Las mil y una estafas inmobiliarias

En ningún país la banca es de fiar, pero en España es especialmente mentirosa, usurera, ladrona y estafadora. Ésta ha convertido el hecho de conceder un préstamo con garantía hipotecaria en un negocio redondo, que le ha reportado un beneficio de millones de euros, además de procurarle un enorme parque inmobiliario expoliado a todos los trabajadores que han resultado golpeados duramente por la, todavía, no acabada crisis económica, ante la imposibilidad de éstos de seguir pagando la hipoteca (la cual está plagada de cláusulas abusivas, a todas luces ilegales, y que la banca totaliza troceándola en pequeños trozos, vendiendo cada uno de ellos a bonistas, fondos buitre y otros especuladores por el estilo, operación que repite con cada hipoteca una gran cantidad de veces obteniendo grandes beneficios de millones y millones de euros que superan con creces el dinero que se supone que han prestado). Pero este hecho no es lo más grave. Lo más grave es que, además, ha seguido cobrando la hipoteca a los afectados, no siendo ya los acreedores legales, y eso, unido a la enormidad de cláusulas abusivas que inundan las hipotecas, deja bastante claro que no son los hipotecados quienes deben dinero a los bancos, sino al revés. Pero no termina ahí la cosa; es mucho peor. Los desahucios han producido a todos los que los han sufrido una serie de males que no se compensan con nada: suicidios, rupturas familiares, enfermedades crónicas y otras vicisitudes, que les convierte en víctimas, no sólo de la banca sino de los poderes políticos, judiciales y de control de la banca, que no han hecho nada por controlar ni frenar la rapiña bancaria, unos por depender económicamente de los préstamos bancarios para pagar sus carísimas campañas electorales, otros por temer las represalias económicas y laborales de políticos y banqueros. Los encargados de vigilar a la banca no han cumplido su cometido, dando muestras de una pasividad y una incompetencia fuera de toda lógica.

La actuación de la llamada Plataforma de afectados por la hipoteca (PAH) oficial que, lejos de defender a las víctimas hipotecadas, les ha engañado con el tema de la dación en pago, la convierte en cómplice de la estafa bancaria, lanzando el mensaje que interesa a la banca, o sea, dación en pago (entregar la vivienda al banco sin, ni siquiera, pelear por ella), que significa entregar a un banco el piso en propiedad a cambio de un alquiler social falso (se puede utilizar ese piso, que es del banco, a cambio de un alquiler), pues no es de vivienda pública.

Denunciar el mafioso comportamiento que la PAH oficial ha tenido con las PAH disidentes que han lanzado un mensaje diferente: condonación de la deuda hipotecaria, que la vivienda habitual sea declarada un bien inembargable, etc., etc. Ahora que el Tribunal Europeo de Justicia ha fallado en favor de las víctimas y contra la banca dando la razón a las PAH disidentes, de repente todos, de manera muy sospechosa, prometen la devolución del dinero estafado. Pero no es una cuestión de dinero: ha muerto y atravesado una situación de extremo sufrimiento demasiada gente para que el resarcimiento sea una mera cuestión económica. El mal causado exige mucho más que todo eso: exige justicia y reparación, exige la condonación de la deuda hipotecaria, que la vivienda habitual sea declarada bien inembargable, exige la devolución de los pisos expoliados a sus verdaderos dueños y del dinero estafado, y exige la prisión para los banqueros y sus cómplices en este genocidio financiero.

Txentxo Jauregui

Publicado el Periódico Tierra y Libertad, Mayo de 2017

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