¿Quién es Nahuel y por qué lleva encerrado 227 días en prisión?

Nahuel tiene 25 años y pertenece a Straight Edge Madrid, un colectivo que se define a sí mismo como antifascista, libre de drogas y libertario “con conciencia de clase muy bien definida”. El 4 de noviembre de 2015 fue detenido junto a otros cinco integrantes de este movimiento (entre los 19 y los 25 años) dentro de lo que se denominó Operación Ice. Todos están acusados de un presunto delito de pertenencia a organización criminal con fines terroristas por incendiar dos sucursales bancarias vacías (de La Caixa, el 30 de enero de 2015, y de Bankia, el 7 de mayo de 2013, ambas en la calle Cebreros de Madrid) y haber subido tres vídeos a YouTube –que aún no han sido retirados– en los que se incita a “defenderse de la policía”.

Después de pasar dos días en la comisaría de Moratalaz, fueron trasladados a la Audiencia Nacional, donde el magistrado del Juzgado Central de Instrucción número 3 dictó prisión provisional eludible para cuatro de los detenidos mediante el pago de fianzas de 3.000 a 10.000 euros. Para Nahuel y Borja, sin embargo, se dictaminó prisión provisional sin fianza, aunque tras 18 días en prisión Borja quedó en libertad después de que se fijara una fianza de 8.000 euros. Nahuel, seis meses después, sigue en la cárcel a la espera de juicio.

La prisión preventiva puede durar hasta dos años y prorrogarse otros dos pero es una medida que suele reservarse a quienes han cometido delitos graves. Para justificarlo en el caso de Nahuel, se alega riesgo de fuga y falta de arraigo. “Es lo que siempre alegan los jueces para no ponerlo en libertad, sobre todo si eres extranjero, que es el caso de Nahuel porque es peruano”, afirma su abogado, Eduardo Gómez.

Las pruebas

Según el atestado policial, algunos de los indicios de que los miembros del colectivo son los autores de este acto delictivo son: la presencia previa de pintadas –“Muerte al capital”, “SXE MAD” (Straight Edge Madrid) y “F.I.J.L.” (Federación Ibérica de Juventudes Libertarias)– en las oficinas incendiadas; la ausencia de imágenes de los autores a la entrada o salida de las estaciones de metro –por lo que se deduce que podrían residir en las inmediaciones-; y las pintadas halladas en los pasos subterráneos por los que presuntamente huyeron, en las que se puede leer “SXE MAD”, “Ni drogas ni racismo ni Estado ni Especismo XAX”, “No te evadas, contraataca” y otras de “marcado carácter feminista” como “Resistencia feminista”, “Macho: si tocas a una estás muerto”, lo que “induce a pensar que entre los autores de las mismas se encuentra, al menos, una mujer”.

Llama poderosamente la atención que los vídeos por los que se les acusa, y en los que, según el auto judicial, presuntamente se realizan llamamientos a la violencia y se reconoce expresamente su responsabilidad en los ataques a entidades financieras aún no hayan sido retirados. Uno de ellos, el documental (por llamarlo de alguna manera) Bajo la capucha: yo tapo mi cara, tú tapas la realidad’, alterna declaraciones de tres encapuchados con la voz distorsionada, identificados como miembros de Straight Edge Madrid, en las que rechazan el pacifismo como vía revolucionaria y llaman a “defenderse de la policía como herramienta del Estado”, con grabaciones de actuaciones policiales en desahucios y manifestaciones junto a escenas de películas como El Club de la Lucha, Los Simpson, South Park, V de Vendetta o Bichos.

En el registro de la casa de Nahuel se intervinieron “botes de humo, bengalas y petardos”, añadiendo en el auto judicial que estos objetos son “utilizados normalmente para la comisión de hechos violentos”.

Régimen FIES y castigos ejemplarizantes

Nahuel está además incluido en el régimen FIES (Fichero de Internos de Especial Seguimiento) y en aislamiento, reservado a los presos más conflictivos y peligrosos. Todo esto, recordemos, por –presuntamente– haber incendiado dos sucursales bancarias en las que no se puso en riesgo la vida de ninguna persona ya que estaban vacías.

Las restricciones que se aplican son, entre otras, la imposibilidad de compartir celda con otros presos, la prohibición de participar en ningún tipo de trabajo, taller o curso, la prohibición de tener más de dos libros y más de dos mudas de ropa, comer dentro de la celda, salir al patio tan sólo dos horas al día y el cambio constante de centro penitenciario sin tener en cuenta la vinculación familiar del preso a una ciudad determinada. De hecho, en seis meses Nahuel ha pasado ya por cuatro cárceles: la de Soto del Real, Navalcarnerao, Estremera y Sevilla. Según su familia, no se está respetando el derecho a la dieta vegana que le fue concedido por el Juzgado Central de Vigilancia Penitenciaria. Además, algunos funcionarios de instituciones penitenciarias se quejan de que casos como el de Nahuel se han hecho cada vez más comunes en las cárceles españolas, imponiendo la prisión preventiva como medida ejemplarizante para mantener a raya las reacciones al descontento social.

Fuente: instinto salvaje

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