Javier Couso, Sin Dios, de anarquista a eurodiputado

mentirasDescubro estos días en las paredes de mi barrio la foto de Javier Couso como candidato a eurodiputado por Izquierda Unida. Cuando éramos pequeños Javier Couso nos vendía libros, discos y camisetas en un pequeño local llamado La Idea que había en el madrileño barrio de Malasaña. También era el batería de uno de los grupos que más nos ha hecho pensar, el grupo de hardcore anarquista Sin Dios. Le recuerdo con cariño sentado al fondo de aquella tienda, siempre dispuesto a recomendarnos aquel libro o este disco, también le recuerdo en los conciertos de Sin Dios. Muchas veces he estado con él en la calle Serrano enfrente de la embajada americana gritando contra aquellos que mataron a su hermano.

Desde su grupo Sin Dios, Javier nos decía en la canción Revolución Social:

“…ningún líder ni vanguardias. Ningún partido nos dirigirá… ningún amo, ningún Estado nos doblegará… arriba las personas que no se resignen… ¡Viva la revolución!…La revolución…será siempre desde abajo…”

Ya no es revolucionario, eso claro está. Hoy pregona las reformas conseguibles a través de las fuerzas mágicas del Estado sin pararse a pensar que estas crean ilusiones populares que neutralizan el potencial de las personas y neutralizan la lógica emancipadora. Su Estado nos carcome poco a poco el espacio de acción de la voluntad y ya es capaz de moldear al individuo según necesite.

En la canción España Sin Dios nos decía:

“…Aunque me tratéis de convencer yo soy enemigo del Estado… ¡Levantémonos contra todos los Estados!…” Pero ahora es un representante oficial del que ablanda voluntades, del que se opone a la iniciativa, del que apaga conciencias, del que reprime, mortifica y embrutece. Del que acostumbra a las personas a desentenderse, a obedecer, a asentir servilmente ante los “expertos”. Ahora es un miembro activo del Estado, máquina que erosiona el sentido crítico y la capacidad de juicio independiente, del que devasta la confianza en uno mismo y en los demás, del que socava la solidaridad humana.

En la canción Hablando de anarquismo cantaban:

“…cuando hablamos de anarquismo… no hablamos de burocracias… ni jefes, sin polis…” Hoy te has olvidado de que tu Estado extiende al máximo su área de influencia y no deja ningún espacio virgen para otros modelos y formas de vida. Te has olvidado de que su objetivo es la uniformización y la masificación de los modos de conducta.

En la canción Vasallos el grupo de Couso nos cantaba:

“…en la zona roja os queréis forrar… vuestro buen rollito es el dinero… sois unos cínicos, peseteros… gracias a los grupos que no caen en la tentación seguimos creyendo en la revolución”.

Pero hoy se presenta a eurodiputado para cobrar al mes 8.020 euros sin contar dietas, pluses y demás. Vasallo es, sin duda, el papel de los socialdemócratas, que consiste –dirá H.Saña- en reconciliar a las clases dominadas con las dominantes por medio de la negociación y el trapicheo, reservándose ellos mismos ciertos beneficios a cuenta de los servicios prestados (sinecuras, cargos políticos, diputadorías, etc.).

En la canción Ecología social nos gritaban desde el escenario:

“…Un sistema que está enfermo sólo de base cambiará, cambiemos las estructuras, cambio de mentalidad. Defendamos nuestra tierra, luchemos por el entorno, no deleguemos en grupos reformistas”.

Pero su partido es el grupo reformista por excelencia y reivindica la reindustrialización de Europa, que no significa otra cosa, que devastación medioambiental. La reindustrialización de la sociedad es, sin ninguna duda, ley, orden y remilitarización. Como paso previo para militarizar la sociedad se debe estatalizar las mentes, labor encomendada a la izquierda.

En la canción Europol Sin Dios nos recordaba:

“La policía supranacional, funciona con total impunidad, un paso más a la policía mundial…fuera del control legal actúa la europol… Seguridad militar europol, europol… tú puedes ser culpable… te vigila la europol”.

Pero Javier Couso se presenta como candidato por Izquierda Unida para diputado del Parlamento Europeo, sólo unos años después de que sus hoy nuevos compañeros de partido votaran a favor de que la Policía europea (europol) no rinda cuentas ante nadie. El Documento 8570/10, aprobado en abril de 2010 por los organismos dirigentes de la UE, ordena elaborar listas de personas comprometidas en la lucha política, cultural, moral y social, para su vigilancia, control y represión.

A tu nuevo partido le tendríamos que cantar bien alto la canción de tu grupo Aquí se tortura en la que nos decíais: “…de repente se abre la puerta, el infierno va a comenzar. Te arrancarán la confesión en las cloacas no hay compasión… Mi cuerpo va a reventar No!!!…”

¿Por qué ha acabado Javier Couso en las filas de la socialdemocracia izquierdista? ¿Por qué están pasando por lo mismo tantos antiguos “anarquistas” que hoy ya son puros socialdemócratas? ¿Por qué el anarquismo revolucionario está desapareciendo? ¿Por qué tantos libertarios han decidido lanzarse a, como dijo Ledesma Ramos, “la conquista del Estado”?

Daré algunas razones:

1)      Estos ex anarquistas han interiorizado la idea izquierdista del vivir mejor aquí y ahora, bajo el par Estado/Capital y a toda costa, con más bienestar y más consumo. Un ansia cortoplacista del “lo quiero ya” muy pacata; una obsesión por la repercusión cuantitativa de nuestras acciones con olvido de lo cualitativo; ver solo a las personas como sujetos de derechos, y no también, como sujetos de deberes; asunción de la lógica paternalista que victimiza a las clases oprimidas y que no les reconoce la parte de responsabilidad que les corresponde; una manía a situar como único terreno firme lo real por encima de las reflexiones de lo ideal; pensar sólo en tácticas elementales nunca integradas en estrategias serias; verlo todo en el tiempo biológico de una vida humana y no en el tiempo de la historia; y guiarse más por el principio del odio que del amor. El escepticismo, el pesimismo, el relativismo, el empirismo, el positivismo y sobre todo el pragmatismo, inspiran esta forma de pensar. Esta adaptación a las reglas de juego del entorno social no acepta el dolor y el sufrimiento de ir contra la opinión reinante en la sociedad y les hace esclavos de ella. Se renuncia al gigantesco esfuerzo de autoconocimiento y autoconstrucción ética pues se toma partido por el Poder, es decir, por la insensibilidad, la dureza de corazón, el cinismo, la mentira y el culto mezquino al yo.

Esto lleva a que la izquierda tolere y se identifique con el sistema en nuestra sociedad de capitalismo avanzado. Para entender esto hay que renunciar al tópico de que lo que hace y dice la izquierda constituye un acto de rebelión. Nada más lejos de ello: el reformismo izquierdista no es un acto de rebelión sino de adhesión o solidaridad con el sistema capitalista. Si se piden y se plantean mejoras para vivir mejor bajo el capitalismo es porque se cree en la capacidad del sistema para atender estos requerimientos. Un pensamiento que no creyera en la eficacia del sistema capitalista no podría ser simplemente reivindicativo o reformista, sino que estaría obligado a ser revolucionario. La izquierda ha aceptado prácticamente la concepción del mundo capitalista; su único deseo es precisamente el de estabilizar el sistema, el perfeccionamiento mediante una justa política distributiva.

2)      Estos antiguos libertarios han asumido la concepción del mundo de la socialdemocracia: el Capital es el único enemigo y el Estado es el que nos salva si lo pilotan “los buenos”. La ideología de los antiglobalización, que irradiaba machaconamente El País o Le Monde, aseguraba y asegura que el Estado está desapareciendo y debilitándose por culpa del neoliberalismo y su capital multinacional, y tristemente, muchos libertarios, por no autogestionarse el saber y el conocimiento, se lo han creído. Se han tragado de pe a pa toda la milonga doctrinaria de la izquierda, que lucha por conquistar el Estado. Teorías fabricadas por la Universidad estatal desde la más burguesa lógica del cálculo y la razón instrumental, con un objetivo cristalino: la conservación y el fortalecimiento del Estado. Un ejemplo son las palabras de Couso en su blog que explican de maravilla porque ha abandonado el anarquismo y se ha hecho socialdemócrata: “Vamos hacia un nuevo feudalismo de carácter financiero. No es ninguna exageración, solo hay que ver el ataque a los Estado Nación por parte del poder financiero. Por eso es imprescindible trabajar para que la verdadera izquierda se una en un frente contra el neoliberalismo que intente frenar esta dictadura de la gran banca y de las multinacionales.”

Estas palabras de Couso me hacen entender mejor las palabras de H. Saña: “La rebeldía y el espíritu revolucionario sólo pueden darse en individuos que no han renunciado a comprender el mundo que les rodea”.

A pesar de esta propaganda, basta con mirar la realidad sin gafas izquierdistas para ver que el Estado/Capital no ha hecho más que crecer y fortalecerse: más tecnología, más poder, más ejército, más infraestructuras, más izquierda, más poder mediático, más poder adoctrinador, etc. El Estado (que se ha de entender como un monstruo bicéfalo Estado/Capital) siempre busca legitimar su existencia frente al pueblo y su objetivo más importante es la fusión Pueblo/Estado-Ejército. Se ha de entender que cada Estado está muy interesado en el desarrollo de su Capital privado nacional, porque el desarrollo del Capital engrandece al Estado vía tributación, vía tecnología, vía gestión, vía reinversión, etc. El bien de las multinacionales es el bien de sus Estados nodriza. Capital y Estado son parte de una misma institución. ¿Acaso, por poner un ejemplo, alguien puede pensar que el Estado español, que se lleva el 30% de los beneficios de Repsol, no está interesado en que ese 30% sea todo lo grande posible?

3)      Éstos, hasta ayer revolucionarios, se han enfrascado en un activismo desenfrenado y desequilibrado, delegando el pensamiento en otros. La socialdemocracia, con su omnipresencia mediática y sobre todo universitaria, ha ocupado este vacío. Razón por la que se difunde sin control el gravísimo error socialdemócrata: la falta de análisis serio de lo que el Poder es y de lo que produce en los que viven bajo él. La jerarquía degrada al mandado porque le quita la posibilidad de desarrollar su responsabilidad y corrompe al que manda con un placer adictivo característico, es decir, la jerarquía deshumaniza arriba y abajo. También es liberticida porque no hay libertad sin asumir la responsabilidad que lleva aparejada. Los seres humanos tenemos una serie de potencialidades que se atrofian si no se usan. Cuanto más Estado hay, más dependientes nos hacemos, y por lo tanto más nos alejamos de poder desarrollar las características de lo humano. Es en la convivencia colectivista donde podemos desarrollar nuestra sociabilidad, y no en el individualismo que promueve el Estado del Bienestar. El apoyo y cuidado mutuo de la vida horizontal (personas-persona) y la interdependencia de unos con otros desaparece y, es sustituida, por una vida vertical (persona-Estado-persona) en la que basta con pagar impuestos para financiar los servicios sociales del Estado. “Cuanto más intervenga el Estado –advierte M.Taylor- en proporcionar bienes públicos…, en más necesario se convierte…, y el comportamiento cooperativo voluntario se atrofia con la presencia de la acción estatal, y crece en su ausencia…”

4)      Los anarquistas de los que hablamos, hoy izquierdistas, no llegaron a reflexionar sobre esta dictadura parlamentaria en la que vivimos. Con el parlamentarismo el pueblo caya y pierde la capacidad de usar el lenguaje. Es en las asambleas soberanas -y no en el parlamento- donde podemos responsabilizarnos y organizar las decisiones; y es en las ágoras de debate –y no en las urnas- donde hacemos crecer nuestro intelecto, nuestro lenguaje, nuestra empatía, nuestra experiencia. Nuestra capacidad autocreadora se atrofia al absorber el Estado las funciones básicas de la sociedad. El derecho es lo que el Estado y su parlamento producen e imponen bajo coacción, en cambio lo sustancial de la ética es la convicción y la voluntariedad. Las normas éticas no son coercitivas nunca, mientras que las del derecho lo son siempre.

5)      Estos anarquistas de Estado nunca comprendieron que el Estado de Bienestar es el bienestar del Estado porque destruye al pueblo, y lo destruye en pos de la gobernabilidad: cuantos menos lazos afectivos y organizativos haya entre los individuos de una comunidad, más fácil es el manejo funcionarial. Por esto el Estado es una máquina eficientísima de producir soledad, hasta tal punto, que hoy la amistad está en peligro de extinción. De aquí que los ansiolíticos sean los medicamentos más consumidos en Europa y la depresión una epidemia. Es la amistad la argamasa fundamental de las organizaciones que pueden plantar cara al Poder, y éste, lo sabe perfectamente, por eso, la sociedad que organiza el Estado nos aísla los unos de los otros. A más Estado menos amor, y a menos amor más triunfo de las tesis hobbesianas de “el hombre es un lobo para el hombre”. Se comprende a Benito Mussolini cuando afirma que el culto al Estado es el rasgo decisivo del fascismo.

6)      Javier Couso y personas como él, que han dado un viraje semejante, se olvidaron de la explotación fiscal que el Estado realiza a las personas que viven bajo su jurisdicción vía impuestos forzosos y, todavía más, de la explotación laboral de las personas que trabajan para él directamente. Sin duda, la explotación que el capital privado realiza sobre el trabajador vía plusvalía debe ser criticada y eliminada, pero, olvidar a la vez, la ejercida por el capital estatal, es deshonesto. Los empresarios nos roban y los burócratas también (incluso más). Ambos viven de explotar a la gente común. Autogestionar nuestros recursos sin trabajo asalariado y sin profesionales de la política es lo justo. Estos antiguos anarquistas nos dirán que también ellos quieren la autogestión, pero que primero –nos dirán con gesto paternal- hay que comer. Esto es sencillamente falso, y es falso, no porque los miembros de la izquierda no estén sincera y verdaderamente bienintencionados, sino porque se olvidan de que el Poder nos degrada, nos embrutece, nos infantiliza y nos deshumaniza llevándonos a una situación de incapacidad radical de autogestionar nada. Una sociedad de seres con las capacidades cada vez más mermadas no puede desembocar en la libertad o en la emancipación de la humanidad. Por lo tanto apoyar a la izquierda, al parlamentarismo y al líder Javier Couso no es avanzar unos pasos hacia la libertad, sino que supone alejarnos cada vez más de un mundo ético, justo y libre.

7)      Bastantes libertarios frustrados y reconvertidos en estatalistas confundieron el bienestar material -pagado con el expolio imperial del tercer mundo- con la libertad. Debemos recordar el origen de la socialdemocracia, de la que ahora Javier Couso es dirigente. Ésta se desgajó de la 1ª Internacional de los Trabajadores porque no estaba de acuerdo con la máxima: “La liberación de la clase trabajadora sólo puede venir a través de los propios trabajadores”. Este artículo estatutario les impedía la sustitución de la democracia directa de sus miembros por un elitismo vanguardista dirigente. Por ello, fundaron la Segunda Internacional. Uno de los principales fundadores fue Eduard Bernstein que en 1899 daría las claves ideológicas de la socialdemocracia con la publicación de “Las premisas del socialismo y la misión de la socialdemocracia”. Bernstein, precursor del capitalismo regulado de Keynes, dirá que “las instituciones liberales… no necesitan ser destruidas, sino sólo ser mejoradas”. Esta alianza “provechosa” entre la burguesía y las clases populares que será el Estado bienhechor se puede financiar, nos dirá Bernstein, gracias a las colonias, pues “no existe ninguna razón en considerar la adquisición de colonias como algo de antemano reprobable”. Además añadirá: “se puede conceder a los salvajes solo un derecho limitado sobre el suelo habitado por ellos. En caso extremo, es la cultura más avanzada la que tiene el mayor derecho”. De aquí deriva la siguiente cuestión: ¿Por qué está hoy en crisis la capacidad de financiación de los Estados del Bienestar europeos? La respuesta se encuentra en que China, Sudáfrica, Brasil, Perú o India se han megaindustrializado y se están convirtiendo en potencias imperiales, y ya no permiten como antes la extracción de plusvalías con la que el imperio occidental ha venido financiando su bienestar. Nuestros Estados de Bienestar se han apoyado desde su fundación en los esclavos del tercer mundo, pero esos esclavos están empezando a trabajar para otros. Para contrarrestar esto, la Izquierda Unida de Couso (y todos los demás partidos) habla de reindustrializar Europa. Ni que decir tiene que Izquierda Unida es partidaria del Progreso. Creencia religiosa que está destruyendo nuestro medio ambiente y nuestras mentes. Estas ideas crean seres desarraigados sin historia, al despreciar la cultura de nuestros antepasados rurales, a los que despacha con calificativos como medievales, atrasados, catetos, palurdos y demás, reduciendo toda su complejidad social a feudalismo o caciquismo. La izquierda sobre todo ensalza el presente denigrando el pasado. Rechaza la tradición en bloque y es ciega ante la ruralidad, el conocimiento campesino y pastoril y ante las instituciones consuetudinarias de nuestros pueblos y aldeas. La izquierda, junto con el franquismo, -las dos igual de desarrollistas e industrialistas- han cometido un etnicidio de enormes dimensiones en los pueblos de la península ibérica.

8)      Otra razón del surgimiento de los anarcosocialdemócratas es la utopía u oxímoron de un Estado/Capital ético, no explotador y justo. “La humanidad ha sentido siempre una gran debilidad por todas aquellas utopías y teorías cuya realización está exenta de riesgos y de sacrificios. De ahí la gran acogida y el respeto asnal que rodean generalmente a los héroes socialdemócratas. Los obreros aburguesados ellos mismos, miran con simpatía una estrategia social que no requiere de su parte ningún esfuerzo serio; los patronos acogen con benevolencia unas ideas que contribuirán a prolongar su hegemonía al mismo tiempo que adormecerá toda tentativa revolucionaria por parte de las clases expropiadas” nos dice Heleno Saña. Un anticapitalismo no antiestatal no es posible. No es posible porque el modelo de propiedad estatal nacionalizada monopoliza el poder de decisión, es decir, la propiedad estatal es un tipo de propiedad privada. Nada tiene que ver esto con la propiedad socializada a través de organismos asamblearios soberanos, vía portavoces -y no representantes-, que se federan con otros organismos y gestionan juntos la vida y la propiedad. Estaríamos así, ante una sociedad sin Estado, y consecuentemente anticapitalista. Básico sería en esta forma de gobierno de portavoces lo que el artículo 67.2 de la Constitución de 1978 prohíbe expresamente: el mandato imperativo. Y básico también es la descentralización liberadora y la recuperación del municipio libre. Socialdemócratas y liberales hablan de defender la democracia, nosotros de crearla.

9)      Muchos anarquistas acaban en las filas de la socialdemocracia porque se creen la retahíla izquierdista y sindicalista de las conquistas sociales de los trabajadores. Ni la Transición, ni el Estado de Bienestar son conquistas. Son perfeccionamientos o modernizaciones del sistema de dominación. El parlamentarismo con sufragio universal es mucho más avanzado que una dictadura militar; y el paternalismo estatal es mucho más avanzado que una falta de sanidad universal o la no existencia de una seguridad social. El Estado-Ejército tiende a enfrentarse a otros Estados-Ejércitos. La guerra se gana protegiendo bien la retaguardia. Por tanto, el que el pueblo se identifique con su Estado y lo apoye activamente es fundamental. Por eso la izquierda es en realidad el mejor partido del Ejército. Por esto, y mucho más, es tan importante la educación estatal y la industria de los medios de comunicación. La conquista de los corazones y las mentes es hoy, diría yo, el más fundamental de los objetivos del Poder. “El mérito innegable del fascismo –dirá Mussolini- es haber dado a los italianos el sentido de Estado”. Los objetivos del Poder se cumplen con el aburguesamiento generalizado, el culto fanático al bienestar, a la comodidad, a la seguridad y a la tecnología. El aparato administrativo gigantesco, opresivo, explotador y despilfarrador que defiende Izquierda Unida genera “tal vez, el tipo de sociedad más caro y más derrochador de talento humano que la humanidad ha generado hasta ahora”, como nos dice Blackmur.

10)  Se comprende, aunque no se comparte, que muchos anarquistas dejen de serlo y se recluyan en sus vidas privadas; o engrosen las filas de la socialdemocracia después de la experiencia que viven en una parte específica del movimiento libertario ibérico, pequeña, pero muy llamativa. Drogas duras, ríos de alcohol, consumo frenético de porros, insurreccionalismo infantil, demasiado odio cegador, compromiso frívolo, ignorancia satisfecha, agresividad desproporcionada frente al que piensa diferente, poca hermandad, mucha tristeza y poca atención al deber de la alegría. También es importante resaltar el activismo quemador, que lleva aparejada la nula autoformación y por tanto, la incapacidad para contrarrestar argumentos pragmáticos. Un problema grave es la fuerte irreflexión, como consecuencia del hacer hacer hacer. Cada uno de nosotros tiene una energía limitada, que no debería ser malgastada en, por ejemplo, las movilizaciones que instrumentaliza la izquierda, que igualan los intereses del Estado con los del pueblo, casi siempre antagónicos. “En ausencia de un movimiento social organizado,-nos dirá M.Amorós- las ideas son lo primero, el combate por las ideas es lo importante, pues ninguna perspectiva puede nacer de una organización donde reine la confusión respecto a lo que se quiere”. “Hablar y razonar contra la Fe –nos dirá A.G.Calvo- y contra las Ideas no es hacer “teoría”, sino acción práctica y efectiva (hablar es hacer), que, al deshacer la Fe, deshace también el Poder que sólo en la Fe está fundado”.

No he hablado de dinero, consumo, prestaciones, goces, subsidios, disfrutes, porcentajes, ventajas, subvenciones y demás, por eso no creo que lo dicho pueda haber interesado a futuros eurodiputados izquierdistas. Aun así, le quiero transcribir a Javier Couso las siguientes palabras de Simone Weil: “El hombre está hecho de tal manera que quien aplasta no lo percibe, es el aplastado quien lo siente. Hasta el punto de que sólo estando junto a los oprimidos puede uno sentir con ellos, sólo junto a ellos puede uno darse cuenta de la opresión que sufren”. Javier, te recuerdo que la fuerza dominante de entre todas las que afectan a la locura política es el anhelo de poder, al que Tácito calificó como “la más flagrante [ardiente] de todas las pasiones”. La delegación, la designación o la representación son formas desnaturalizantes y encubridoras de sistemas tiránicos.

A los socialdemócratas bienintencionados les transcribo un pedazo de Las manos sucias donde Sartre explica cómo sólo los ingenuos se imaginan que pueden ejercer el Poder sin ensuciarse las manos:

“- Tengo las manos sucias. Hasta los codos. Las he hundido en la suciedad y sangre.

– Pero ¿qué esperas? ¿Piensas que puedes gobernar inocentemente?” Hoeder, líder comunista en la obra de Sartre.

Y a todos mis compañeros y compañeras amantes de la libertad les trascribo también unas palabras de S.Weil: “No cerremos los ojos. Preparémonos para contar sólo con nosotros mismos. Nuestra fuerza es muy pequeña; pero lo poco que podemos hacer no vamos a dejarlo desde luego en manos de gente cuyos intereses son ajenos al ideal que defendemos. Salvemos al menos el honor”.

Para escribir estas reflexiones me he apoyado principalmente en los textos de F. Rodrigo Mora, W. Godwin, M. Bakunin, A. Tocqueville, P. Esteban, M. Amorós, C. Lasch, H. Saña y S. Weil.

Jueves 22 de Mayo de 2014. Kiko Bardají Cruz.
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