Hablar y callar [contra el Dinero] Nº XVIII

Diálogos contra el Dinero que se vienen publicando en http://hablarycallar.blogspot.com. Aquí va el último aparecido.

– Oye, venía pensando que eso de que antes el Régimen obligara a los chicos a ir a lo que llamaban el servicio militar… pues que ahora parece que se deja a la gente libre de eso.

– Sí, librarse de eso y de lo que sea está siempre bien: lo que pasa es que el Régimen sigue ahí, establecido, y lo que hace es cambiar de formas.

– Ya, pero ahora no hay nada parecido a eso de que obligatoriamente, por la fuerza, quieras o no, tengas que dedicar uno o varios años de tu vida a servir al Régimen.

– Sí que hay algo parecido: lo han sustituido por lo que llaman enseñanza obligatoria, que está impuesta también por la fuerza, como lo del servicio militar, ¿o no?

– Sí, desde luego, “obligatoria” quiere decir eso.

– Y dura muchos más años: no sé cuántos, pero cada vez más, ¿no?

– Pues sí.

– Y supone la dedicación primordial en la vida de los chicos, como en el servicio militar, ¿no?

– Sí, supongo que sí.

– Y no sólo ya se conforman con los chicos, sino que fuerzan a las chicas también, ¿no?

– Sí, claro. Es obligatorio para todos. Entonces, se podría decir que tienen que cumplir el servicio escolar, ¿no?

– Claro. Los niños ya nacen con la obligación espresa de servir diez o no sé cuántos años al Régimen en sus istituciones de enseñanza.

– Y luego quizás más y más años de Educación para seguir escalando posiciones para el Futuro.

– Sí, y ahí sigue la obligación, aunque formalmente no le digan educación obligatoria. Pero, oye: En lo del servicio militar, parece claro que el servicio que se presta es el de matar y morir por la Patria, por el Régimen. Pero, en esta nueva imposición del servicio escolar, ¿cuál es el servicio que se le presta al Régimen?

– Pues no sé. Visto así, como que los chicos que van a los centros de enseñanza están sirviendo al Régimen, pues supongo que ante todo le sirven aprendiendo a obedecer, para después seguir haciéndolo, ¿no?

– Sí, bueno, eso parece que sí. Que el simple hecho de la fuerza que se les hace para ir a esos centros y para cumplir las reglas que los definen, sirve para acostumbrarlos a obedecer y por tanto para acostumbrarlos a que eviten cualquier tipo de razón viva.

– Y también sirven al Régimen aprendiendo y asimilando las Ideas que se les imparte: asignaturas, programas y contenidos bien definidos, y planeados desde arriba, y que, por tanto, están hechos para la defensa del Régimen; para su justificación. Como les dicen a los niños en los colegios: “Conocimiento del medio”. Se entiende que el medio es el Dinero y la Economía funcionando, como si fuera algo inevitable y razonable eso de que haya “Economía”.

– Sí, al llamarle “medio” como le llaman “medio” al agua en el que están los peces -y que si les falta se mueren- están diciendo eso: que es lo que nos rodea y es lo que nos mantiene vivos (o sea, que es la nueva forma de Dios, que nos crea y nos vivifica).

Pero bueno, esas cosas (esas mentiras) parece que no hace falta ir al colegio o a la universidad para que nos las repitan miles de veces: ya lo hace la tele y el resto de los medios de comunicación organizados por el Dinero. Entonces, sigue la pregunta: ¿qué servicio le prestan al Régimen estos centros?

– Bueno, en los colegios y universidades hay una diferencia con respecto a la tele. No en las cosas que dicen, que son las mismas (son la defensa de la Cultura, la Ciencia y la Economía), sino en que en estos centros también se ocupan de esaminar y juzgar uno por uno a los estudiantes, ¿no?

– Sí, desde luego. Podríamos decir que todo en los centros de educ. viene regido por eso de juzgar y por tanto ordenar a los chicos de menos a más. Las notas, el curriculum de los estudiantes, es la forma fundamental de Dinero que se les hace manejar durante años: es como una cuenta corriente, que los va haciendo a unos más que a otros. El Régimen essige a los profesores, antes que nada, que juzguen a los alumnos: que presenten las actas con los chicos ordenados de menos a más. En este sentido, lo que puede haber de honrado en eso de hablarle a otros (quizá más jóvenes) sobre esto o aquello, mostrando las dudas y los asombros, los desengaños y contradicciones que se han ido encontrando (que es lo que a lo mejor alguien después podría llamar “maestro”), el Régimen lo convierte en una especie de mostruo: en el que se busca razón; en el que se busca desengaño (o sea, que no engañe); en el que se busca la dulzura de sentir en común; a ése lo vuelve amargo juez; tasador; traidor a la inocencia.

– Entonces, ¿el servicio que los centr. de educ. le prestan al Régimen es el de juzgar y ordenar a los chicos? ¿El de convertirlos a ellos mismos en Dinero?¿En ser más o menos que otro desde lo más pronto posible?

– No. Eso es sólo lo que le hace el Régimen a los profesores (que los somete a la crueldad de convertirse en jueces) y a los chicos (que soportan e incluso quizás algunos se van disciplinando para ser más que los otros; para tener éssito). Pero el servicio fundamental al Régimen no es ése. Es otro más básico y que hace posible todo esto ahí dentro y todos los demás juicios y vigilancias en el resto de Trabajos.

– ¿Y cuál es?

– El sostener una mentira fundamental: que se saben las cosas. Que fundamentalmente sabemos qué pasa. En esa mentira se funda el establecimiento del Régimen; o sea del Dinero; o sea del Futuro.

– Bueno, y que además es el Régimen el que lo sabe y por eso nos lo tiene que enseñar, ¿no?

– No, eso sólo es consecuencia de lo otro. Si se saben las cosas, se sabe quién sabe, y por tanto, se sabe de quién viene razón (no de cualquiera). La mentira fundamental que se cuenta a los chicos en las escuelas es que se sabe qué son las cosas y que van allí a que se las enseñen.

(Pablo. Madrid, noviembre 2015) 

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