La invasión y el dominio del ser humano vs su emancipación

Sintetizando al máximo, podríamos decir que el desarrollo del ser humano precisa, básicamente, de alimentación (información material) y de información sensoemoconceptual (información inmaterial). Mientras la primera la procesa el sistema digestivo, empezando en el estómago, la información sensoemoconceptual la procesa a través del sistema nervioso central, el cerebro principalmente. En tanto la alimentación tiene una función ad intra, es decir, de desarrollo y mantenimiento de las necesidades corporales, la información inmaterial tiene la función ad extra de responder ante la realidad y de dirigir al individuo. Vemos que somos la información (en ese sentido amplio, casi omnicomprensivo) que nos introducimos en interacción con la que llevamos, la genética. Así, si la industria alimentaria produce una amplísima variedad de productos y componentes nutricionales (fast food, procesados, grasas trans, etc.) y creado (p.ej.. las vacas locas) y/o potenciado múltiples enfermedades y disfunciones corporales (gordura, colesterol, hipertensión, etc., pero también desnutrición, hambrunas …), la industria informacional procede de manera análoga, ¿cuáles son esos “productos y cuales sus efectos, las “enfermedades que busca”?. Valga esa analogía para incitarle a que indague en su paralelismo y vea la trascendencia de la comunicación (información inmaterial), mucho más que el cuarto poder.

Una de las diferencias que hay entre ambas industrias es que mientras en la alimentaria el beneficio es una cuestión necesaria, de supervivencia, en cambio, en la industria informacional el beneficio no es cuestión imprescindible (ya la subvencionarán); el verdadero negocio está en su finalidad principal: la de Poder, la de conformar al ser humano, la de comunicarle, trasmitirle su dominio, su control, la de dirigirlo, la de determinar, condicionar su acción. Dentro de esta industria informacional-cultural (todas en manos de los poderes y la plutocracia -ninguna de izquierdas, ni siquiera de centro-), se incluyen, además de la educación, desde la cinemato-videográfica, la musical, “entretenimiento y deportiva” y cultural en general, hasta todos los medios de comunicación del control de masas o social (mccm ó mccs: tv’s, radio, prensa, revistas, … Permanentes y en todos los lugares: en tu casa, tu cama.), también internet. Como Poder, su finalidad es la de invadir, modelarar, apoderarse del individuo de manera que éste haga lo que él quiere. Para ello, películas, series, músicas, espectáculos, programas, comunicaciones que (1) lo embrutece (así le anula partes cerebrales), y/o (2) le crean patologías psiconeuroemocionales (dispersión, neurosis, miedos, ansiedades, sentimentalismos, fanatismos, morbosidades y encadenamientos varios), y/o (3) le crean el sistema de valores, le anclan el modelo mental interesado (nacionalismos y religiones son los arquetipos). Además de cercenarle y enfermarle, también lo transportan a otras realidades que no le incumbe: hablamos de (4) alienación, ya poniéndole los pensamientos en el planeta 435 o los agujeros negros (espacio), bien en el año 7 antes de Cristo (tiempo), ya haciéndolo vivir (marcándole) la vida o la muerte o los amores, las frustraciones, los miedos, las …, de otros (incumbe), sean reales, sean ficticios, sean virtuales. Sin olvidar (5) que le marcan, le determinan no sólo (a) la percepción de la realidad, peor, le moldean, le acotan, le delimitan (b) la realidad que percibe. En definitiva, o lo anula o lo enferma o lo mantiene en el redil. ¿Por qué son gratis esos “alimentos”? ¿Porque el producto eres tú? ¿Cosificarlo? Esa es la finalidad del sistema informacional: conformar al individuo, a la masa, no sólo para que no se emancipe, también para que se mantenga sirviéndoles, un recurso más, sean súbditos, esclavos libres. Ahora las cadenas no son de hierro, sino que son eslabones …

Es muy difícil comer grasas trans y tener un sistema circulatorio saludable. Vemos que si queremos emanciparnos no lo conseguiremos si la mayoría se alimenta de los productos de esa industria informacional. ¿Pueden liberarse quienes consumen lo que les transmiten sus dueños? Se precisa, se requiere que la información inmaterial que nos alimenta, igual que la información material de los alimentos, sea equilibrada y de calidad, con fundamentos, saludable, emancipadora, empoderante y, además, incumbente, concerniente. Y que llegue a todos (a los del fútbol, a los de Sálvame, a …) y a todas partes y en todo momento, como las tv’s, las radios, prensa, etc., de manera que la balanza comunicacional poder/súbdito tenga, como mínimo, cierto equilibrio ¿De qué forma, cómo puede hacer la gente común para conseguirlo? Los cuatro gatos que nos conectamos a estas webs dispersas y en la babel, somos unos iniciados (cada uno con su secta) que no sumamos más de cuatro gotas en el océano de la comunicación, aún menos en tiempo y alcance. Ante el gran invernadero, frente a la gran bóveda de comunicación del dominio poco hacen pequeñas luciérnagas pululando en el espacio virtual. Mera decoración. Hay que construir alternativas eficaces. Una podría empezar haciendo que los medios ¿emancipadores? ¿empoderadores? existentes, aún diversos, se pusieran de acuerdo en trabajar para dar ese cambio, que no es cuestión de que nadie comulgue con lo que no quiera, sino de crear un ecosistema que nos de vida a todos, cada uno con su opinión, pero todos trabajando por la emancipación y con alcance y de manera eficaz. Y, para ésta, es condición sine qua non que nos hagamos con un ecosistema comunicacional que la alimente. Ello precisa de un cambio epistimológico y del impulso para conseguirlo. Impulso que puede darse sacando y poniendo el tema de la comunicación en primer plano, mostrando su trascendencia, aportando los criterios que disciernan y discriminen la información que somete de la que libera, estigmatizando la que transmiten los poderes, sus dueños, mostrando las funciones “nutricionales” subyugadoras que tienen y los efectos que causan y, de manera análoga al azúcar con la diabetes o la grasa con la gordura, evidenciando cuáles pretenden inocularles comunicándoles sus informaciones. Que es cuestión de salud pública, social y personal. De salud sensorial, emocional, mental, integral, además de liberado o dominado.

Por si esa dominación versus salud y emancipación no les parecieran suficientes para ponernos manos a la obra, añadir como remate, que, 1), la información que transmiten los mccs es más importante que lo real en cuanto crea la percepción de lo que ella sea y, consecuentemente, determina las acciones … Y 2), que hoy día, en la era de la información, la batalla política (mediata e inmediata) se libra en esos mccs. Es cuestión de consciencia. Hemos de hacerlo. No depende de nadie más que de nosotros. Pero para ello hemos de quererlo, ser capaces y de ponernos. Si no, incluso con tanto robo (¿quienes se lo han embolsado?), continuaremos como siempre.

Armando Fuentes

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