Desde muy joven, he pensado que en la sociedad actual no tenemos libertad, que desde muy pequeñas nos inculcan leyes y normas que atentan contra el libre desarrollo de la personalidad y del ser y por eso siempre he creído que la anarquía era lo mejor que nos podía pasar como especie (y también al planeta) y por eso me volví y me creí anarquista. Ahora veo que mi forma de pensar, como la de tantas otras, se ve amenazada y criminalizada por aquellas personas a las que la humanidad les importa un pimiento y no poco harto de ver como un “pasmao” lo que está sucediendo, quiero atreverme a recitar estos versos:
El manantial
En el fondo de una canción
caen estas letras
que se alzan como gritos
contra las mil y una injusticias
resonando en mi interior
con ecos en contra de la represión.
Yo humano comprendo mis límites
y a no ser por mi imaginación
no me atrevería a esbozar
unos versos que tan alto gritasen
insumisión.
Quizá llegue el día,
¡es muy probable que llegará!
El día que el deseo de ese humano,
que una vez miró al cielo,
se haga realidad
y esos hermanos
levanten de una vez el cemento
de esa tierra
que pide a gritos dignidad.
Caminante, no hay camino
si no se hace el camino al andar
y esa senda, esa senda,
ha de llamarse libertad,
en los pasos de mi amigo
que sus ojos no quiso cerrar,
en la voz de mi querido
que no se quiso callar
en la resistencia de él mismo
que nunca se quiso doblegar.
Por eso si andamos,
que sea la solidaridad
nuestra acompañante indiscutible
contra las garras del fascismo mundial.
Richie punk