El pensamiento diabólico

Si lo que divide es lo diabólico, la fuente de división es el pensamiento. Hay que superar el pensamiento divisivo. Transformarlo en pensamiento holístico.

La división genera desorden y conflictos. De ahí la sentencia «divide y venecerás». En una guerra quien divide más, acaba ganando. A sociedades más divididas, sociedades más jerárquicas y por lo tanto más autoritarias y totalitarias.

La causa del autoritarismo es la división de la sociedad en clases. La ideología en este contexto es divisiva, los partidos son su efecto. Quien funda la jerarquía, funda el Poder. 

No puede haber solidaridad y empatía en una sociedad jerárquica. Quien acepta el autoritarismo se acaba haciendo cómplice de su verdugo. Ya no hay diferencia alguna entre víctima y verdugo. Tanto el uno como otro se necesitan para retroalimentarse continuamente y darle un sentido a la vida. 

La obedencia es el castigo al sometimiento y viceversa. Sin obediencia no habrían ni victimas ni verdugos. La obediencia es la causa de la violencia, la víctima al obedecer al verdugo se hace cómplice de la violencia. Sin quererlo aquella también es causa y efecto de la violencia. Conclusión; no se puede tolerar lo intolerable.

Bien pensado si se medita bien la pregunta de qué fue primero si la gallina o el huevo resulta ser una absurdo. Porque tanto huevo y gallina son causa y efecto de un animal en concreto. Sin gallina no habría habido huevo y sin huevo tampoco existiría la gallina. 

Por ese motivo tanto la existencia de explotados como de explotadores o dominadores o dominados no responden a ninguna causa inicial que explique el fenómeno tal como sucedió en realidad a no ser que se dieran otros condicionantes psicológicos como la obediencia, la persuasión, la intimidación o la represión o una mezcla variada de todas éstas.

Por lo tanto el fenómeno de la acumulación que dio origen a la riqueza no se podría haber dado sin que antes hubiera habido un explotador y un explotado. Vemos como el explotador y el explotado corresponden en su conjunto y al mismo tiempo al fenómeno de causa y efecto.

No fue primero el explotador, la causa que dio origen al explotado sino que las dos contrapartes se retroalimentaron al mismo tiempo para dar cabida al fenómeno de la explotación del hombre por el hombre.

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