La Universidad ha muerto ¡Viva la empresa privada!

Las últimas políticas llevadas a cabo en la Universidad han convertido a la Educación Superior en un gran negocio, transformando la institución en una empresa cuya principal preocupación es obtener financiación y gestionar sus recursos de la forma más rentable posible. Esta lógica ha reducido a la educación a una mercancía y a estudiantes y trabajadores en simples recursos a explotar.

La Universidad-empresa. La Universidad del Banco Mundial.

En la economía actual, basada en gran parte en el sector servicios y en la acumulación, producción y explotación de bienes inmateriales como el conocimiento, los poderes económicos han visto en la Educación Superior un nicho de mercado. Un mercado y negocio que se basa en transformar las universidades públicas para que estén al servicio de los intereses de las grandes empresas así como en promover la expansión de la educación superior privada.

En su informe “La Enseñanza Superior. Las lecciones derivadas de la experiencia” de 1994, el Banco Mundial recomendaba modificar la Educación Superior y establecía cuatro “orientaciones” a seguir por los gobiernos que se han reflejado en todas las políticas aplicadas en España desde entonces: LOU (2001, gobierno PP) y LOMLOU (2007, gobierno PSOE), Implantación del EEES (Real Decreto 2007, gobierno del PSOE), Estrategia Universidad 2015 (gobiernos PP y PSOE, todavía en proceso), Informe de Expertos de Wert (2013, Gobierno del PP).
 
Como resumen de lo anterior podemos comparar esas orientaciones del Banco Mundial con las medidas impuestas en la Universidad pública. Las cuatro “orientaciones” eran:

1-Fomentar la mayor diferenciación de las instituciones, incluido el desarrollo de instituciones privada.

Para que exista un mercado educativo y se pueda hacer negocio con la educación, las universidades tienen que competir entre ellas ofreciendo diferentes grados y másteres a los estudiantes dentro de un “mercado” común (el Espacio Europeo de Educación Superior). La  liberalización de la educación se fomenta como si fuera una mercancía y se crean universidades privadas que pueden ofrecer títulos homologados para competir con las universidades públicas.

Como ejemplo, en el Estado español se han duplicado las universidades privadas desde el año 2000 (de 15 a 30), mientras el número de universidades públicas se mantiene en 50. Este crecimiento demuestra la rentabilidad del negocio educativo privado, que además ha salido beneficiado por un aumento de las tasas cuyo fin (entre otros) ha sido reducir la diferencia de precios entre ambos tipos de Universidad. Solo durante el curso 2013-14, las universidades privadas han ganado 11.000 estudiantes y las públicas han perdido 45.000. Curiosamente, el Ministerio sigue pregonando que sobran universidades públicas.

Otro ejemplo de este interés por la diferenciación se ha reflejado este curso en la normativa sobre duración de los títulos de grado. Después de sustituir diplomaturas y licenciaturas por el sistema de grado y máster (4+1) con los ECTS, el Ministerio ha dado vía libre a las universidades para ofrecer grados de 3 o 4 años. Ya es posible que un mismo título se pueda obtener cursando un año menos.

2- Diversificar fuentes de financiación mediante el incentivo a la participación de los estudiantes en el gasto o la vinculación entre financiamiento fiscal y resultados.

Uno de estos «incentivos» es reducir brutalmente la financiación pública de las universidades y obligarles a buscar financiación privada para sobrevivir. Las financiadoras privadas son empresas que ya influyen sobre investigaciones, cursos realizados (el que paga manda) o sobre el incremento exponencial de las tasas que han de pagar los estudiantes.

Sin embargo, mientras los estudiantes pierden progresivamente capacidad de decisión en la Universidad y se ven excluidos del acceso a la educación, las empresas se aseguran la formación de trabajadores explotables en función de sus intereses y se apropian del conocimiento generado como uno más de sus recursos.

Un ejemplo: desde 2008, la Universidad de Zaragoza ha reducido su presupuesto en 30 millones de euros (el 10,7%) pero las tasas de los créditos han subido un 15,25% en 1ª matrícula (imagen 2) o un 68,5% en 4ª matrícula.

Fuente: Elaboración propia a partir de http://moncayo.unizar.es/web/eventos.nsf/c9008b09760b0a1fc1256cef00001668/4391c6cae1a00d05c1257a0e0022ef59/$FILE/Consejo%20de%20Gobierno%20Presupuestos%202012.pdf

3- Redefinir la función de los organismos de gobierno en la enseñanza superior

Todas las reformas peligrarían si la democracia interna en la Universidad mejorase. Por eso se pretende sustituir el tradicional modo de gobierno, poco democrático de por sí, por modelos de gestión empresarial al estilo de los consejos de administración. Justo lo contrario a una mejora democrática.

Más recientemente, en el llamado Informe de Expertos de Wert, se recomendaba sustituir los consejos Social y de Gobierno por un Consejo de la Universidad de no más de 25 personas. Parte de esas 25 personas serían elegidas por la Comunidad Autónoma y ni siquiera necesitarían tener anterior vinculación con la Universidad. Para colmo, este consejo nombraría al rector, al que se otorgaría más poder y tampoco tendría por qué pertenecer a la Universidad. Todo eso significa todavía más poder para los actuales Consejos Sociales (creados con la LOU de 2001 y ratificados con la LOMLOU de 2007), que ya deciden sobre los presupuestos universitarios y las normativas de permanencia.

4- Adoptar políticas destinadas a dar prioridad a los objetivos de calidad y equidad

Calidad, equidad o excelencia son tópicos que sirven para legitimar todo lo anterior. Por ejemplo, el Ministerio ha cambiado para este curso los requisitos de las becas argumentando que solo debían ser para estudiantes de excelencia y que con ello se garantizaba la equidad. Como resultado, muchos estudiantes se han quedado sin beca general ni beca Erasmus. Dicen “equidad” pero promueven la elitización del acceso. Solo en el caso de la Erasmus se han “ahorrado” el dinero de 1.100 plazas porque no había estudiantes que cumplieran el alto nivel de los requisitos académicos exigidos.

Otras veces, ni las bonitas palabras sirven para justificar las medidas. Es el caso de la supresión de las becas Séneca (porque no había condiciones económicas), o la reciente reducción de la cuantía de las becas generales en 300 € de media.

Las reformas remueven así los pilares fundamentales de la Universidad: financiación, gobierno, estudiantes y trabajadores obligando a la institución a funcionar como una empresa en el mercado de la educación. Y si la Universidad es una empresa, sus estudiantes son mercancía.

El estudiante como recurso explotable en la Universidad-empresa

La proliferación de universidades privadas demuestra que el negocio de la educación superior es rentable. Producir titulados genera más beneficios que el gasto que conlleva. Pero lograr esa rentabilidad solo es posible con un determinado tipo de estudiante. Por eso la Universidad-empresa impone al estudiante una especie de “contrato de explotación” aplicado a la educación como  antesala y “aprendizaje” de la futura relación laboral.

Para explicarlo, veamos qué aporta el estudiante a la Universidad y qué recibe a cambio. Los y las estudiantes aportan:

  • -Financiación directa y continuada mediante el pago de tasas durante un mínimo de 3 años, una aportación fundamental que ha aumentado progresivamente en los últimos años.
  • -Financiación indirecta mediante ayudas a la investigación, financiación pública y privada, equipamiento… que la Universidad recibe por el simple hecho de tener estudiantes.
  • -Financiación cotidiana a las empresas que ofrecen servicios en la Universidad mediante el uso de los servicios de comedor, reprografía, instalaciones deportivas, etc.
  • -Tiempo y energía durante todas las actividades académicas o extraacadémicas (deportivas o culturales, asociacionismo…) que el estudiante realiza en la Universidad y que se traducen en un «valor añadido» que beneficia la competitividad de la «empresa», según los actuales indicadores de «calidad».
  • -Fuerza de trabajo mediante los contratos temporales en prácticas que las universidades ofrecen a las empresas y estas utilizan a menudo como sustitución de otros contratos con mejores condiciones. Un ejemplo: solo en el año 2013-2014, este tipo de contratos ha aumentado un 55%.
  • -Ideas innovadoras y creatividad en su actividad académica, lo que contribuye a mejorar la componente docente e investigadora de la Universidad. En ocasiones, los trabajos académicos que desarrolla el estudiante vienen definidos directamente empresas privadas (cosas del “acercamiento” entre Universidad y tejido productivo).

Sin embargo, ¿qué obtiene el estudiante a cambio de todo eso?

Formación (como la Universidad considere) y certificación de dicha formación.

Sometimiento a todas las normativas, horarios, reglas, evaluaciones, forma de gobierno y castigos disciplinarios de la Universidad (limitación de años para cursar estudios, obligación de matricularse en un número determinado de asignaturas, aceptación de las tasas, limitación en el número de convocatorias, prácticas obligatorias…). La capacidad de decisión del estudiante sobre estas cuestiones es prácticamente nula y el poder que se le da en las leyes que rigen el gobierno universitario es anecdótico. Un grave ejemplo de esto es que, hoy en día, muchas universidades españolas ni siquiera reconocen el derecho de huelga para los estudiantes.

La desigual relación entre estudiantes y Universidad-empresa es manifiesta, pero ¿cómo es posible que esto sea aceptado sin discusión? Sin ánimo de ser exahustivos, mencionaremos dos elementos importantes, a nuestro juicio:

En primer lugar, en los países donde se aplican las anteriores medidas ni los estudiantes ni sus aportaciones son consideradas como relevantes, ni se les reconoce como elemento constitutivo de la realidad universitaria. Al contrario, la Universidad se erige en autoridad a la que deben supeditarse para obtener un título (en el mercado laboral es el salario, en la Universidad es el título). Esto no ocurre en los países con derechos sociales consolidados donde, de hecho, la aportación del estudiantado a la Universidad es reconocida sufragando el total de los gastos (no solo la matrícula sino también el alojamiento, el transporte o la alimentación).

En segundo lugar, la idea neoliberal de que la formación es un bien de consumo con el que se obtienen beneficios individuales ha calado hondo. La educación como servicio del que se es cliente y por el que se debe pagar es una mentira cada vez más interiorizada. Introducir la lógica del cliente en el derecho a la educación es solo una muestra más de la perversión del lenguaje que la ideología neoliberal viene imponiendo para enmascarar la explotación capitalista.

Sin embargo, recuperar una universidad sin lógicas perversas en la que se nos necesite sumisos y disciplinados está muy lejos de la realidad que a día de hoy prevalece. Precisamente, este modelo de Universidad que prioriza la rentabilidad y la eficiencia acaba imponiendo al estudiante una serie de normas y condiciones (impuestas tanto desde las universidades como desde el Ministerio) que buscan expulsar a estudiantes no rentables y garantizar la selección del resto.

Medidas sobre los estudiantes consecuencia de la Universidad-empresa

Las últimas reformas en la educación superior buscan introducir normativas y medidas en la Universidad en busca de eficiencia. El estudiante-recurso debe ser gestionado de forma eficiente para aumentar los márgenes de rentabilidad, lo que exige imponer medidas para disciplinar al estudiantado. Algunas de las más importantes son:

Subida de tasas. La penalización rentable

La penalización se traduce en un incremento exponencial del precio a pagar por la 2ª,3ª y 4ª matrícula (esta cuarta fue inventada al implantarse el EEES). El falso pretexto es que el estudiante gasta recursos de la Universidad, pero lo cierto es que en la mayoría de los casos el estudiante no vuelve a acudir a las clases tras sus posteriores matriculaciones en la asignatura y solo acude al examen. Aunque esto es un hecho constatado desde hace décadas, no se permite al estudiante pagar solo las tasas de examen. Al contrario, la subida de las tasas es una argucia de interés puramente recaudatorio que actúa además como medida punitiva y disciplinaria.

Las Normativas de permanencia.

Esta es la mayor medida encubierta de disciplinamiento, endurecida además con el proceso de Bolonia y la implantación del EEES: un “contrato” que los estudiantes aceptan bajo amenaza de expulsión y sanción económica (subida de tasas) y cuya formulación depende enteramente de los Consejos Sociales. Estas normativas eliminan la posibilidad de que los estudiantes desarrollen sus estudios con autonomía y les obligan a elegir hacerlo a tiempo parcial o completo. Esa elección determina el número de asignaturas a cursar y los años permitidos para permanecer en la Universidad, eliminando cualquier libertad del estudiante de estudiar como considere o como pueda. Lo que dificulta compatibilizar trabajo y estudios, así como pagar año tras año las asignaturas que la normativa obliga a matricular. Además, si los estudiantes no cumplen, se les expulsa o se les obliga a pagar más, lo que evidencia una relación pseudo-contractual con claro carácter disciplinador.

Devolución del dinero de la beca obtenida el año anterior: una medida aplicada desde el curso 2013/14 y un atentado total al derecho a la educación

Por si no bastaba con reducir el presupuesto para becas, los estudiantes becados que no aprueben la mitad de sus asignaturas deberán devolver el importe recibido. Pasado un tiempo, si el estudiante tarda en pagar, se le aplica un 20% de interés. Si no paga se acaba incluyéndole en un fichero de morosos y procediendo al cobro por procedimiento judicial.  Esto, aparte de un robo, es un atentado al derecho a la educación y al propio concepto de beca, puesto que las becas se otorgan en función de unos requisitos y según los méritos contraídos por el estudiante el año anterior.

¿Somos capaces de imaginar, en algo irrelevante como son los premios deportivos, que la selección española tuviera que devolver el dinero obtenido al ganar el mundial de fútbol por no haber ganado al torneo siguiente?

Sustitución de becas por préstamos bancarios

En España este tipo de préstamos aparecieron en 2007 como “Préstamos Renta Universidad” y dejaron de concederse en 2012. Durante los 5 años de estas becas-préstamo hubo estudiantes que las solicitaron en base a unas condiciones que posteriormente el Ministerio y el Banco endurecieron. Como resultado cientos de estudiantes se encuentran ahora con deudas de hasta 20.000 euros que no pueden devolver. A pesar de tan malo resultado y ruin negocio, su vuelta no parece lejana a juzgar por las declaraciones de diferentes miembros del gobierno.

En EEUU, esta política de becas-préstamo ha supuesto que los estudiantes contraigan deudas de por vida que impiden el desarrollo de proyectos de vida autónomos. De nuevo, nos encontramos ante una potente medida disciplinadora que dificultará a las generaciones jóvenes resistir y combatir esas políticas criminales que agreden constantemente el derecho a la educación.

Eliminación de convocatorias de exámenes

Actualmente se tiende a la eliminación del máximo número de convocatorias a las que tiene opción de presentarse un estudiante durante el curso para aprobar una asignatura, así como a la reducción del tiempo transcurrido entre convocatorias.

Antes de la implantación del Plan Bolonia ya se redujeron las convocatorias de tres a dos. Ahora, con la implantación del EEES, la mayoría de universidades ha reducido el tiempo entre estas dos convocatorias eliminando la de septiembre y trasladándola a julio (lo que reduce tiempo de estudio). Para el próximo curso, algunas universidades del Estado español están proponiendo ¡una única convocatoria!, con consecuencias evidentes para el estudiantado.

Mientras se argumenta que la evaluación actual es continua y por eso no son necesarias tantas convocatorias, la realidad es que hoy, en la mayoría de asignaturas, el examen final mantiene un peso preponderante. Semejante medida solo reduce las posibilidades de aprobar.

Prácticas obligatorias en empresas

Por si la precariedad generada por contratos de formación y en prácticas no fuera suficiente para seguir retrasando el acceso de estudiantes y recién titulados a un empleo digno, algunas universidades exigen la realización de prácticas obligatorias en empresas. Esta exigencia supone una fuente permanente de fuerza de trabajo a coste cero para unas empresas cuyo objetivo no será nunca la formación desinteresada de personas sino la reducción de costes y el incremento de beneficios en sus procesos productivos.

Entrada de la policía en los campus / Recrudecimiento de la represión al movimiento estudiantil

La autonomía universitaria se ha reducido en la actualidad a la diversificación de la oferta educativa. Sin embargo, el concepto de autonomía universitaria situaba en otros tiempos a la Universidad como lugar para la crítica y el debate y, por tanto, reservaba a los rectorados y decanos el poder de permitir a la policía el acceso al campus. Permitir la entrada de la policía en los campus significa desechar a la Universidad como lugar de libertad para convertirla en escenario de represión, algo inadmisible para cualquiera que se haga llamar “autoridad” universitaria.

A día de hoy esta violación de la autonomía se está convirtiendo en norma. La entrada de la policía es los campus universitarios para reprimir las huelgas estudiantiles es cada vez más frecuente. En los últimos años, los rectorados han hecho de la fuerza un recurso cada vez más utilizado. Sin ir más lejos, durante este curso más de 54 estudiantes fueron detenidos en Madrid. Protestaban para exigir que el rectorado cumpliera con su palabra de crear un fondo para becas. El rector prefirió recurrir al uso de la fuerza. No es el único caso. En la Universidad de Zaragoza la policía entró dos veces: una vez durante una huelga y otra vez para impedir que los estudiantes protestaran contra la visita de los príncipes de Asturias. Parece que en la Universidad-empresa no hay lugar para la disidencia. La resistencia y la crítica son cualquier cosa menos rentables.

La universidad es pública y gratuita o no es universidad sino empresa

En definitiva, durante las últimas décadas hemos vivido la conquista de la Universidad pública por parte de unos poderes económicos cuya única finalidad es obtener ganancias con la educación. Una conquista generadora de políticas que priorizan la rentabilidad sobre cualquier otro valor.

Para ello, las medidas que se vienen aplicando han buscado convertir la universidad en una empresa a través de la transformación de sus pilares fundamentales: La financiación (reduciendo la financiación pública), la forma de gobierno (introduciendo  modelos de gestión empresarial)  y aspectos relativos a sus estudiantes y trabajadores (como el aumento de la precariedad laboral, la subida de tasas o las normativas de permanencia).

Este modelo de Universidad-funciona con una lógica que convierte al estudiante en un recurso a explotar y que le acaba imponiendo una serie de normas y condiciones (impuestas tanto desde las universidades como desde el Ministerio) que buscan expulsarle si no le es rentable.

Si creemos en una Universidad al servicio de la sociedad, del conocimiento y del progreso social, la Universidad-empresa es un modelo totalmente opuesto a tal fin.  Obvia que la educación es un derecho. Reduce al estudiante a un recurso. Y necesita eliminar la democracia interna de la universidad para gobernarla al estilo de un consejo de administración empresarial.  En definitiva, es un modelo para el beneficio de intereses económicos y no de la mayoría de la sociedad.

Si queremos una universidad al servicio de la sociedad es necesario luchar contra el modelo actual de universidad-empresa. Luchar contra todo lo que lo ha hecho, y hace, posible: Desde los planes aprobados tanto por el PP como por el PSOE, pasando por las medidas futuras que nos quieren imponer,  hasta la complicidad de los Consejos Sociales y la sumisión de la mayoría de rectorados.

ASSI -Acción Social Sindical Internacionalista-
Septiembre de 2014
Fuente: http://www.assi-assi.org/index.php?option=com_content&task=view&id=810&Itemid=1
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