La «neolengua» de nuestros politicos

RAJOY VIAJA SIN CINTURÓN DE SEGURIDAD

Y dále con el vídeo que nos muestra a Mariano Rajoy viajando en un coche sin el cinturón de seguridad abrochado. ¡Que no se preocupen sus asesores de imagen! Eso es bueno. Eso le hace a la vez más familiar, más entrañable y más próximo a todos los españoles, futuros votantes, que tampoco se abrochan el cinturón. Seguro que Zapatero se lo abrocha y miren ustedes adonde nos llevó.

A propósito… No sé porqué se le tiene tanto miedo a una posible vuelta de la derecha al poder. Si lo más duro, lo más penoso y lo más antisocial ya lo ha hecho el PSOE. O sea, lo más difícil de hacernos tragar. Proclamando además «urbi et orbi» que lo hacían por nuestro bien. El camino está libre y limpio para que Mariano y sus huestes, con o sin cinturón de seguridad abrochado, tomen medidas de calado que permitan relanzar nuestra economía. Por ejemplo: permitir que los niños vuelvan a trabajar en las minas; restablecer la esclavitud y asignarle a cada uno un dueño, con nombre y apellidos; decretar que los días de asueto sea obligatorio asistir a los combates de gladiadores para poder estar frescos y en forma los lunes. Etc., etc.

Naturalmente, todo lo anterior era una broma destinada a irnos mentalizando y preparando para la huelga del 29 de septiembre y lo que siga después. Las medidas antisociales de los socialistas nos han endurecido. Estamos dispuestos a afrontar, si no se le pone un coto a los desmanes del capital, el posible regreso al siglo XIX, a sus combates, a sus luchas… y a sus conquistas sociales. El 29 de septiembre y siguientes vamos a ver lo que vamos a ver. No nos cabe la menor duda.

RESTOS DE 19 MILICIANOS EN UNA NAVE DE GRANADA

Será preciso seguir hablando, sin descanso, de las cunetas y de las fosas, vergonzoso e inhumano procedimiento usado por los insurrectos del bando franquista para asesinar y sepultar a sus oponentes. Hasta que nosotros o nuestros descendientes logren despertar a las conciencias, ignorantes de este hecho, adormecidas o cómplices de aquella masacre.

Nuestros cobardes gobernantes actuales preferirían sin duda evitar que los familiares de esas víctimas y las Asociaciones de Recuperación de la Memoria Histórica sigan descubriendo, casi a diario, las fosas en las que fueron sepultadas. Y tampoco se atreven a revisar y a anular los juicios que sirvieron a los golpistas, algunos de ellos aún vivos, para eliminar físicamente a decenas de miles de sindicalistas, profesores, políticos, intelectuales, etc. Sin contar las vidas segadas y destruídas por el simple hecho de haber apoyado unos ideales de progreso y de justicia social.

ZAPATERO NO DUERME, ZAPATERO NO ACUDE A UN MÍTIN

Zapatero… Déjate de eufemismos como el de la «falta de un clima pertinente» que avanzaste para escaquearte y no asistir a un mítin obrero en Rodiezmo. Tu temor, confiésalo, era que uno de los trabajadores presentes en ese acto te lanzase un zapato volador como el que Bush, merecidamente, recibió  en Iraq. ¿Qué pintabas tú en una fiesta de los sindicatos mineros? Tu sitio está en el G20, haciendo de comparsa obediente y recibiendo órdenes para que hagas pagar a esos mineros, y a otros trabajadores como ellos, el precio de la crisis.

Por otra parte, y gracias a la prensa afín a tus siglas, hemos podido enterarnos de que sufres de insomnio. Lo afirma uno de esos artículos de encargo destinados a convencernos de que el ejercicio del poder es una tarea ciclópea y desinteresada, llena de sinsabores. Su título: «Zapatero ahora: he pasado noches sin dormir». Zapatero, viene a decir el plumífero de turno, es un hombre como tú y como yo, que tiene que tomar contra su voluntad decisiones dolorosas. En particular para las categorías de la población más vulnerables y desprotegidas… Aplicando, pero eso no lo comenta el artículo,  las directrices de unos centros de poder insensibles al sufrimiento y a los dramas personales provocados por dichas medidas. El artículo en cuestión, destinado a poner en valor la dimensión humana del presidente, se queda al final en agua de borrajas y en un anecdotario sobre su vida y sinsabores… Que era de lo que se trataba. Los lectores, en sus comentarios,  se acabaron dividiendo entre zapaterófilos y zapaterófobos. Y, salvo excepciones, su nivel de conciencia  no progresó de un solo palmo. Más tarde, esos mismos lectores se enterarán de que atendiendo a las demandas conjuntas de la Unión Europea, del FMI y de su admirado Obama, Zapatero nos ha preparado otra vuelta de tuerca que le hará pasar, a no dudarlo, alguna que otra noche en vela.

LA NEOLENGUA DE NUESTROS POLITICOS

«Cuando se vive en un mundo de mentiras, la verdad se convierte en un acto revolucionario»

George Orwell. Autor, entre otras obras, de «Homenaje a Cataluña» y de «1984».

«Una mentira repetida mil veces, se transforma en una verdad»

Joseph Goebbels. Ministro de propaganda nazi.

En un acto celebrado ante más de dos mil alcaldes y concejales socialistas, Zapatero pronunció una frase («El esfuerzo de hoy garantizará la prosperidad de mañana») digna de figurar en los manuales escolares y en los frontispicios de los edificios públicos. Llenará de alborozo, a buen seguro, a los parados que en verano se tuestan y en invierno se congelan haciendo la cola del INEM. La frase en cuestión, aparte de reflejar la voluntad del Jefe del Gobierno de explicar a la opinión pública el sentido de sus controvertidas medidas («Tenemos un importante déficit de comunicación», ha reconocido Zapatero), es un buen ejemplo de como nuestros políticos manejan lo que el escritor inglés Georges Orwell, en su obra «1984», calificó de «neolengua». Orwell describía allí una sociedad totalitaria  en la que el idioma oficial estaba formado por conceptos y significados vacíos de sentido, desarrollados en combinaciones infinitas.

Puede ser instructivo y hasta divertido recordar como nuestros políticos practican, sin distinción de colores ni de siglas, una versión «sui-géneris» de la neolengua. Francisco Camps por ejemplo, uno de los dirigentes del Partido Popular más comprometido en los escándalos que salpican a diario ese partido, se hizo valedor de la honradez e inocencia del presidente de la Diputación de Alicante, acusado de corrupción junto a varios promotores. Y acuñó la siguiente frase al referirse a esas detenciones: «En estos momentos yo pido prudencia y responsabilidad. A lo largo del día sabremos más cosas y yo pido prudencia y responsabilidad». Confrontado en el Pais Vasco al problema del paro, el lehendakari Patxi López, miembro del PSOE, pronunció estas palabras: «Para acabar con el paro debemos mantener los puestos de trabajo existentes, recuperar los perdidos y crear nuevos». El líder de la oposición Mariano Rajoy no le fué a la zaga, cuando en plena catástrofe del «Prestige» pronunció estas palabras balsámicas: «Quedan unos pequeños hilillos, los que se han visto. Hay en concreto cuatro regueros que se han solidificado con aspectos de plastilina en estiramiento vertical. Están los técnicos estudiando qué significa eso». Por su parte Magdalena Alvarez, ex-ministra socialista de Fomento, que dejó una huella imborrable a su paso por ese importante ministerio, se hizo famosa fajándose con la oposición o dirigiéndose a la opinión pública. Como muestra de su incontinencia verbal e inconfundible estilo, citaremos dos de sus declaraciones. La primera referida a «las borrascas»: «Si la borrasca cambió de forma impredecible, no la pueden predecir. Pero si no la predicen quienes la tienen que predecir, como quieren ustedes que lo vamos a predecir aquellos que estamos esperando la predicción». Y la segunda, en forma de confesión, sobre sus propias  limitaciones: «Hay determinadas cuestiones que aún conociéndolas, no las conozco». (Precisemos que al salir del Gobierno, Magdalena Alvarez fue recompensada con el cargo de vicepresidenta del Banco Europeo de Inversiones). Recientemente la ministra Salgado, al referirse a los datos del paro, reconoció «que el paro subió en 61.000 personas en agosto, tras nueve meses de caídas, pero que en el contexto estacional es un dato que no es malo». Por su parte, los dirigentes de los sindicatos mayoritarios, UGT y Comisiones Obreras, suelen medir al milímetro sus declaraciones para  evitar que se les tome por unos dirigentes radicalizados e irresponsables. Por ejemplo Toxo, refiriéndose al decreto laboral de Zapatero antes de que fuese aprobado en el Parlamento, declaró: «Supongo que ese decreto será tan lesivo como para una huelga general». Supongo… Y el presidente del gobierno, perfecto muñidor de la neolengua, afirmó por su parte que «el objetivo (de ese decreto) era el de preservar el Estado de Bienestar en el medio plazo».

Todas estas declaraciones, repetidas y ampliadas por los medios de comunicación, hacen que la «neolengua» y sus conceptos pasteurizados, vacíos de todo sentido, representen -en manos de un Partido Unico (como en «1984»), o de un Partido Bicéfalo (como en el caso español)- un pilar básico para la paz y el orden social.

A modo de conclusión, recordar que Wikipedia nos ofrece la siguiente definición de la «neolengua»: «Para evitar que la población desee o piense en la libertad, se eliminan los significados no deseados de la palabra, de forma que el propio concepto de libertad política o intelectual deje de existir en la mente de los habitantes».

¡QUE TIREN LOS FRANCESES A SUS CABRAS!

Para muchos visitantes de nuestro país (algunos de ellos tan ilustres como Theophile Gautier, Prosper Mérimée, Washington Irving, y, más próximos a nosotros, John Dos Passos,  Ernest Hemingway, Orson Wells, etc.), España fue siempre, en particular desde el siglo XIX, un país distinto, pintoresco, una especie de Afganistán de allende los Pirineos. Bastaba con cruzar una frontera y las emociones fuertes estaban al alcance de cualquiera y permitían olvidarse de aquella Europa de «boutiquiers», decadente y aburguesada, que justificaba el exabrupto con que la despacharía más tarde Unamuno diciendo: «¡Que inventen ellos!».

¡Venga ya!… No olvidemos que Carmen la Cigarrera es un invento foráneo, francés por más señas, que llegó apoderarse de nuestro imaginario hasta el punto de ayudarle a parir una estirpe gloriosa: la de las «folklóricas». (A punto de extinguirse). Basta pues de falsos folklores y de pintoresquismos… A mí, personalmente, lo que me gusta son los Rodeos americanos, la Tour Eiffel iluminada, la caza del zorro en Inglaterra (felizmente prohibida) y el baile de la Rata Muerta en el Carnaval de Ostende, Bélgica.

Me fastidia que esos ilustres personajes hayan venido a visitarnos  en busca de una España en gran parte inventada por ellos (en uno de sus últimos viajes a nuestro país, Mérimée se quejaba de que en España «ya no hubiese bandidos ni tampoco guitarristas». Estos aburridos e impenitentes románticos venían aquí en busca de algo imprevisto, de ese «supplément d´âme» encarnado, según ellos, en la «fiesta» de los toros y otros regocijos patrios más o menos crueles.

Concluímos con esta propuesta: que tiren en Francia a sus cabras desde los campanarios como se hace aquí todavía, durante las fiestas, en algún que otro pueblo asilvestrado. Ya veríamos cómo reaccionan sus Asociaciones de defensa de los animales y hasta su Presidente de la República, Sarkozy (por otra parte, perseguidor y azote de gitanos y de ciudadanos franceses de segunda o tercera categoría).

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