«La memoria es la cura» Comunicado nº2 de Pensamiento Libertario Anónimo

Comunicado Nº 2 de Pensamiento Libertario Anónimo

18 Julio 2017

“LA MEMORIA ES LA CURA”

Una guerra civil es una enfermedad. Te corta el cuerpo, las palabras y hasta la razón. Deja amnesia colectiva y secuelas para toda la vida. Con una guerra civil las articulaciones de una sociedad duelen cada vez que cambia el tiempo y las nauseas persisten cada vez que hay que recordar algo. Una guerra civil deja la defensa mermada para que nos infecte la desigualdad, la discordia y sobre todo el silencio. En España no hemos aplicado tratamiento. Muchas personas quieren pensar que esa enfermedad se supera conviviendo con ella, que querer tratarla es empeorarla.

La infección de la desigualdad viene por las fosas, por las personas muertas mezcladas con el cemento, por los pueblos arrasados por la tortura, por ese dios oscuro arrastrado hasta nuestros días en nuestro país por las bestias franco-falangistas, por el oportunismo económico de un voto, por el silencio de generaciones que se están muriendo. La discordia viene de no poder tener cifras, de no poder tener nombres, de tener una callada por respuesta si queremos buscar responsables y de condecoraciones vergonzosas a torturadores y golpistas. La enfermedad seguirá si siguen pensando que esto es solo una verdad de color rojo.

188 campos de concentración.

2.300 fosas.

Entre 20.000 y 50.000 personas ejecutadas tras la guerra.

50 ministros franco-falangista y ninguno degradado o juzgado por la democracia

España es el 2º país del mundo con más desaparecidos.

40 años hasta que la monarquía ha hablado de dictadura.

Aunque pensemos que la figura del estado hay que superarla tal y como la conocemos, la defensa del proyecto de estado republicano fue uno de los hechos históricos mayores que ha vivido el estado español y que a nivel internacional desató el apoyo de miles de personas voluntarias que sabían que solo traería desgracia que ese proyecto muriera.

Nos gustaría hacerles recordar a todas aquellas personas que quieren hacer de la historia simplemente un museo, que existieron 55 campos de concentración en Andalucía, que en San Rafael en Málaga murieron 2044 hombres y mujeres en dos meses, que en la “desbandá” hacia Almería murieron entre 4.500 y 6.500 personas o que el día que abran las fosas no solo van a encontrar rojos.

La historia no olvida a los valientes. Mucho menos pasa por alto a las víctimas. Hoy más que nunca hay que ver crecer el fruto que muchos sembraron, voluntaria e involuntariamente, con su sacrificio. Hoy mas que nunca. Cuando se pretende solapar a los desaparecidos y olvidados mediante la implantación de tenues iconos como verdaderas víctimas; la memoria de nombres como Belchite o el Membrillo Bajo no podrán ser borradas.

No solo el furor de los traidores arrasó ciudades salvajemente, si no que, muchos lugares ya constatados en nuestra geografía empiezan a alumbrar el verdadero rostro de lo que se llamó en un principio «levantamiento militar» y posteriormente «guerra civil». El rostro de una aniquilación sistemática orquestada que se hubiese producido igualmente, aunque no hubiera resistencia militar y popular al golpe. Todo lo que se consigue esclarecer señala a todo aquello como un acto de genocidio bien ansiado por algunos. Un acto de salvajismo supersticioso frente a la razón humana y la justicia. Llámese por su nombre siempre: genocidio. Se haga o no justicia algún día. Y así debemos llamarlo entre nosotras y nosotros, entre las personas que están fuera y entre las que no conocen nuestra historia, pero sobre todo entre las que quieren silenciar la memoria para no sanar.

Dignidad y justicia son parte fundamental en la memoria de cualquier trozo de tierra, manteniéndolas firmes ante el nuevo orden global y sus nuevas formas de transformar el lenguaje. Víctimas son víctimas en todas partes. En ésto se fundamenta la dignidad humana. Pero no es concebible seguir usando la palabra justicia cuando unas víctimas son merecedoras de dignidad y beatificación mientras que otras muchas son aun hoy el blanco donde son descargados razonamientos ruines como que «se lo merecían».

La guerra difícilmente pueda justificarse, la defensa; quizás… Pero el exterminio nunca. No todas las víctimas son recordadas. No todas son iguales. Y ésto nos muestra un nuevo camino. El error de los verdugos es la más potente carga contra si mismos en el esclarecimiento de la historia de cara a las generaciones que nos quedaremos. Con poco mas que datos sobre la mesa, juzgaremos y diremos sin dudar: libertad, libertad, libertad; ante la falsedad de una historia que ha sido e intenta seguir siendo contada.

La historia no siempre esta escrita por el bando vencedor pues la memoria es de los pueblos y esos pueblos deberemos juzgar cualquier atisbo de manipulación.

LA MEMORIA ES LA CURA. Y QUEDAREMOS NOSOTRAS Y NOSOTROS PARA RECORDARLA.

Pensamiento Libertario Anónimo

Dos Hermanas

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