Nos vamos mereciendo una Transición

«Estamos viviendo igual que cuando vivíamos en plena Dictadura. Nada ha cambiado: la misma burocracia, los mismos jefes militares, la misma policía y, por tanto, la misma represión […] La clase obrera, a la altura que hemos llegado, tiene la obligación – si no quiere negarse a sí misma – de buscar su salud fuera de las marrullerías políticas y de sus partidos […] La política de la clase obrera no tiene más parlamento que la calle, la fábrica, los lugares de producción, ni más camino que la revolución social a la que sólo puede llegarse por una constante lucha revolucionaria.»

Buenaventura Durruti

El espectáculo somete a los hombres vivos en la medida que la economía les ha sometido totalmente.

No es más que la economía desarrollándose por sí misma.

La sociedad del espectáculo – Guy Debord (1967)

¿Cuánta energía se ha podido malgastar analizando, opinando, juzgando, justificando o criticando al cínico Rufíán y al cantamañanas Espinar? Es evidente que hay una auténtica economía detrás de todos estos eventos, desde el entorno periodístico y publicitario en que se cocinan y difunden, pasando por miles de horas de consumo de datos en línea, o en antena, que los alimentan, hasta llegar al catálogo de beneficios potenciales que se despliega, para los de siempre, con un panorama de disidencias fragmentadas y desorganizadas. Esto es, no se trata sólo de propiciar cierto caos en la bancada socialista o de facilitar un Podemos errejonista, sino de que no haya espacio, tiempo o recursos para desarrollar otras alternativas, para trabajar en un nuevo imaginario socio-político.

No estoy hablando, en absoluto, de “nueva política”, ni de “nuevos” “algo”. No estoy hablando de crear nuevos atributos sobre los sustantivos, cuyo significado otros han hurtado. La novedad sólo va a estar en lo diferente, no en el grado de la misma cosa. Antes de hablar de una “nueva política”, hablaría, por ejemplo, de una “política-pueblo” o de un “política-comunidad”, lo que ya permitiría intuir que me estoy refiriendo a algo realmente diferente: a la autogestión, a la autoorganización, a la democracia directa. Sólo una orientación en este sentido abre las puertas a acabar con el monstruo de la única forma que no pocos autores estiman posible, esto es, por inanición, tanto por activa (acción directa), como por pasiva (colapso).

Los “discursos de ruptura” a los que habíamos atendido hasta la fecha, tan sólo porque los medios de masas permitieron su interesada difusión, habían sembrado cierto desconcierto entre propios y extraños por su escasa estructuración y por incompletos, lo que no sirvió para otra cosa más que para desdibujar conceptos y, eventualmente, alejar el discurso de la praxis. No en vano, no son pocos los que a la pregunta de ¿quién tiene claro cómo “romper” y “transformar”? contestan con actuaciones sobre el grado (en definitiva, reformas). En este sentido resulta indispensable aplicar esfuerzos para definir primero dónde queremos ir, para después detallar cómo hacerlo. Por otra parte, parece deseable una forma de transición, que en ningún caso podemos identificar con un reformismo diseñado para tal efecto, aunque bien cierto es que no es excluyente.

En un lúcido artículo, Cruzar el Rubicón [1], Ruymán Rodríguez reflexiona sobre las demandas del activismo social (el que va más allá de charlas y eventos, el que actúa y transforma) sobre sus militantes. Citando a Emma Goldman en una carta a Max Nettlau, expresa que “nosotras, las revolucionarias, somos como el sistema capitalista. Sacamos de los hombres y mujeres lo mejor que poseen, y después nos quedamos tan tranquilas viendo cómo terminan sus días en el abandono y la soledad”. En el último párrafo del documento, Ruymán Rodríguez sintetiza a la perfección que el apoyo mutuo empieza en la militancia: “Hoy seguimos caminando por la orilla del Rubicón dudando si cruzarlo. Si en la otra orilla nos esperaran voces amigas, un soporte digno, nos resultaría mucho más fácil decidirnos a atravesarlo. Pero no podemos quemar los puentes a nuestras espaldas si delante no hemos construido antes nada”.

Con la última referencia pretendo, primero, huir de purismos y, después, apuntar a que construir lo diferente supone, por una parte, pensar y sentir diferente, y en libertad consciente, desarrollando mecanismos que lo posibiliten. Recupero dos citas de Freire que refiero en “Primero lo social y después lo político” [2]: “El convencimiento de los oprimidos sobre el deber de luchar por su liberación no es una donación hecha por el liderazgo revolucionario sino resultado de su concienciación” (Pedagogía del Oprimido) y “No pienso auténticamente si los otros no piensan también. Simplemente no puedo pensar por los otros ni para los otros ni sin los otros” (Pedagogía de la Esperanza). Prefiero a Ferrer i Guardia reflexionando que “tengo la convicción de que menos tiempo habría de costar hacer entender a la clase obrera que de sí sola ha de esperar todo” que a Alberto Garzón mostrándose partidario de canalizar la indignación y preguntándose si “¿[…] es que esperamos a que el pueblo sea formado en los textos de Marx y Engels, Althusser, Poulantzas o Harvey antes de poder votar?” [3]

En lo relativo a la organización, y en la conformación de ese apoyo mutuo, entiendo imprescindible la articulación de las luchas y los movimientos sociales desde la auto-organización popular (entendida como no institucional, libre y de abajo arriba) La necesidad de esta acción social como elemento creador y transformador tiene un carácter contra hegemónico y es que el origen de las luchas y las demandas es común: el capitalismo, que, como megamáquina, asimila a la sociedad y la convierte en recurso [4]. Es el momento de dirigir la atención hacia las iniciativas ya existentes que por su concepción de la coordinación y de lo integral, por su implementación y su enorme potencial resultan tremendamente inspiradoras: las Iniciativas en Transición [5] y la Cooperativa Integral Catalana [6]

Las Iniciativas en Transición son un amplio conjunto de respuestas colectivas, organizadas desde las comunidades locales, que quieren enfrentar con originalidad y actitud positiva las graves problemáticas que se vislumbran en el horizonte de las próximas décadas: especialmente el cambio climático, el fin de la energía barata (pico del petróleo) y las graves consecuencias socio-económicas de estos problemas. Parten de cuatro convicciones:

  1. Un futuro con menos energía, y por tanto sin crecimiento económico, es inevitable.
  2. Nuestra sociedad es altamente vulnerable por su grado de dependencia de los combustibles fósiles.
  3. Sólo se puede actuar colectivamente, y hay que actuar ahora.
  4. A través de la creatividad y el ingenio colectivo, podemos crear realidades que nos permitan vivir bien, e incluso mejor, con menos.

Se trata, entonces de poner en marcha proyectos concretos, a nivel municipal, […] desde la práctica: frente a la reivindicación de ideas, lo que hace una Iniciativa en Transición es empezar a organizar, aquí y ahora, realidades alternativas tangibles y nuevas instituciones que funcionen bajo otros principios, como la autogestión, en muchos planos de la vida cotidiana: en el trabajo, en la vivienda, en la economía, en la alimentación, la energía, las relaciones personales.

El Instituto de Transición Rompe el Círculo [7] añade dos consideraciones adicionales: una orientación anticapitalista (en el medio y largo plazo, por la propia condición de la transición) y otra política, pero apartidista (que asume que existirá conflicto y no lo eludirá).

Recomiendo la lectura del documento de trabajo Móstoles en Transición 2015 [8] y hago especial énfasis en los 22 proyectos ordenados de acuerdo con cuatro ejes de trabajo: economía social, nuevo modelo productivo, cultura y articulación comunitaria y educación para la transición.

La Cooperativa Integral Catalana (CIC)por su parte, define en su web “una Cooperativa Integral como una herramienta para construir contrapoder desde la base, partiendo de la autogestión, la autoorganización y la democracia directa, y que nos permite transitar del estado actual de dependencia de las estructuras del sistema, hacia un escenario de libertad con plena conciencia, libre de autoridad, y donde todo el mundo pueda desarrollarse en igualdad de condiciones y de oportunidades. Es esta una propuesta constructiva de desobediencia y de autogestión generalizada para reconstruir la sociedad desde abajo (en todos los ámbitos y de manera integral) y recuperar las relaciones humanas afectivas, de proximidad y basadas en la confianza”.

La Cooperativa Integral Catalana comienza su andadura en mayo de 2010, cuando se hace la primera asamblea constituyente, y se define de esta manera:

* Cooperativa, como proyecto que practica la autogestión económica y política con la participación igualitaria de sus miembros.También, porque toma legalmente esta forma jurídica.

* Integral, para juntar todos los elementos básicos de una economía como son producción, consumo, financiación y moneda propia y, al mismo tiempo, porque quiere integrar todos los sectores de actividad necesarios para vivir: alimentación, vivienda, salud, educación, energía, transporte…

* Catalana porque se organiza y funciona principalmente en el ámbito territorial catalán.

Recomiendo, por otra parte la lectura de los Principio Generales de la CIC [9] y las Bases del Llamamiento a la Revolución Integral [10] a las que se adhiere y finalizo este documento destacando dos puntos, bien lúcidos, de estas últimas que pretenden empezar a dar respuestas a ¿cómo podemos hacerlo?:

* Coherencia entre medios y fines: el proceso de Revolución Integral es una transición entre el sistema vigente y una nueva sociedad y humanidad. El camino para ir de un lugar a otro es aprendizaje e imagen de a donde vamos.Hace falta, pues, que los medios para realizar esta transformación estén en concordancia con los fines que anhelamos.

* Construcción dialéctica y simultánea entre estructuras y valores: el cambio de valores es necesario para cambiar las estructuras,pero para realizar un cambio de valores profundo y amplio hacen falta nuevas estructuras que los fomenten y permitan practicarlos.

Nos gusta mucho aquella cita atribuida a Albert Einstein que refiere que “los problemas no se pueden solucionar en el mismo nivel de conciencia en el que fueron creados” , y , sin embargo persistimos en actuar de la misma forma como si, por arte de magia, los resultados fueran a brotar distintos. Quien haga lecturas exhaustivas de los textos recomendados encontrará que existen puntos de encuentro con las instituciones, útiles, convenientes e insuficientes por sí mismos, pero existen. Y mientras la “nueva politica”, por su parte, no se reformule en términos de “otra-política”, poco cambiará. Nos vamos mereciendo una Transición, de las de verdad.

Alejandro Floría Cortés

Notas:

[1] Cruzar el Rubicón – Ruymán Rodríguez

http://www.portaloaca.com/opinion/12334-cruzar-el-rubicon.html

[2] Primero lo social y después lo político

http://www.tercerainformacion.es/opinion/opinion/2016/08/07/primero-lo-social-y-despues-lo-politico

[3] Organización, unidad y lucha. Una conversación con Alberto Garzón

http://www.elviejotopo.com/articulo/organizacion-unidad-y-lucha-una-conversacion-con-alberto-garzon/

[4] Unificar las luchas desde la auto-organización popular

http://www.tercerainformacion.es/opinion/opinion/2016/08/28/unificar-las-luchas-desde-la-auto-organizacion-popular

[5] Iniciativas en Transición

http://institutodetransicion.rompeelcirculo.org/iniciativas-en-transicion/

[6] Cooperativa Integral Catalana

http://cooperativa.cat/es/que-es-la-cic-3/

[7] Instituto de Transición Rompe el Círculo

http://institutodetransicion.rompeelcirculo.org/about/

[8] Documento de trabajo Móstoles en Transición 2015

http://institutodetransicion.rompeelcirculo.org/wp-content/uploads/2014/11/MÓSTOLES-EN-TRANSICIÓN.pdf

[9] Principio Generales de la CIC

http://cooperativa.cat/es/que-es-la-cic-4/principios-generales/

[10] Bases del Llamamiento a la Revolución Integral

http://integrarevolucio.net/es/revolucion-integral/bases-ideologicas-del-llamamiento/

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