El demonio de la Iglesia

iglesiaSabemos que el camino de Dios es como una carretera imaginaria la cual jamás se ha visto, pero ese camino es la línea que divide el terreno entre lo real y el de la fe. La fe es una esperanza y una confianza que vive por y para el miedo.

El miedo empieza a cambiar de bando. Sistemáticamente, desde allá cuando el emperador Constantino fundó la iglesia Católica, inculcaban miedo y castigo a sus fieles si no seguían el camino de Dios.

Sabemos que el camino de Dios es como una carretera imaginaria la cual jamás se ha visto, pero ese camino es la línea que divide el terreno entre lo real y el de la fe. La fe es una esperanza y una confianza que vive por y para el miedo, es apoyar la cabeza en una fantasía, acabada la experiencia dura de la realidad. Pero el problema no es la fe en sí misma sino empieza cuando juegan con ella y viven a costa de ella.

España ha sido tradicionalmente más Papista que el Papa,  un país católico, prácticamente el 98% de los españoles en los años 70 se declaraba católico (otra cosa es que se atrevieran a decir que no lo eran). Conforme avanzaba el progreso, la expansión de ciertas libertades en los 80 fue mancillando el porcentaje de católicos en favor de otras creencias como el protestantismo o el islamismo.

Delitos que desde la Edad Media eran castigados con la hoguera fueron reemplazados por excomuniones. Las mujeres abortaban, los matrimonios se rompían y divorciaban, el lenguaje de la calle era vulgar, pecaminoso y no podía castigarse por ello. Algo empezaba a ir mal dentro de la iglesia. Daba la sensación que el edificio, construido con la sangre y el robo a millones de fieles y esclavos daba señales de desmoronamiento. En otras palabras, los pilares empezaban a temblar a medida que el pueblo tenía más libertades y menos miedo al castigo de Dios.

La sociedad española tras más de 40 años de mala siembra, de terribles sombras y creencias imaginarias se fue haciendo más progresista y menos ignorante; progresismo y sapiencia están reñidos con la iglesia. Separar esa iglesia del poder político sigue siendo el frente de batalla entre hadas madrinas y escépticos o negacionistas, ficción y realismo.

Quiero dejar claro que esto no es una crítica a esas personas que creen en un ser supremo, llámese Dios, ente o energía, sino a las religiones, a las tres religiones mayoritarias más extendidas por el mundo: cristiandad, judaísmo e islamismo, unidas curiosamente (pero no casualmente) por varios denominadores comunes, donde la Biblia es uno de ellos, el miedo es otro, la venganza, el castigo y la esperanza son el resto. Efectivamente, de la Biblia hebrea nació la religión hebrea, de ella, los Evangelios,  salió la cristiandad y  según Mohammed, un ángel le reveló lo que era verdad y mentira de la Biblia y el Inyil (Nuevo Testamento) para dar paso al Corán.

Todas esas religiones, como he indicado, tienen unos patrones comunes que les hacen similares en cuanto a su principal fin: manipular a las gentes. Que nadie se extrañe que el judaísmo apoyara a Roma y estuviera codo a codo con el imperio. Ni que el islam sea brazo ejecutor de los estados que ellos controlan para defender y extender su fe a costa de cualquier precio. Ni que la iglesia fuese y es una maligna máquina para cegar la inteligencia de sus fieles con amenazas del infierno y premios como el cielo. Por si fuera poco, esa iglesia siempre ha sido y ha formado parte de los regímenes más sanguinarios del planeta. Las religiones sencillamente son creadas y mantenidas para inculcar a las gentes unas normas y valores que previamente han establecido en sus cánones: poder y control, riqueza y sometimiento.

De existir un demonio sería la iglesia católica. A priori puede parecer una exageración pero si contamos toda la historia de esta religión desde que la fundara el emperador Constantino, la imposición de la Inquisición, la quema de inocentes, de científicos, el silencio y dedo acusador y del gatillo en los regímenes fascistas ¿seguirían pensando que es exagerado? La iglesia católica es sinónimo de cinismo: por un lado habla de amor y por otro lleva una espada. Sus defensores, una vez que las enormes evidencias de sus crímenes no pueden ocultarse, quieren destacar sus bondades, como las misiones o las escolarizaciones en el tercer mundo. No voy a hablar de Teresa de Calcuta, la cruel búlgara que engañaba al mundo con paz y amor y era todo dolor, las misiones tienen una clara razón de ser: la expansión de la religión y el adoctrinamiento de los recién cazados.  Tan sólo hay una asociación que es digna de mencionar, y es Cáritas. Sin embargo no es la piedra angular de la fe católica. La iglesia está asustada, tiene miedo ante el descalabro de sus postulados y privilegios.

España en estos momentos, su gobierno es defensor a ultranza de esta fe. Lógicamente lo es porque se trata de un equipo ultra-conservador y católico. Todo tipo de facilidades y fuertes subvenciones les apoyan, incluso en tiempos tan difíciles de recortes sociales, los ingresos eclesiales siguen subiendo. ¿Por qué la derecha apoya a la iglesia? La respuesta es fácil y recíproca: porque la iglesia apoya a la derecha.

En esta casa de vecinos insufribles llamada España, como decía al principio, la fe católica va cuesta abajo y sin freno. Con datos en la mano, y extraído de la Wikipedia sabemos que:

Según datos del Centro de Investigaciones Sociológicas, en 2013 un 73,1% de la población de España se considera católico.3 Sin embargo, la población española es actualmente poco practicante en su conjunto: según una encuesta realizada por el CIS en abril del año 2010, el 58,5% de los autodefinidos como creyentes de alguna religión dice no ir a misa o a otros oficios religiosos nunca o casi nunca y el 16,0% dice ir varias veces al año, mientras el 13,4% dice acudir a oficios religiosos casi todos los domingos y días festivos, y un 2,2% que va varias veces por semana.4.

Y todavía hay datos mucho más significativos, porque una cosa es la fe personal y otra seguir en práctica la religión. Veamos:

Un estudio6 de la empresa gallega Obradoiro de Socioloxia, realizado entre septiembre y diciembre de 2008, muestra la siguiente situación de la religión en España: católicos practicantes 29,2%, católicos no practicantes 51,3%, no creyentes 8,9%, ateos 7,6%, creyentes de otras religiones 2,1%.

La iglesia tiene un demonio, pero no es algo ajeno y de fuera, es un mal desde dentro. A medida que la cultura y el progreso se expande, las creencias mitológicas disminuyen. La historia es un gran juez que saca las mejores y peores cosas de la vida pasada y las sacará del presente. La historia pueden tratar de maquillarla o ocultarla pero termina haciéndose la luz. Y la luz no nos viene por las religiones, ni tan siquiera por ninguna divinidad. La luz la trae el conocimiento y la ciencia.

Pedro «maslinux»
Original
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