El hambre sigue apretando
su viejo nudo sobre mi carne,
y no puedo ni retarme
con los que me están robando.
Ellos viven derrochando
hasta llegar a su sepultura.
Y yo, con gran amargura,
buscando como una rata
en esa fonda barata
de los cubos de basura.
Que no me pidan el voto
ni que me pidan resignación;
que apelen a la razón
y que se dejen de cuentos,
porque ha llegao´el momento
de hacer la revolución.
Benito Gallardo Martín,
desde Los Corrales, Sevilla