Entrevista a John Gibler sobre la situación actual en México

A su paso por Santander, John Gibler respondió a unas cuántas preguntas sobre la realidad actual de México, desde su implicación en los movimientos sociales de dicho país, ejerciendo periodismo crítico en un contexto geoestratégico de implementación premeditada de la violencia por parte de un narco-estado-capital que se sustenta precisamente en el mito mediático de separar este triángulo de la muerte, como si no hubiese conexiones entre sí. Buena parte del trabajo periodístico de dicho compañero, se basa en demostrar con argumentos la falsedad de esta separación que mantiene a México en una espiral de terror.

Esta entrevista es un intento de acercarnos a lo que está pasando en México sin intermediación de la versión oficial, pero también una invitación a conectar esta realidad con la nuestra, tan incomparable  en la intensidad de la violencia explícita hacia la población, pero tan similar en los medios de dominación llevados a cabo. Es también otra muestra más de visibilización  del asesinato del periodista Javier Valdez y de su recuerdo, que fue asesinado a balazos a plena luz del día hace unas semanas,  mientras su amigo y compañero  John presentaba  por la península su libro «Morir en México».

1. Para empezar y ponernos en contexto. ¿Podrías exponer en pocas pinceladas cuál es la realidad de México en los tiempos que corren? ¿Qué está pasando allí?

Más que nada muchas gracias por la recepción aquí. En pocas palabras va a ser difícil contarlo, pues van a a quedar cosas fuera que son importantes.

En el momento actual en México se vive un estado de terror brutal, que muestra el proceso de fusión, en los últimos años, entre lo que se conoce como el crimen organizado y las instituciones del estado. Si antes y desde siempre han existido relaciones muy estrechas por parte de ambos, estas relaciones se han ido transformando y evolucionando de manera muy paralela a las relaciones entre la economía ilícita y las instituciones del estado.Los estados, desde su origen se han organizado para proteger intereses empresariales. No es gratuito recordar que los estados-naciones nacen con el modelo excepcional de crimen organizado, es decir, la esclavitud. Golpizas, violaciones, asesinatos, trabajo forzado, despojo completo… de millones de personas a través de las rutas trasatlánticas. Ahí es donde nace el estado y el capitalismo, con el crimen organizado. Llegamos entonces a la mitad del siglo XX donde los estados nacionales desarrollan un discurso sibilino sobre democracia, una perversión de su propia historia muy alegre y rosa del progreso de la humanidad. Es un momento de la historia en donde tienen la necesidad de disfrazar esas maniobras de despojo, de guerra, de racismo. Sin embargo, el asunto que menos esfuerzo invierten en disfrazar es el patriarcado, pues lo ejercen de la manera más descarada.

En ese contexto, en los Estados Unidos, a finales de los 60 y ya entrados los 70, lo que ahora conocemos como “la guerra contra las drogas” nace como una guerra de control social, de contrainsurgencia y de carácter racista. Este fenómeno pasa por diferentes etapas. Con Reagan en los años 80, se emplea dicho modelo de guerra como herramienta neoimperialista en Centroamérica y Latinoamérica.

En el contexto de México del año 2006, nos encontramos con el presidente más débil de la historia Mexicana, Felipe Calderón Hinojosa, que se enfrenta a fuertes acusaciones de denuncias de fraude electoral, además de con un país totalmente en pie de lucha, con grandes movilizaciones del Ejército Zapatista de Liberación Nacional, denuncias de la represión en Atenco, las propias manifestaciones en la ciudad de México contra el fraude electoral, luchas de los sindicatos de mineros y, por supuesto, la lucha magisterial que se volvió una insurrección popular en Oaxaca. Frente a todo esto, Felipe Calderón agarra lo que ha sido siempre un modelo neocolonialista de los Estados Unidos, la guerra contra las drogas, y lo apropia, para militarizar el territorio y hacer la guerra en su propio país. Desencadena una situación en la cual esa violencia represiva de estado se disfraza como violencia del narco, por un lado, y por otro, donde lo que antes eran microempresarios de la muerte, acostumbrados a practicar el secuestro o la extorsión, los llamados polleros o coyotes de la frontera, el tráfico de migrantes, la trata… se convierten en prácticas que se semi-industrializan en el contexto de la guerra contra el narcotráfico. La expansión del negocio de sustancias ilícitas con la puesta en marcha de la guerra contra estas, como gemelos siameses, crecen juntos, y así conquistan nuevos mercados. Eso nos lleva a una situación en donde activistas de todo tipo, personas que luchan, periodistas, defensores del territorio indígena, mujeres, se enfrentan a un recrudecimiento muy fuerte de la represión y la violencia.

 

2.¿Qué le dirías a quienes identifican la violencia del negocio de la droga en México con una falta de intervención y transparencia del estado? ¿Qué hechos desmienten esta separación interesada entre mercado y poder institucional?

Yo creo que uno de los grandes mitos que ahorita existen es que la violencia en México, relacionada con el crimen organizado, es la evidencia de un estado débil e inepto, un estado incompetente en donde esa ineptitud se puede entender de diferentes formas; falta de interés, falta de capacidad o corrupción. Ojo con este concepto de “corrupción”. Creo que es el concepto de corrupción el que se usa para salvar la percepción de legitimidad del estado. Se entiende por lo tanto que existen unos cuántos corruptos sueltos por ahí y lo que hace falta es identificarlos y llevarlos a la justicia, cuando yo creo que los hechos que se viven todos los días en México rebelan que se trata de un estado fuerte, un estado muy capaz. Esa fuerza y capacidad se demuestra en la destreza con la que administran el narcotráfico, la muerte y la impunidad. Son muy buenos en esto. La droga sigue llegando, la siguen consumiendo todos los países del mundo, sobre todo los mercados más fuertes; EEUU y la UE. La droga se sigue consumiendo igual que la Coca cola y el Marlboro. La muerte crece a cada rato. La producción de la muerte va de la mano con la producción de la impunidad, que no es para nada, repito, la evidencia de una debilidad estatal, sino de su eficacia. Se produce calidad de exportación.

Hace dos días mataron al sexto periodista asesinado este año, un buen amigo, Javier Valdez. En las noticias que están saliendo después del asesinato, da cifra de que los más de cien periodistas asesinados en los últimos años en esta supuesta guerra contra el narcotráfico, hay una tasa de impunidad del 99.7%. Cuando una estudiante saca un promedio de 99.7% en la escuela es porque hace extremadamente bien las cosas. Esto muestra cuál es verdaderamente la capacidad que tiene el estado y qué es lo que produce. Lo que produce es la administración del negocio ilegal; drogas, secuestros… la violencia esencial para el funcionamiento de este negocio, porque el terror ya es una parte esencial de la empresa, del negocio. No solamente del control y de la contrainsurgencia, que también, sino ya simplemente por un fin mercantil.

Siempre me gusta compartir una cosa que escuché a al escritor Francisco Goldman. Él estaba dando una conferencia, hablando sobre el asesinato, en 1998 del obispo Juan José Gerardi …. Y dijo ; “La impunidad es la libertad de expresión de los asesinos. Si tú sabes que nadie te va a agarrar, nada te puede pasar, tú puedes llevar a cabo un asesinato como si fuese una obra de teatro”. En México es lo que vemos muy concretamente y con demasiado detalle en la versión oficial de los ataques a los estudiantes de Ayotzinapa y la desaparición forzada de los 43.

 

3.¿Cómo se vive esto desde la gente de la calle? Es decir, en los barrios, en los pueblos, en las conversaciones callejeras, en los lugares de encuentro… ¿Existe esta vinculación de las fuerzas policiales, el aparato militar y el gobierno mexicano con la maquinaria global de terror producida por el narco?

Hay de todo. Hay zonas donde la gente lo tiene demasiado claro porque, como vosotrxs decís, la gente lo ha vivido a pie de calle. En concreto, en la ciudad de Iguala, y las zonas que están alrededor, en el estado de Guerrero, aún antes de los ataques del 26 al 27 de Septiembre de 2014 contra los estudiantes de Ayotzinapa, la gente de ahí tenía que pasar por los retenes de la policía a diario, por lo que sabían quienes eran y sabían que hacían. Tenían claro que en esos mismos retenes ellos desaparecían gente. Sabían que si tú pasabas conduciendo en tu coche con una lata de cerveza en el pinche calor de 49 grados, te iban a parar y te iban a decir que tienes una hora para juntar 10.000 pesos y que, en caso de no hacerlo, ibas a terminar quemado en una fosa clandestina. Existía una cotidianidad total del ejercicio del terror a través de las instituciones y la policía. Eso sucediendo a la luz del día, sobre las vías públicas, en frente de bases de la policía federal, del ejército mexicano… No es un asunto de alegar ¡Cuidado con los municipales porque son corruptos! No, ¡Cuidado con los municipales porque son los agentes de la muerte que ejercen su terror desde la calle pero en plena vista de toda la estructura del estado!. Ahí no hay corruptos, eso es lo que son y lo que hacen.

Sin embargo, existen muchas zonas del país donde si no topan con eso en su propia calle y, a la vez, ven la televisión, tragan el cuento. Las personas que terminan asesinadas en la calle o desaparecidas es que “en algo andaban”, típica frase de oficiales. Todo el discurso oficial para justificar la maquinaria de muerte se sostiene en esta frase. La persona víctima, la persona destrozada, o desaparecida, es la persona que lo merecía. La lógica oficial dice  que existen unos terribles narcos, que hacen esas cosas tan terribles, que pobre México y que, ante tal despropósito, necesitamos un estado cada vez más fuerte para proteger a la gente. Pero si te matan es porque algo habrás hecho; porque no pagaban lo que debían, porque denunciaban… Hay casos tan terribles de ese discurso. Uno de estos sucede hace un año. Asesinaron a dos estudiantes de Ayotzinapa en un transporte público en el contexto de lucha por encontrar a los 43 desaparecidos. Es en este clima donde matan a estos dos chicos, de manera inmediata el gobierno declara que no fue político, sin investigar nada por supuesto. La versión oficial es que alguien querían robar a lxs pasajerxs, y ellos dos se negaban y por eso están muertos. El subtexto para la ciudadanía es que si no te opones a nada, sino cuestionas nada, nada te va a pasar. Tú obedece, pórtate bien y no te va a pasar nada. Quienes son asesinadxs tienen la culpa. Por eso hay una lucha constante, entre quienes se movilizan, de familiares de desaparecidxs, de periodistas, de militantes, de buscar maneras de combatir, de derrocar ese discurso y esos mitos, como una parte de una lucha mucho más amplia.

 

4.Existen ejemplos de resistencia popular y de autoorganización desde abajo contra la violencia del estado-mercado-narco?

Existen muchas. Entre todas las que hay diría unas cuántas para demostrar la diversidad.

La construcción de autonomía indígena desde el Ejército Zapatista de Liberación Nacional tiene su componente de lucha contra el narco. Desde hace años prohibieron en sus propias comunidades el consumo y la venta de todo tipo de droga y también del consumo de alcohol. Esto posee unas razones muy propias. Según entiendo, fue una iniciativa de las mujeres zapatistas puesto que eran quienes más sufrían los vínculos entre el alcohol y la violencia doméstica como parte de una maquinaria de colonización de sus pueblos. Paralelamente a esta iniciativa, es precisamente cuando van creciendo estos mercados de droga, de siembra y de muerte, los cuáles no entran en las zonas autónomas zapatistas. Se resisten gracias a una organización previa y una conciencia insurgente. Esto es un buen ejemplo.

Otro ejemplo que podemos señalar es el pueblo de Cherán 1*, en el estado de Michoacán, que se organiza en el contexto de esta maldita guerra pero concretamente contra el control de grupos de crimen organizado dedicados a la tala de bosques. Esto sucede con una lucha fuertísima que empezó con barricadas en todas las calles, al estilo comuna de Oaxaca , comuna de París. Y a raíz de sentir el éxito de sacar a los talamontes de su comunidad, se declaran municipio autónomo. Hasta hoy, Cherán se autogobierna, 6 años después del levantamiento original.

Estos son dos ejemplos muy fuertes que tienen mucho que ver con modos de organización indígena. También existen procesos muy diversos como el movimiento que surgió después del asesinato de 7 personas en el estado de Morelos. Uno de ellxs fue, Juan Francisco, el hijo de un poeta católico muy conocido, Javier Sicilia. Cuando se vio frente a frente al clasismo de los medios de comunicación, al ver que después de haber ignorado tantos padres y madres de jóvenes asesinadxs, buscaron a él, como conocido, intelectual y famoso, lo querían entrevistar, él no habló sólo de su dolor como padre, sino del dolor popular, socializando y compartiendo el dolor de las demás personas. Este hecho llamó a unas movilizaciones muy fuertes que unieron a un montón de personales, sobre todo familiares de personas asesinadas o desaparecidas. Posteriormente, por diferentes cosas, las divisiones no tardaron en llegar. Sin embargo, fue un movimiento fuerte en la ruptura con el discurso oficial que proclama que “el muerto tiene la culpa”.

También tenemos todas las experiencias de familiares de desaparecidxs  que se organizan para, realmente, investigar que ha pasado con sus personas queridas. De hecho, en los dos últimos años y medio, se han organizado para encontrar fosas comunes que el estado no busca. Muchas las han encontrado; en Sinaloa, en Chihuahua, en Veracruz, en Guerrero… A estas experiencias yo las ubico, las respeto y las identifico como experiencias de resistencia.

 

5.Conectar el negocio de la seguridad y el encarcelamiento masivo de población negra en los EEUU, así como el consumo de droga a través del ocio en dicho país, con la muerte, las desapariciones y otras formas de violencia causadas por el narco en México es una de las cosas más interesantes que hemos encontrado de tu trabajo. ¿En qué se basa esta conexión? ¿Por qué prohibición de las drogas tiene sus raíces en el racismo?

Desde que nacen en EEUU diferentes leyes, propuestas de ley de prohibición de sustancias, estas se vinculan con campañas racistas de opresión a distintos pueblos no-blancos. Desde la ilegalizacion y la criminalización del opio en la ciudad de San Francisco a finales del siglo XIX hasta las campañas de criminalización de la mariguana y la cocaína en el siglo XX.

Como todxs crecimos ahora en regímenes de prohibición de las drogas, y con toda una ideología que difunde la idea de que éstas significan la encarnación del mal, podríamos pensar que siempre ha sido así. Pero con un breve vistazo a la historia, también podemos darnos cuenta de que no.  Desde que la humanidad existe, viene experimentando con diferentes sustancias que ahora se llaman narcóticas. Los regímenes de prohibición llevan menos de 100 años en algunos casos, y poco más de 100 en otros, pero todos coinciden en que empiezan y se justifican con procesos de racismo descarado. 

En el mismo tiempo jurídico en el que se decide prohibir el opio, la población china se ve sometida a medidas represivas en EEUU, que llegan hasta el punto de una ley federal que se llama en inglés The Chinese Exclusion Act [Y llevaba como lema: “The chinese must go!»2]* una maniobra legislativa para prohibir la entrada de chinos al país, que básicamente criminalizaba todo su trabajo, su economía, su cultura, les prohibía ser dueños de propiedad, les prohibía dar testimonio en frente de juzgados… Todo la criminalización del opio es parte de esa maniobra racista que buscaba desarticular y someter la comunidad china en EEUU. Pero es más, esto sucede en pleno contexto de expansión imperialista. Segunda mitad del siglo XIX, EEUU conquista lo que era en ese momento México y lo que antes–y todavía en varios lugares– era territorio indígena. Se produce un doble despojo de este modo.

Desde el estudio de reporterxs, militantes, analistas, que han estudiado el desarrollo y el impacto de la supuesta guerra estadounidense contra las drogas  en las comunidades afroamericanas, se puede llegar a conocer como dicho proceso ha sido históricamente un arma de opresión de múltiples filos. Por una lado, criminalizan la sustancia, por otro la vinculan a la población negra, para disfrazar toda la violencia racista, pero también inunda esa misma comunidad con las propias drogas.

Cada vez que un estado dedica financiamiento a la guerra contra las drogas, el mercado de las drogas crece y se expande. Entonces, las sustancias criminalizadas desarticulan la comunidad, la desmotivan, la desmovilizan, y también tienen esa categoría de “criminal” por una cuestión química. Pueden decir “No somos racistas, es que mira esta cosa que se meten por la nariz, mira esta cosa que fuman». «Esto es lo negativo y por eso hay que eliminarlo” Pero no. Se trata de encontrar una maniobra jurídica para poder aplicar esa etiqueta de criminal a quien sea necesario. Esta categoría se aplica en grandes cantidades desproporcionadas a las personas no-blancas; Sobre todo afroamericanas. En el contexto de la segunda mitad del siglo XX en EEUU, con esa ideología de la guerra contra las drogas, se crea un estado carcelario por excelencia, el estado moderno contemporáneo que más alto porcentaje de su población encarcela. Es este mismo encarcelamiento el que se ensaña brutalmente con la población no-blanca. Puedes fijarte en los números y comprobarlo. Si la diferencia de consumo de droga no es muy significante entre la población blanca y la no-blanca, el encierro por delitos relacionados con la droga va a ser una gran mayoría de afroamericanxs y una minoría de blancxs (no manejo  ahora   las cifras exactas). Ves quien consume y ves quien está en la cárcel y entiendes lo que no corresponde de ninguna manera.  Un detalle interesante es que, a la hora de diseñar la guerra contra las drogas de cara a oprimir la población negra norteamericana, lo primero que hacen es cerrar la frontera con México. Con esa maniobra teatral de cerrar la frontera con México, se genera la falsa conciencia de que el mal viene de afuera. “Son estos malditos bandidos mexicanos que nos traen esa sustancia maligna y en nuestro país, son los malditos negros quienes lo consumen”. Es todo un mensaje racista a más no poder. Es hasta Felipe Calderón y el 2006, que México realmente se apropia de este teatro, impuesto por EEUU, para su propio interés, dentro claro, de un contexto geopolítico donde México es un país productor y de paso para las drogas destinadas al gran mercado estadounidense. La militarización total de su sociedad como estrategia nacional importada, lo que permite un crecimiento exponencial del negocio.

 

6.En relación a esta última cuestión, ¿los cambios en la política institucional de Trump cambia de algún modo la dinámica de tráfico de mercancías en la frontera?

Lo que Trump más ha enfatizado en toda su maldita campaña, y también después de su “elección”, aunque dicha palabra suene fea, es el muro. Sin embargo, lo que comprobamos  de nuevo es que cada vez que hay una inversión en cada táctica o movimiento de prohibición, el mercado crece. Si ponen el muro, los precios suben, y todas las iniciativas para cruzar la frontera se intensifican. La droga sí pasa por túneles, sí pasa con migrantes forzados de llevarla, sí pasa a través de mochilas, sí pasa a través de cajuelas de coches, compartimentos falsos… claro que pasa de este modo. Pero también pasa por aviones, barcos y trailers. La participación activa de elementos del estado de ambos países está presente. De este modo, el muro va a ser una farsa en cuanto al cometido de frenar el flujo de droga. Lo que no va a suponer ninguna farsa es la relación al gran negocio de pasar la droga, y lxs migrantes, por la frontera, ni en la producción de la muerte que corresponde a esa mercado.

 

7.La muerte es un negocio, la seguridad es un negocio, la droga es un negocio, las armas lo son también, del mismo modo que el petróleo. ¿Qué hay del aparato mediático y el periodismo? ¿Qué posibilidades y limitaciones ves dentro de esta profesión para los periodistas que sufris la represión y arriesgais vuestras vidas por ir más allá?

Pienso que es urgente el trabajo periodístico, y con eso no quiero decir el trabajo de supuestos profesionales, sino un trabajo de investigación que se publique. Se puede publicar de mil formas; con un libro, con una revista, una movilización, una denuncia en un espacio público. Muchas veces este trabajo al que llamo periodístico, es protagonizado por personas que viven los hechos en primera persona. En todo caso, todo tipo de trabajo en contra del discurso oficial es urgente. Pero cada vez es más difícil hacer este trabajo, pues es un hecho real el que corres el riesgo de que te asesinen y que, cuando esto suceda, no ocurra nada. El presidente puede mandar un twiter, la oficina especializada de investigación contra crímenes y por la libertad de expresión puede organizar un foro sobre la necesidad de abrir una investigación que compruebe los hechos… pero nunca agarran a las personas que ordenaron dicha muerte. Muy pocas veces, y yo ni siquiera puedo pensar en algún caso en el que agarren a quienes jalaron el gatillo. Sólo en contadas ocasiones, fruto de una presión muy fuerte, parece que puede darse, pero es muy excepcional. 

Parece ser, por ejemplo en Honduras, con el caso de Berta Cáceres3*, que tienen detenidas a las personas que jalaron el gatillo aquella noche, pero ni siquiera están investigando quién ordenó la muerte, quién pagó la muerte, porque sí fue de esta manera que ocurrió. Prueba de ello es que uno de los inculpados dice que él mismo fue a recoger el dinero en un baño del centro comercial. Ese asesinato se pagó y la investigación se basa en quien cobró, no en quién puso el dinero. 

Estamos en el contexto de México 2017, con seis periodistas asesinadxs en lo que va de año. Hace unos días han matado a dos periodistas en cuestión de un día. El día de la madre asesinaron a una mujer de lucha, Miriam Rodríguez, que buscaba a su hija en San Fernando, Tamaulipas.  Uno de los periodistas asesinadxs recientemente, Javier Valdez, es realmente el hermano mayor, en el buen sentido de la palabra a toda una generación de reporterxs crecida en un panorama de guerra maldita. Era chistoso, bonachón, generoso… A mi me ayudó muchísimo  Él ha sido todo un ejemplo, un verdadero compa. Nunca fue sectario, nunca alentaba a la competencia, sino a todos los trabajos que se hacían entre compañerxs… A mi me tocó verlo como un buen compa. Él ha ganado premios internacionales, ha publicado varios libros y tiene un cierto reconocimiento en México y a nivel internacional, apenas se publicó este año un libro suyo traducido al inglés. Me lo enseñó en Culiacán hace tres meses, cuando lo vi en Febrero, y estaba supercontento y feliz, realmente emocionado.

Todas las vidas valen igual. Todas las periodistas valen igual, y todas las que sufren esta violencia también. Pero hay que reconocer un aspecto simbólico en el hecho de cómo mataron a Javier Valdez en plena calle, a plena luz del día, a balazo limpio con doce tiros, a la vuelta de sus oficinas del semanario RíoDoce. Esto es un mensaje a todxs lxs periodistas de México, que advierte de que te pueden matar en cualquier momento porque ya lo han hecho digamos, con el más grande, el más reconocido y abrazado, el que todo el mundo quería. No vale más su vida que otra, pero el mensaje trae ese contenido de terror. Terror que conozco porque, a pesar de no ser mexicano, lo siento. Las conversaciones que he tenido estas últimas 48 horas con todas mis amigas y mis amigos, sobre cómo se sienten ellas allí, lo confirman. Es un momento muy difícil para hacer periodismo crítico, y del mismo modo, es un momento muy urgente para llevarlo a cabo.

 

8.Podríamos tirarnos todo el día con más preguntas que nos surgen, pero vamos concluyendo. Más allá de la cortina de humo mediática basada en contar números y no vidas, México es un territorio enorme con diversidad de luchas sociales y comunitarias. Nos gustaría concluir con lo que nos quieras contar de las mismas.

Recalco que para mí toda la trayectoria de luchas indígenas a lo ancho y largo del territorio mexicano es  de las cosas más importantes que existen. Las luchas de construcción de autonomía indígena, el EZLN, las experiencias de Cherán, Santa María de Ostula, las luchas Nahua 5*. Destaco mucho también luchas que vienen desde hace siglos  y que tienen que replantearse constantemente debido a la violencia del estado.  Las luchas de familiares de desaparecidxs  son sumamente importantes porque, por un lado, nos muestran ese espíritu de pelea implacable.

La mamá que se pone  a batallar por todo el país para hacer justicia por el asesinato de su hija y que, estando solita y haciendo un plantón en frente de los juzgados ordinarios del estado de Chihuahua, en frente de las cámaras, la matan. Ella fue Marisela Escobedo 5*. Aún cuando la matan, esta resistencia no decayó sino todo lo contrario, aumentó. 

Ahorita, por nombrar una de ellas, aunque hay muchísimas, Araceli Salcedo Jiménez 6*, que está buscando a su hija Fernanda Rubí sin descansar un sólo día. Cuando Javier Duarte, el exgobernador de Veracruz, estaba encima de su punto más alto de poder y arrogancia, ella lo enfrentó en un acto público y turístico en Orizaba. En frente de todos los medios, se mete y rompe el cerco de seguridad. Se plantó delante de su cara diciéndole «Bienvenido a tu pueblo mágico, aquí desaparecen a la gente». Lo encaró de esa manera, denunciando las desapariciones forzadas masivas de esa zona de Orizaba y… sin palabras, yo veo a esa gente y pienso que estos actos demuestran lo que verdaderamente es luchar. Es decir, es tener la lógica de luchar aunque te maten, porque no concibes otra forma de vivir. 

En cierta forma tenemos que entender que estamos buscando un mundo donde quepan muchos otros, un mundo donde encontremos a nuestrxs hijxs, donde podamos tenerlos, porque, en este mundo dominado por el terror que propicia el capital y sus estados, no hay lugar para ello. Al menos tenemos que tratar de tener una partecita de este espíritu de lucha. 

Yo creo que la lucha por la búsqueda de las personas desaparecidas es clave para romper con el discurso oficial, para mostrar lo que es el estado y lo que produce. Podemos hacer todo tipo de análisis, de discursos  teóricos y  leer a medio mundo, cuestión importante también, pero cuando tú cuentas bien, con detalle, lo que pasó en la ciudad  de Iguala, con desaparecidxs en toda la ciudad. Cuando tú cuentas con detalle cómo desaparecieron a  Fernanda Rubí y qué ha hecho su madre para tratar de buscarla, eso pone en evidencia, muestra lo que está pasando. Luego, sí podemos hablar de teoría, análisis, reflexiones de diferentes lados, pero esa parte de escuchar y contar las historias es también muy urgente en estrategias insurgentes, en estrategias que traten de combatir la producción de ideología del estado y del capitalismo. Estrategias que les quiten el disfraz que oculta lo que hacen. Disfraz que a veces llamamos encubrimiento, mentira… que sí lo es, pero que muchas otras se manifiesta directamente en forma de violencia. Contar historias tiene una importancia muy fuerte en este combate.

 

1* https://youtu.be/ZoVbmjlk0_w  Un pueblo sin partidos, gobierno ni violencia

2*http://catarina.udlap.mx/u_dl_a/tales/documentos/lri/velazquez_m_n/capitulo1.pdf

3* Berta Cáceres era una mujer indígena Lenca y una de las defensoras de derechos humanos más conocidas en Honduras,que, desde hace 20 años, había defendido el territorio y los derechos del pueblo Lenca

https://www.frontlinedefenders.org/es/case/case-history-berta-c%C3%A1ceres

4* Luchas Nahua. https://desinformemonos.org/los-nahuas-de-ayotitlan-una-historia-de-violencia-y-lucha-por-el-territorio/

5* Marisela Escobedo; http://www.laizquierdadiario.com/Marisela-Escobedo-madre-asesinada-por-buscar-justicia-para-su-hija-victima-de-feminicidio

6* Araceli Salcedo Jiménez; http://plumaslibres.com.mx/2016/03/07/155140/

Fuente: Briega

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