La necesidad del ateísmo

Percy Bysshe Shelley (4 de agosto de 1792 – 8 de julio de 1822) fue escritor, ensayista y poeta romántico.

PercySi deseamos explicar nuestras ideas de la Divinidad nos veremos obligados a admitir que, con la palabra Dios, el hombre nunca ha sido capaz de designar nada sino la causa más oculta, distante y desconocida de los efectos que veía; ha hecho uso de esta palabra sólo cuando el juego de las causas naturales y conocidas dejó de ser visible para él; tan pronto como perdió el hilo de estas causas, o cuando su mente no pudo seguir la cadena, terminó con sus dificultades y finalizó su búsqueda llamando Dios a la última de las causas, esto es, a aquélla que estaba más allá de todas las causas que conocía; de esta forma no hizo más que asignar una vaga denominación a una causa desconocida, ante la cual su ociosidad o los límites de su conocimiento lo forzaban a detenerse. Cada vez que decimos que Dios es el autor de algún fenómeno, esto significa que ignoramos cómo tal fenómeno fue capaz de operar con la ayuda de las fuerzas o causas que conocemos en la naturaleza. Así es que la generalidad de la raza humana, cuya suerte es la ignorancia, atribuye a la Divinidad no sólo los efectos inusuales que los perturban, sino más aún los eventos más simples, cuyas causas son las más simples de entender para cualquiera que sea capaz de estudiarlas. En una palabra, el hombre siempre ha respetado las causas desconocidas, los efectos sorprendentes que su ignorancia no le permitió desentrañar. Fue en este desconocimiento de la naturaleza que el hombre erigió el coloso imaginario de la Divinidad». (Percy Bysshe Shelley “La Necesidad del Ateísmo»).

«Si es infinitamente bueno ¿por qué razón deberíamos temerle? Si es infinitamente sabio ¿por qué deberíamos tener dudas concernientes a nuestro futuro? Si es omnisciente ¿por qué advertirle de nuestras necesidades y fatigarlo con nuestras oraciones? Si está en todas partes ¿por qué erigirle templos? Si es justo ¿por qué temer que castigará a las criaturas a las cuales llenó de debilidades? Si la Gracia lo hace todo por ellos ¿qué razón habrá para recompensarlos? Si es omnipotente ¿cómo ofenderlo, cómo resistírsele? Si es razonable ¿cómo puede enfadarse con los ciegos, a quienes les ha dado la libertad de ser irrazonables? Si es inamovible ¿con qué derecho pretendemos hacerlo cambiar sus designios? Si es imposible de concebir ¿por qué habremos de ocuparnos de él? Si ha hablado ¿por qué el Universo no se ha convencido? Si el conocimiento de un Dios es el más necesario ¿por qué no es el más evidente y el más claro?». (Percy Bysshe Shelley 1792—1822, poeta, escritor y filósofo romántico ateo inglés, en «La Necesidad del Ateísmo»).

Percy Bysshe Shelley (1792—1822). Poeta, escritor y filósofo romántico, anarquista y ateo inglés y también uno de los más destacados literatos de su tiempo en escribir abiertamente sobre el ateísmo. Su obra está impregnada de idealismo y de fe entusiasta en el futuro de la humanidad, pero también de melancolía ante las desdichas de la existencia; en ella desempeña un importante papel la naturaleza, concebida como vínculo entre el hombre y los valores absolutos. Siendo estudiante en Oxford trabó amistad con Thomas Jefferson Hogg y ambos escribieron el panfleto «La Necesidad del Ateísmo» (The Necessity of Atheism). Lo redactaron en un tiempo en que el ateísmo se asociaba con políticas extremistas y con la inmoralidad. Para el padre de Percy Bysshe Shelley, miembro del Parlamento y cristiano, era espantoso que su hijo adoptara tal postura. También existía la amenaza cierta de ser enjuiciado como autor de un libelo blasfemo.

Escrito y publicado a principios de (1811), el autor se aseguró de que estuviese a la vista en la librería Munday & Slatter de Oxford y lo publicitó tanto en la Universidad de Oxford como en el City Herald. Envió copias a Obispos Anglicanos y a autoridades de los Colegios de Oxford. Confiaba en provocar un debate razonado sobre el tópico del ateísmo, pero debió advertir que su comportamiento no era sólo discursivo sino muy provocador. La reacción fue rápida. Un clérigo de uno de los colegios entró a la librería, tomó el panfleto y lo leyó. De inmediato solicitó copias para quemarlas, reservándose una, como prueba.

El argumento ateo que se expresaba en el texto era epistemológico más que teológico (o anti-teológico). Sugería 3 clases de evidencias acerca de la existencia de Dios: la evidencia de los sentidos, el razonamiento sobre la naturaleza de la Causalidad Primera y el testimonio de otros. La información de los sentidos no es ninguna prueba, el razonamiento lógico destruye al Movimiento Originario y el testimonio de los otros puede no ser confiable. Considera inadecuadas todas las fuentes de conocimiento divino y, con la misma confianza de un matemático, concluía que todo había quedado demostrado.

Percy Bysshe Shelley retornó a sus razonamientos sobre Dios en las acotaciones de su largo poema juvenil “Queen Mab” (La Reina Mab) de (1813). En la nota: “No hay Dios” acrecienta sus razonamientos del panfleto original. Su escrito más contundente sobre el tema fue “Refutación al Deísmo” (1814), en el cual, tanto el Deísmo como el Cristianismo se representan como un diálogo (y ambos son derrotados con razonamientos). Debe destacarse que Percy Bysshe Shelley, a lo largo de su corta carrera, mantuvo la hipótesis de un “Espíritu Omnipresente y Eterno como el Universo y que permanece intacto”.

La intención del poeta inglés estaba en verdad dirigida contra un dios cruel y entrometido y lo que él consideraba la tiranía del Cristianismo. Antes de colaborar con Thomas Jefferson Hogg en la redacción del libelo, Percy Bysshe Shelley escribió en una carta: “Ardo de impaciencia por el momento de la disolución del Cristianismo”.

Percy Bysshe Shelley era joven e intransigente: el panfleto y su determinación de divulgarlo lo llevó a un enfrentamiento con su padre y a su expulsión de la Universidad de Oxford. Esto trajo como consecuencia, el fin de su educación (por fortuna era un autodidacta empeñosamente indagador) y la desavenencia con su familia, que por desgracia, le ocasionó una vida de penurias económicas. Sus escritos sobre religión, aunque escasos, en comparación con el volumen de su creación total como poeta de primera magnitud, tuvieron una considerable influencia. “La Reina Mab” fue frecuentemente publicada por librepensadores radicales del s. XIX (quienes debieron enfrentar procesos penales). “La Necesidad del Ateísmo” fue piedra angular en la historia del Ateísmo. Aunque hay pensamiento ateo en Charvaka Muni o Carvaka Muni (una escuela filosófica naturalista del siglo VI a.n.e. que floreció durante siglos en India) y argumentos ateos entre los griegos antiguos, Percy Bysshe Shelley fue el primer expositor abiertamente ateo de la Literatura Británica.

Y fue un celoso expositor como puede leerse en “La Reina Mab”:

The self-sufficing, the omnipotent,
The merciful, and the avenging God!
Who, prototype of misrule, sits
High in Heaven’s realm, upon a golden throne,
Even like an earthly king; and whose dread work,
Hell, gapes for ever for the unhappy slaves
Of fate, whom He created, in his sport,
To triumph in their torments when they fell!
(Traducción en prosa)

“Ese Dios autosuficiente, magnífico, misericordioso y vengador! Prototipo de desgobierno; se sienta en el trono de oro del reino del Alto Cielo, tal como un rey terrenal; para divertirse ,triunfador, cuando los desdichados esclavos del Destino creados por Él, caen a los tormentos, por la brecha siempre abierta del Infierno, su horrenda obra”.

http://gargantas-libertarias.blogspot.com/2012/03/la-necesidad-del-ateismo.html
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