este juego de diferentes gobiernos y poderes fácticos en conflicto desvirtuaban la crítica anticapitalista y el desarrollo de la lucha de clases facilitando el encuadramiento y el control de los conflictos. Numerosos atentados de bandera falsa eran atribuidos a estos y también numerosos atentados eran difíciles de explicar desde una óptica izquierdista por el número de víctimas civiles fortaleciendo el consenso de la población con el Estado.

El fin de la guerra fría, iniciado con el fiasco soviético de la invasión de Afganistán y la guerra de las galaxias de Reagan (la URSS llegaba a gastar más del 40 por ciento de su PIB en defensa, arruinándose e incluso endeudándose con las potencias presuntamente enemigas) fueron acelerando la caída del régimen soviético. La guerra de las galaxias era en si un proyecto imposible que permitió la aceleración de mejoras en las comunicaciones y la microelectrónica. La invasión de Afganistán unió a los servicios secretos americanos y pakistaníes con el capital saudí formando la base de todos los movimientos yihadistas. La concurrencia de combatientes de todo el mundo permitió precisamente la creación de una yihad posterior de carácter global y posmoderna. Grupos como los hermanos musulmanes de Egipto no tienen esta ascendencia (son grupos tradicionalistas). La nueva yihad crea un nuevo movimiento fundamentalista diferenciado al movimiento musulmán tradicionalista anterior y enfrentado a los movimientos panárabes o socialistas. Este nuevo movimiento crea un nuevo terrorismo totalmente abstracto, invisible y bajo control de sus financiadores, sencillo de entender ideológicamente y con un programa simple basado en la imposición de una ley islámica modernizada y descontextualizada de cualquier tradición local.

Los regímenes laicos auspiciadores de los distintos grupos antiimperialistas y los esos mismos grupos son en sí innecesarios en un marco sin guerra fría, desapareciendo o transformándose en organizaciones políticas. El monopolio del terror es en si un hecho y se elimina a dicha competencia. Sobra Gadafi, sobra Sadam, sobra Siria… El terror pertenece a una única empresa de capitalistas asociados y esta dejara contentos mediante sus acciones a sus principales inversores. El antiimperialismo y la lucha de clases de los anteriores conflictos serán sustituidos por el espejismo de la religión, la guerra contra los cruzados y la eliminación de los no creyentes y herejes. Los capitalistas de esta aventura pueden estar satisfechos y toda referencia al socialismo es arrojada a la basura, el baño de sangre es un genocidio real contra las poblaciones de los posibles territorios propios, la paz social es garantizada mediante masacres cada vez más generalizadas. El terror es un fin, no un medio, aberraciones como el Estado Islámico no son un peligro sino una necesidad estratégica para el Poder global. Los “buenos” no hacen ya los genocidios, pagan para que otros los hagan, luego ya se pondrá orden si es necesario.

Los enemigos son aparentes, pero la desvergüenza es mayor. Socios mercantiles participan de los beneficios de ambos lados. Los Bush negocian y protegen a los Bin Laden. Los príncipes saudíes son clientes preferentes de las fábricas de armamento occidentales. El líder (Bin Laden) es asesinado cuando es superado por los discípulos. Pakistán pasa de ser dudoso a amigo necesario. Se renegocia con los talibanes retiradas. El libre comercio trabaja a sus anchas sobre los mares de sangre. La competencia en el negocio de la brutalidad permite guerras controlables, el choque de civilizaciones será impuesto allí donde se pertinaz. El modelo de Estado Islámico, del Sudan genocida, de los talibanes es el método más eficaz de mantener un terror global.

Un apunte, el ataque contra el pueblo kurdo por parte del Estado Islámico es un buen servicio para una Turquía que necesita entrar o estar asociada con la Unión Europea sin guerrillas internas. Los turcos no pueden realizar dicho genocidio, oportuno es el Estado islámico para realizar ese servicio.

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